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VENEZUELA.- un “Caracazo” en cámara lenta y la maniobra de una Asamblea Constituyente corporativista

La crisis económica y social de Venezuela está llegando a su punto culminante. A diario se producen manifestaciones, choques con la policía, muertos y heridos por la represión gubernamental, pero el descontento lejos de amainar se intensifica cada vez más.

 

Las conquistas materiales obtenidas en la época del boom petrolero, bajo la presidencia de Hugo Chávez, han sido borradas, provocando un enorme descontento social contra el gobierno de Nicolás Maduro. La historia se repite en Venezuela. El 27 y 28 de febrero de 1989 se produjo una insurrección espontanea de las masas, conocida como el “caracazo”, la que fue reprimida salvajemente por el Ejercito y las fuerzas de seguridad. El gobierno de Carlos Andrés Pérez, acosado por la caída de los precios del petróleo, descargó todo el peso de la crisis en las masas, y estas se rebelaron. De esa enorme conmoción social fue que surgió la figura de Hugo Chávez, como representante de un sector de las fuerzas armadas que se oponía a ese tipo de políticas

Ahora, 28 años después, estamos asistiendo a un fenómeno similar, otro “caracazo”, pero en cámara lenta, aunque la película tiende a ir cada vez más rápido. La caída de los precios del petróleo, el principal ingreso de Venezuela, es la base material de la indignación social contra el gobierno de Nicolás Maduro. Al no tener recursos líquidos, ya no puede atender las mínimas demandas sociales

Las manifestaciones masivas, los enfrentamientos con la Guardia Bolivariana, han creado un ambiente de guerra civil inminente. Hay dos factores que han impedido que el Caracazo se repita. Por un lado, el control que todavía ejerce el chavismo, a través de sus estructuras. Un sector importante todavía cree el gobierno de Maduro pasa por un mal momento, temporal, y que un alza de los precios del petróleo devolverá la normalidad. Por el otro lado, los partidos de derecha, agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), han logrado capitalizar el descontento, ganar las últimas elecciones legislativas, y controlar la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional.

Los errores del gobierno de Nicolás Maduro son explotados hábilmente por la derecha. Y es que en el chavismo debemos distinguir dos etapas: la primera, bajo la presidencia de Chávez, que es la época del boom petrolero, y la segunda se inició con la muerte de Chávez y el inicio del gobierno de Maduro, que es la época de la crisis de los precios del petróleo y el derrumbe de todas las conquistas materiales de la revolución bolivariana.

La relación del chavismo con las masas ha cambiado, ahora el chavismo de Maduro no resiste la embestida de la derecha, apoyándose en las masas, sino en el aparato del Ejercito y las fuerzas de seguridad. El régimen político ha cambiado, ya no es un régimen que se apoya en la mayoría de las masas, sino que lucha contra ellas.

El gobierno de Maduro es la negación del pensamiento de Chávez, quien siempre recurrió a las elecciones para derrotar a sus enemigos. Maduro, en sentido contrario, ha congelado el referendo revocatorio y ha suspendido las elecciones regionales, mostrando características dictatoriales, en un contexto de profundo descontento popular.

Siempre hemos insistido que la salida a la crisis en Venezuela debe ser democrática, es decir, la mayoría del pueblo debe decidir su futuro, por eso planteamos la necesidad de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. Pero el gobierno de Maduro ha salido con una nueva pifia, convocando a una supuesta Asamblea Constituyente, pero no a través del sufragio universal, sino a través de los gremios o sectores sociales. Eso no es una Constituyente, sino una maniobra antidemocrática, corporativista, destinada a ganar tiempo.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) reiteramos que, para preservar las pocas conquistas aun en pie de la revolución bolivariana, se debe convocar a una verdadera Asamblea Nacional Constituyente, donde voten libremente todos los venezolanos. La derecha del MUD quiere aprovechar la crisis para llevar agua a su molino. Las estupideces políticas de Maduro le facilitan la tarea. Se debe convocar a una verdadera Asamblea Nacional Constituyente que decida si termina con el gobierno de Maduro, y al mismo tiempo debe nombrar un gobierno provisional, cuya principal tarea debe ser garantizar la alimentación y las condiciones mínimas de vida de los venezolanos. La pelea por defender la revolución apenas comienza.

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