Por Anay Cano
CEAMO
La fundación del Estado de Israel estuvo vinculada directamente al proceso de migración judía desarrollado entre 1918 y 1948. Desde ese momento hasta la actualidad, la migración experimentó variaciones a favor ó en detrimento. Por lo tanto, la legitimidad y la seguridad de ese país partían de mantener y aumentar su población judía. En 1950, la Ley del Retorno garantizó la ciudadanía libre y automática a todo inmigrante judío procedente de cualquier parte del mundo; con derecho a residencia y a la adquisición automática de la nacionalidad al arribar al país. La crisis económica de Israel en 1965-1966, las guerras de 1967 y 1973, la agresión al Líbano en 1978 y 1982, y las acciones de la Intifada a partir de 1987 conspiraron contra la inmigración judía que era imprescindible para establecer asentamientos judíos en los territorios árabes ocupados.
Para el entendimiento del crecimiento demográfico israelí, es necesario conocer lo referido a la aliyah (inmigración, en hebreo). La aliyah fue uno de los elementos fundamentales del Sionismo. Histórica y políticamente, la aliyah es lo que explica el crecimiento de la población judía antes y después de la fundación del Estado de Israel.
El principal factor político asociado a la importancia de la aliyah tiene que ver con la diferencia notable en lo relativo al crecimiento demográfico entre judíos y no judíos, principalmente de la población árabe. En el plano demográfico, la población judía debía equiparar o representar un número significativo con respecto a la población árabe que vivía en el Estado Judío.
La mayoría de los inmigrantes que llegaban a Israel procedían de países pobres, pero era necesario poblar el nuevo Estado. En los años 90´ se dio un incremento notable en la inmigración de judíos soviéticos, lo que propició que el Estado israelí pusiera más empeño en buscar cierto equilibrio demográfico en Gaza y Cisjordania. Así, una de las mayores preocupaciones del gobierno es que la población de Israel se convierta completamente en árabe.
Las leyes israelíes discriminan claramente a quienes no son de confesión judía y confieren expresamente un tratamiento preferente a los ciudadanos judíos en ámbitos como la educación, la asignación de viviendas, el sistema de salud o el empleo. Cuando un individuo o familia judía llega a Israel no solo se le concede automáticamente la nacionalidad israelí sino que se le otorgan todo tipo de beneficios económicos y sociales.
El actual plan de absorción de inmigrantes contempla importantes beneficios. Cada familia recibe una suma adicional de 2 500 dólares en efectivo al llegar al aeropuerto de Israel, además de la suma de 4 000 dólares asignada en planes anteriores, y de los que se venían beneficiando los inmigrantes judíos procedentes de la ex Unión Soviética y Sudáfrica. (1)
Cuando los inmigrantes llegan a Israel tienen como posibilidades ir al Centro de Absorción de Inmigrantes de Raanana, a unos 25 km. al norte de Tel Aviv, o acogerse a algunos planes de absorción directa que ofrecen los asentamientos de colonos, eso sí, a costa de ganar más terreno y despojar de sus viviendas a los palestinos. Esta política gubernamental favorece la libre elección de vivienda y lugar de residencia.
Muchos analistas no dudan que los esfuerzos de los sucesivos gobiernos israelíes van dirigidos a incrementar la población de fe judía para contrarrestar el mayor crecimiento que está teniendo la población árabe en las últimas décadas. Los datos indican que la población judía en Israel representa el 81,3% del total de habitantes, mientras que la población árabe corresponde al 18,7% restante. La población israelí tuvo en el año 2001 un crecimiento del 2,3%, inferior al 2,6% registrado en el 2000. (2) Este estancamiento se debe al descenso observado en el número de inmigrantes que llegaron a Israel en ese año. En el año 2000 hubo 136 390 nuevos nacimientos, de los que un 67% correspondían a niños judíos y un 33% a niños árabes. El número más alto de nacimientos se registró, paradójicamente, entre las madres judías de los asentamientos de Gaza y Cisjordania, con una media de 4,5 hijos por familia, ligeramente por encima del promedio de 4,3 hijos por familia de la comunidad árabe-israelí. Sin embargo, fuera de los asentamientos, la fecundidad es mucho mayor dentro de la comunidad árabe que en la judía. (3)
Los demógrafos prevén que el peso de la población árabe en la ciudad de Jerusalén ascienda hasta un 37,8% para el año 2020, de mantenerse la reducción del flujo de inmigrantes judíos y la mayor natalidad en la comunidad árabe. S. D. Pergola, demógrafo de la Universidad Hebrea de Jerusalén, advierte sobre los desafíos que entraña para la sociedad judía el mayor crecimiento proporcional de la población árabe en la ciudad. Según él, si bien el porcentaje es de un 70% de judíos y un 30% de árabes en la población de Jerusalén, dicha proporción para el año 2020 se reducirá hasta el 55%-45%. (4) El gobierno ha considerado necesario adoptar medidas a nivel político para contrarrestar esta desproporción y medidas preventivas para revertir la tendencia actual, siendo prioritario para el Estado israelí que se mantenga una mayoría judía.
El plan instrumentado para favorecer a la inmigración de judíos ha venido acompañado de campañas mediáticas, como la desarrollada bajo el lema “Israel llama, es momento de responder”, encaminadas a presentar a Israel como el paraíso ante los judíos del mundo. Aprovechando la cobertura de una crisis económica o social que se presente en cualquier país del mundo para hacer este llamado y ofrecer una solución a los judíos a través de la migración a la tierra prometida. El actual plan de absorción de inmigrantes contempla importantes beneficios económicos. Cada familia recibe una suma adicional en efectivo al llegar al aeropuerto de Israel. El programa también incluye ventajas en materia de vivienda e incluye la subvención de los estudios universitarios e importantes descuentos impositivos.
El Instituto de Seguro Nacional (ISN), la agencia del gobierno encargada de implementar la ley de Seguro Nacional (1954) y otros estatutos de bienestar social, ha venido pagando desde 1968 pensiones de jubilación a las personas que no estaban cubiertas por la Ley de Seguro Nacional, principalmente a inmigrantes recientes. El ISN reconoce a todos los inmigrantes judíos como residentes con derechos iguales inmediatamente después de su llegada a Israel, y a aquellos que son mayores de 65 años les otorga una pensión de jubilación. El Centro de Absorción de Inmigrantes de Raanana, oferta algunos planes de absorción directa que ofrecen los asentamientos de colonos o algunas municipalidades interesadas en recibir nuevos inmigrantes, eso sí, a costa de ganar mas terreno y despojar de sus viviendas a los palestinos.
El principal problema que enfrentan los inmigrantes judíos en Israel es el idioma. El gobierno israelí proporciona gratuitamente a los recién llegados cursos de idioma hebreo para facilitarles su inserción en el mercado laboral a través de las agencias de colocación, unas facilidades que no tienen otros inmigrantes no judíos.
A lo anterior se añade el lugar que ocupan los no judíos en Israel en la contemporaneidad, de los cuales la mayoría son fundamentalmente árabes, sobre todo musulmanes; aunque también existen comunidades de cristianos y drusos. La población actual de Israel se divide entre los nacidos en el país y los provenientes del resto del mundo, por lo que existe un mosaico poblacional con diversos trasfondos religiosos y culturales. Igualmente, los estilos de vida oscilan desde lo moderno a lo tradicional, de lo urbano a lo rural, y de lo colectivo a lo individual. La emigración continuada combinada con la inmigración decreciente, junto a los índices de crecimiento demográfico naturales desiguales de judíos y árabes, permiten pronosticar, que hacia el año 2020, la proporción de la población judía disminuiría notablemente. Si los territorios de Cisjordania y la Franja de Gaza fuesen anexados a Israel, la población judía constituiría una minoría clara en el Estado. (5)
En resumen, los aspectos esenciales de esta crisis demográfica son:
1. Existe una brecha entre el crecimiento poblacional judío israelí y el árabe israelí.
2. La existencia de divisiones profundas que afectan a la sociedad civil. Estas divisiones están relacionadas con la falta de integración de algunas capas de la población: los árabes israelíes y una buena parte de los judíos sefardíes, entre otras.
3. Continúan acentuándose las diferencias económicas entre dichos grupos, y la diferencia de derechos institucionales a los que tienen acceso.
4. Y por último, el sentimiento de pertenencia nacional entre los sabras (judíos nacidos en Israel) y los judíos inmigrantes es totalmente diferente. (6)
La actual crisis demográfica latente en Israel, constituye un problema para la estabilidad social de ese país y una amenaza para el carácter judío de su Estado. Hasta el momento, el gobierno ha encontrado la solución temporal en una mayor estimulación a la migración judía; pero la realidad demográfica se vuelve en contra de Israel con el avance del tiempo.
Referencias:
(1) “La batalla demográfica”, Red Mundo Árabe, www.Israel/la_batalla_demográfica.htm.
(2) Ídem.
(3) Ídem.
(4) Ídem.
(5) “Las migraciones humanas en el contexto de las relaciones internacionales”, segunda parte, Tabloide No.1 Año 2009, Universidad Para Todos.
(6) Ben-Ami, Shlomo. “¿Cuál es el futuro de Israel?”, Ediciones B, S.A., Barcelona, 2002.
Anay Cano es investigadora del Centro de Estudios sobre África y Medio Oriente de La Habana (Cuba).