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El laberinto en la mesa de negociaciones en Panamá

A casi un mes de haber estallado las primeras huelgas y protestas sociales en Panamá, contra la inflación y la carestía de la vida, la lucha se mantiene al rojo vivo. El gobierno de Laurentino Cortizo esta debilitado por la embestida del movimiento sindical y popular. Ha amenazado, ha reprimido las protestas, pero al final se ha tenido que retroceder, con un discurso conciliador y sentarse a negociar, no en mesas separadas, sino en una sola mesa de negociación.

Pero lo que puede analizarse como un triunfo de la protesta popular, puede convertirse en lo contrario. Debido a que el gobierno de Cortizo no tiene fuerzas para reprimir las enormes protestas sociales, ahora pretende derrotar al movimiento popular en la mesa de negociaciones.

La lucha popular en Panamá consta de dos direcciones fundamentales: 1.- la Alianza Nacional por los Derechos de los Pueblos (ANADEPO), que tiene su principal base social en la provincia de Veraguas, y que agrupa a pequeños y medianos productores, incluida la combativa Asociación de Profesores Veragüense (AEVE), en la que el Partido del Pueblo de Panamá (PPP) tiene influencia. 2.- la Alianza Pueblo Unido por la Vida (APUV) que agrupa a sindicatos de empleados públicos y centrales obreras, entre ellos al el Sindicato Único Nacional de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares (SUNTRACS), influenciado este último por el Movimiento de Liberación Nacional-29 de Noviembre (MLN-29)

Ambas direcciones se pusieron de acuerdo en exigir una sola mesa de negociación, pero no se pusieron de acuerdo en las exigencias comunes. Y aquí es donde un triunfo parcial, establecer una sola mesa de negociaciones, puede convertirse en una trampa mortal. Todas las discusiones han girado en torno a la congelación de precios, dejando relegado el aumento de salarios.

La actual alza de precios a nivel mundial es producto directo de los miles de millones de dólares que fueron impresos en Estados Unidos, sin respaldo alguno, para contrarrestar los efectos de la pandemia en ese país. Pero semejante flujo de dólares sin respaldo ha tenido consecuencias en todo el mundo, especialmente en Panamá, un país con una economía centrada en los servicios y que, igual que El salvador, no tiene moneda propia, sino que circula el dólar como moneda oficial.

En esas condiciones, pretender congelar precios es una utopía. El gobierno de Cortizo ha aceptado congelar los precios del 30% de la canasta básica, pero los precios no dependen de una decisión administrativa sino del flujo de mercancías del mercado mundial. Ahora bien, no es lo mismo la congelación de precios, que establecer un control de los márgenes de ganancias de los grandes comerciantes, que si es un punto toral. Este control del margen de ganancias solo se puede realizar por medio de una reforma fiscal bajo el principio que quienes ganan más deben pagar más impuestos, y no a la inversa como ha ocurrido en la realidad, donde la clase media y los sectores populares son quienes pagan los platos rotos.

La mesa de negociaciones se ha convertido en un resbaladizo laberinto, mientras la gente en la calle espera repuesta concretas a sus demandas. La situación dentro de la mesa de negociaciones se torna más peligrosa porque Cortizo va a incorporar a los grandes empresarios del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), quienes han formado la Gran Alianza Nacional por Panamá (GANP) para forcejear e, incluso, boicotear cualquier posible acuerdo dentro de la mesa de negociaciones. El laberinto se va a convertir en un Torre de Babel.

La situación es crítica, porque a casi un mes de haber estallado la lucha no hay repuestas concretas, salvo la congelación de precios de los combustibles, pero esta medida solo beneficia a la clase media que tiene automóviles, y no a las grandes masas populares. Cortizo aceptó congelar los precios de los combustibles por algunos meses, para separar a la clase media de las protestas populares.

Evidentemente, hay una crisis estructural del capitalismo en Panamá, y los empresarios se van a oponer a cualquier solución que toque sus bolsillos. Mientras se discuten los problemas de fondo, como la reforma fiscal, el precio de los combustibles, o la congelación de precios o ganancias, se requiere solución inmediata para quienes viven de sus salarios, o quienes no tiene salarios.

Y las dos soluciones centrales son aumento de salarios conforme el costo de la vida, y renta básica o subsidio o seguro de desempleo para las decenas de miles de persones que tienen bajos ingresos o sencillamente no lo tienen.

Si no hay soluciones inmediatas a corto plazo, la estrategia de Cortizo y los empresarios, de cansar al movimiento sindical y popular, puede dar nefastos resultados.

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