Editorial de Workers World-Mundo Obrero
Incapaces o reacios a llegar a un acuerdo para ampliar el gasto del gobierno, el Congreso estadounidense ha provocado un cierre del gobierno. Rápidamente despedirá temporalmente a 800.000 trabajadores/as gubernamentales, mantendrá a otros/as empleados/as trabajando sin paga y amenazará recortar algunos programas sociales esenciales como el de asistencia para mujeres, infantes y niños (WIC por las siglas en inglés) e instituciones como el Centro para el Control de Enfermedades, ya disminuido por el secuestro.
El conflicto en el Congreso enfrenta a los/as republicanos del Partido del Té contra la administración de Obama, mientras los/as otros/as republicanos/as--hasta ahora—se han alineado con su ala más intransigente y reaccionaria. La escoria del Partido del Té en el Congreso parece no preocuparse de que podría pagar un precio político si su obstruccionismo retarda el crecimiento de la ya frágil economía capitalista—lo que ocurriría si hay un cierre extendido.
Esta agrupación, financiada por multimillonarios ultraderechistas como los hermanos Koch, sobre todo se ha centrado en la nueva ley de salud, Obamacare. Ésta tiene muchos defectos y complicaciones que se crearon cuando los demócratas permitieron que las industrias farmacéutica, médica y de seguros la diseñaran. Si el nuevo plan simplemente hubiera extendido el Medicare a toda la población, habría despertado la oposición de la industria médica pero habría sido extremadamente popular entre la clase obrera, como lo son el Medicare y el Seguro Social.
El gobierno ha tomado medidas para mantener la maquinaria represiva del estado trabajando. Obama firmó un proyecto de ley antes del cierre para continuar pagando a todos los militares activos. Los drones que disparan cohetes en Pakistán y Yemen seguirán siendo financiados, así como los misiles apuntados hacia Damasco en Siria. Los/as veteranos por el contrario, van a experimentar demoras en recibir sus beneficios, y 400.000 empleados/as civiles del Pentágono serán enviados/as a casa con vacaciones sin paga.
Aunque el foco del ataque republicano está en Obamacare, la verdadera cuestión es sobre el presupuesto y cómo se financia. Aunque están en desacuerdo acerca de si se deben aumentar algunos impuestos, quiénes deberían ser gravados o cuán rápido deben cortarse los programas, el Partido del Té, los/as republicanos/as y los/as mismos/as demócratas comparten un programa básico. Están de acuerdo en principio que debe reducirse el déficit del presupuesto y que la prioridad del gobierno debe ser continuar pagando los intereses sobre préstamos bancarios mientras continúan la financiación de la máquina militar.
Como resultado, cortan el déficit atacando a todos los programas existentes que, o bien proporcionan beneficios a los/as trabajadores/as y a los/as pobres – como los cupones de alimentos, el WIC, los almuerzos escolares - o que monitorean los crímenes de los patronos - como la inspección de alimentos y la vigilancia del medio ambiente - o que proporcionan servicios esenciales, como la oficina de correos y el Centro para el Control de Enfermedades. Si ocurren estos recortes, el gobierno, incluso más que ahora, se convierte en una herramienta exclusivamente de los bancos y de los súper ricos.
Estos ataques hacen del Partido del Té y los/as republicanos/as, enemigos evidentes de los/as pobres y los/as trabajadores/as. Sin embargo, el Partido Demócrata, tal y como descartó las mejores partes de un plan universal de salud, puede esperarse que conceda partes de los programas que ayudan a los/as trabajadores/as, incluso el Seguro Social y el Medicare.
La lección del cierre entonces, es la necesidad de que los/as trabajadores/as, las comunidades y todas las personas pobres se organicen independientemente de los grandes partidos políticos capitalistas para defender sus intereses de clase, como por ejemplo mediante la organización de asambleas populares y de trabajadores/as.