Medio Oriente

 

Por Nicolás Le Brun

La revolución de las masas árabes  del Norte de África y del Medio Oriente viene a representar uno de los puntos álgidos del movimiento de masas en los últimos años. Este hecho pone de nuevo en el tapete de la discusión muchos fenómenos de la lucha de clases y del programa y principios del marxismo revolucionario.

Uno de ellos es que la movilización revolucionaria de las masas es la única forma de poder deshacerse de la dominación de los gobiernos que bajo diferentes formas y grados, explotan a los trabajadores y el pueblo.

Este estallido tiene inquieto al imperialismo, que se ha apresurado a tratar de restablecer el orden por medio del maquillaje democrático a los moribundos regímenes. Los casos de Túnez y Egipto son el ejemplo.

Sin embargo, la revolución libia le puso enfrente otro escenario, el de la guerra civil. Las masas armadas que tumban a los gobiernos genocidas y dificultan  la maniobra de la reacción democrática.

El imperialismo se juega por mantener el equilibrio en la región

Los llamados de las potencias imperialistas condenando la represión del régimen de Bashar Al Assad no pueden prestarse a confusión.

En primer lugar, Al Assad ha jugado un papel importante para controlar por la fuerza a la mayoría sunita de su país, sobre todo en el contexto de la intervención de las fuerzas de la coalición en el 2003.  Las contradicciones con el imperialismo no nos deben llevar a sacar falsas conclusiones, forma parte del nuevo reacomodo de fuerzas en el Medio Oriente y el papel  que, como potencia, busca tener Rusia.

Este último país mantiene una larga cooperación con el régimen sirio debido a la gran cantidad de dinero que representan las transacciones entre los dos países, sobre todo en la materia de armas. Los sirios han comprado en los últimos años cerca de 4 mil millones de dólares en armamento  y sólo en el 2010 compraron 700 millones.

Pero no menos importante para los rusos es la única base naval que tienen fuera de los antiguos países miembros de la Unión Soviética. La base de Tartús es de vital importancia para los intereses rusos en el área.

A lo largo de los años ha existido un estira y encoje en las relaciones entre Siria y Occidente. Entre los últimos acercamientos con las potencias de occidente se encuentra la iniciativa lanzada por Sarkozy para crear esta comunidad del Mediterráneo que le hizo coquetear con todos los gobiernos del área. El documento de la UE es claro y elogioso con el régimen de Damasco.

 “Los objetivos estratégicos de la cooperación de la UE con Siria es en beneficio recíproco de la UE y Siria para estrechar las relaciones. Siria es un factor clave en la estabilidad regional y desempeña un papel fundamental como país de tránsito entre la UE y Oriente Medio. Siria y la Unión Europea han privilegiado los lazos culturales y un importante potencial para ampliar las relaciones económicas. Por su cooperación, la UE también ayudará Siria en sus esfuerzos por mejorar el bienestar de su pueblo. Para el período 2007-2013, el objetivo se basará en los logros y las lecciones de Cooperación anterior y Siria para prepararse para la plena participación en la política Europea de Vecindad, a medio plazo. Sin querer establecer el ritmo de las reformas en Siria, el compromiso financiero de la UE aumentará gradualmente y dependerán de los “avances”. (Instrumento europeo de vecinaje y asociación y la República Árabe de Siria).

A pesar de las sanciones establecidas por el gobierno de George W. Bush contra Siria, en el año 2009 se re establecieron las relaciones sirio-estadounidense.

La lucha contra el régimen se intensifica

Las movilizaciones al estilo de las que llevaron a cabo los vecinos países de Oriente contra los regímenes fueron cambiando de forma a lo largo de este año que lleva el proceso de lucha.

Poco a poco, las deserciones en el ejército se han venido dando. Sin embargo la médula del mismo no se ha partido y parece que esto es difícil en la coyuntura actual. La estructura del ejército se basa fundamentalmente en la minoría alauita, la misma a la que pertenece el presidente Al Assad. Además, las minorías drusas y cristianas mantienen hasta el momento su  apoyo  al régimen.  

Las informaciones no son claras en cuanto a la cantidad de miembros del Ejército Libre Sirio ni de su presencia en el enfrentamiento a lo largo del territorio nacional. Sus dirigentes afirman tener cerca de cuarenta mil miembros, pero otras fuentes no calculan más de veinte mil.

Esto no impide al régimen de intensificar también la represión. Las víctimas se calculan en más de 6,000 personas y la cuenta no acaba.

Sin embargo todo este sacrificio llevado a cabo por las masas sirias no parece tener relación con la política de la dirigencia del CNS que busca por todos los medios  llegar a un acuerdo para poder realizar una transición “pacífica” del régimen.

Una salida como la de Egipto, donde los resultados de la farsa electoral llevada a cabo por los militares no han podido evitar que las masas sigan demandando reformas de fondo al régimen castrense.

Tanto el imperialismo como la misma oposición saben que la radicalización de la lucha no  conviene a sus intereses. La estabilidad de la zona es crucial sobre todo en el marco de una posible intervención militar en Irán.

La reciente y fracasada misión de la Liga Árabe sirvió para mostrar la verdadera cara de los gobiernos árabes, que buscan taparse todos con la misma cobija. No van a alentar a la oposición ni a las masas en lucha porque eso sería como afilar el cuchillo que les cortaría su garganta.

Las masas sirias deben armarse para derrocar al régimen

La revolución libia mostró el camino. Las masas se armaron y fueron provocando poco a poco la caída del gobierno de Gadafi hasta arrinconarlo y ajusticiarlo. Ya las masas sirias han ido progresivamente en esa vía. Las colectas para comprar armamento se hacen en muchas de  las zonas donde hay enfrentamiento.

Pero esta tarea necesita de la más amplia solidaridad internacional y sobre todo de la más amplia unidad de los pueblos en lucha, para evitar que las hábiles maniobras de los imperialismos norteamericano y europeo neutralicen la movilización de las masas y coloquen la lucha bajo el control de la oposición moderada pro-occidental.

Los intereses de Rusia y China en el veto sobre siria

El centro de la insurrección contra la dictadura de Bashar al Assad es la ciudad de Homs, la cual ha sido bombardeada y reprimida violentamente por las fuerzas de seguridad. La Liga Árabe formó una comisión internacional de observación que en realidad no logró para la matanza del régimen.

La Unión Europea y los Estados Unidos derramaron lágrimas de cocodrilos por las victimas de la represión en Homs, pero en la práctica no han hecho absolutamente nada por socorrer a las victimas de la represión ni por ayuda a las masas insurrectas. Los países imperialistas centraron su política en intentar obtener cambios graduales, que no desestabilizaran la región del medio oriente, a través de una posible resolución de condena del Consejo de Seguridad de la ONU, que terminaría aislando y presionando a Bashar Al Assad, pero la resolución de condena terminó siendo vetada por Rusia y China el pasado 4 de febrero. Es la segunda ocasión que Rusia y China vetan una resolución sobre Siria.

Rusia tiene intereses muy particulares en Siria que comprenden no solo la base militar en el puerto de Tartus, sino el hecho que es un estado muy cercano a las fronteras de Rusia, específicamente a los Estados de Georgia y Azerbahian.

Actualmente existe un conflicto cada vez más abierto entre el naciente imperialismo ruso y los Estados Unidos. La administración de Barack Obama resucitó el programa antimisiles de la “Guerra de las Galaxias”, pero ahora bajo la forma de un escudo antimisiles en contra de Rusia, lo que ha generado tensiones entre ambas potencias imperialistas.

El área de influencia de Rusia se ha venido reduciendo con los cambios políticos en Medio Oriente. La caída abrupta del régimen de Bashar Al Assad, tradicional aliado de Rusia, reduciría aun más esta pequeña área de influencia rusa.

Además habría que agregar la existencia de una fuerte comunidad kurda en Siria. Los kurdos son una nacionalidad dividida y desparramada por una conspiración imperialista, en varios Estados: Turquía, Rusia, Irak, Irán y Armenia. El derrocamiento de la dictadura de Bashar Al Assad reavivaría el sentimiento nacional de los kurdos a reunificarse en su propio Estado.

Rusia apoya tecnológicamente el programa nuclear iraní, y no es descartable que termine negociando a su aliado iraní, si logra llegar a un acuerdo aceptable con Estados Unidos sobre el retiro del escudo antimisil que la OTAN ha comenzado a desplegar. Por el momento, la firmeza de Rusia en la defensa de sus áreas de influencia, han oxigenado al régimen sirio.

Con su veto, Rusia y China pretendieron evitar el derrocamiento revolucionario de la dictadura de Bashar Al Assad, y presionan en sentido contrario por una transición ordenada, es decir, quieren evitar la destrucción del ejército y los aparatos de seguridad.

Liu Weimin, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, explicó el veto: "pedimos a todas las partes implicadas que cesen la violencia en Siria, eviten causar víctimas civiles inocentes, restauren el orden en el país lo antes posible, y respeten la razonable solicitud del pueblo sirio de reforma y salvaguarda de sus propios intereses".

Al igual que Rusia, China, como potencia capitalista e imperialista emergente, luchan por mantener áreas de influencia, aunque con ello enfrenten la política del amo mayor: el imperialismo norteamericano.

Mientras tanto, las masas sirias son masacradas, como lo fueron en su momento los chiitas durante su rebelión en 1991.

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