Barack Obama: el irresistible fenomeno del populismo imperialista

 

 

Por Orson Mojica.

Revista 1857 No 4.

La actual campaña electoral en Estados Unidos ha roto el ambiente bucólico que caracterizaba a las contiendas presidenciales en ese país, en la cual dos partidos, republicanos y demócratas, se disputaban el poder de la potencia imperialista más poderosa del planeta. Atrás han quedado los años del boom económico de la postguerra. El temor y la incertidumbre que producen la debacle financiera y las amenazas de una aguda y prolongada recesión económica, se han apoderado del electorado norteamericano, acostumbrado a décadas de estabilidad y bienestar económico. La guerra en Irak dejó de ser el tema fundamental de la campaña electoral, y ahora la crisis financiera y la economía constituyen las principales preocupaciones de los votantes.

I.- Un tardío populismo imperialista

No se puede comprender el surgimiento del liderazgo político de Barak Obama --un afro americano desconocido que fue electo senador de Illinois hace dos años-- en la palestra nacional de Estados Unidos y en el campo internacional, sin analizar el enorme descontento que existe en la sociedad norteamericana, producto de la crisis económica.

En este escenario de efervescencia social ha surgido Obama, quien bajo promesas de cambio pretende agrupar a un electorado que sufre las “(…) consecuencias de la crisis financiera desatada hace ya casi un año, con la mayor tasa de desempleo en décadas y los precios de la gasolina imparables.” (El País 11/06/2008).

Obama inició su campaña presidencial con una feroz crítica al estabilishment, su discurso se centró en criticar las desigualdades sociales, la falta de seguro médico para millones de personas, el empobrecimiento de la clase media, la pérdida de empleos a consecuencias de los tratados de libre comercio, etc. Su discursó penetró profundamente en las masas, cansadas del engaño de los políticos de Washington. Más de la mitad de los 454 millones de dólares con los que cuenta Obama para desarrollar su campaña provienen de pequeñas sumas inferiores a 200 dólares. Obama ha logrado el milagro de atraer el apoyo de los nuevos votantes.

1.- Todos aplauden a Obama

La popularidad de Obama ha trascendido las fronteras de los Estados Unidos. El desgaste y el desprestigio político de la administración Bush han contribuido a elevar las simpatías por Obama en todo el mundo. Si los habitantes del planeta votaran, Obama ya habría ganado las elecciones en Estados Unidos.

Desde su lecho de enfermo, Fidel Castro ha escrito que Obama es “el más avanzado candidato a la postulación presidencial desde el punto de vista social y humano (…) No cuestiono la aguda inteligencia de Obama, su capacidad polémica y su espíritu de trabajo. Domina las técnicas de comunicación y está por encima de sus rivales en la competencia electoral (...) es sin duda un cuadro humano agradable", aunque criticó que la propuesta de Obama sobre Cuba es "una fórmula de hambre para la nación, las remesas como limosnas, y las visitas a Cuba [de la comunidad cubanoamericana, que Obama prometió permitir si gana las elecciones] en propaganda para el consumismo”. (El País, 27/05/2008)

En Centroamérica, Daniel Ortega declaró que con la campaña presidencial de Obama “estamos frente a un fenómeno que de por sí es revolucionario, lo que no significa que ya se esté produciendo la revolución en Estados Unidos… pero sí está sentando las bases para un cambio revolucionario" (Herald Tribune 14/02/08).,

Hugo Chávez ha guardado un poco la distancia, pero mantiene las expectativas hacia Obama. En un mitin en Caracas declaró “El que llegue a la presidencia, ahí trataremos de entendernos, como presidente. Ahora están en campaña electoral, andan buscando votos y atacar a Chávez allá eso pudiera darles votos en algunos sectores (…) Lo único que queremos es que nos respeten” (DPA/EFE 19/09/08).

En Europa, Sarkozy manifestó que con Obama tiene una "gran convergencia de puntos de vista (…) Contrariamente a mis consejeros de la célula diplomática, nunca creí en las posibilidades de Hillary Clinton. Siempre dije que Obama sería designado candidato del Partido Demócrata" (La Nación de Argentina 25/07/08).

2.- Populismo imperialista

Muchos están sorprendidos del surgimiento del liderazgo de Barak Obama, y afirman que estamos ante un fenómeno revolucionario. Se resisten a creer que puede existir un fenómeno populista en los Estados Unidos, por tratarse de una sociedad imperialista. Consideran que el populismo es un fenómeno político exclusivo de los países atrasado o semi coloniales.

En cualquier país, el populismo es la manipulación de los sentimientos, aspiraciones y descontento de las masas populares, el cual es canalizado en los marcos del sistema capitalista por grupos que pretenden tomar el poder o perpetuarse en el poder. Dependiendo de casa caso, el populismo utiliza argumentos ideológicos diferentes, puede ser izquierda, centro o derecha. Estos parámetros o etiquetas ideológicas son relativos por que dependen en relación a que los definimos de tal o cual manera.

No obstante, las bases económicas o materiales para sostener el populismo en Estados Unidos o Venezuela, solo para citar dos ejemplos diametralmente opuestos, son sumamente frágiles, debido a la crisis del sistema capitalista. No hay cama ni comida para tanta gente.

Obama no es el primer fenómeno populista en la historia de los Estados Unidos. En el siglo XX, el caso más emblemático fue el de Franklin Delano Roosevelt (1932-1945), presidente demócrata, quien planteó el New Deal (Nuevo Trato) que le permitió ganar sucesivamente las elecciones por cuatro periodos en un contexto de debacle del capitalismo en Estados Unidos, cuando la sociedad literalmente se desintegraba como consecuencia del “crack” económico de 1929.

Después de finalizada la segunda guerra mundial, bajo la “guerra fría”, surgieron fenómenos de masas por la defensa de los derechos civiles, encabezados por líderes como Martin Luther King y Malcom X que no llegaron a cristalizar en fenómenos populistas en el plano político y electoral, debido a que ambos fueron asesinados y sus movimientos terminaron desarticulados, aunque las masas norteamericanas obtuvieron por la vía de la movilización amplios derechos democráticos que aun perduran, y que la administración Bush recortó de manera brutal bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo.

Otras caso menos significativo de este populismo en una sociedad imperialista fue el ascenso de Jimmy Carter (1977-1981), otro desconocido, quien conquistó la presidencia de los Estados Unidos inmediatamente después de la primera derrota militar del imperialismo norteamericano en Vietnam, ocurrida en el año 1975. Las movilizaciones de masas contra la guerra de Vietnam estremecieron a la sociedad norteamericana, y de ahí surgió una defensiva política de defensa de los derechos humanos formulada por Jimmy Carter, teniendo como contexto económico el alza de los precios del petróleo de la década de los 70’s. No es casualidad, que Jhon McCain haya señalado que elegir a Obama es “como elegir a Jimmy Carter para un segundo mandato”. (AP 22/06/08)

La gran diferencia entre Roosevelt y Carter es que el primero sacó al país de la gran depresión, y lo condujo al triunfo militar contra el fascismo durante la segunda guerra mundial, mientras que Carter no logró curar a los Estados Unidos de los devastadores efectos del “síndrome de Vietnam”, y con ello preparó el camino para la contraofensiva contrarrevolucionaria a nivel mundial encabezada por el presidente republicano Ronald Reagan (1981-1989).

En cierta medida, Reagan representó un fenómeno populista a la inversa, sumamente reaccionario, que defendió los privilegios de la sociedad imperialista y reafirmó la hegemonía militar norteamericana contra el resto del mundo. Pero los 30 años de hegemonía republicana iniciadas con la presidencia de Reagan– con el interregno del gobierno de Bill Clinton (1993-2001)--, y de ofensiva neoliberal en el mundo, parecen haber colapsado con el crack financiero que ha estremecido no solo los cimientos de la economía de los Estados Unidos, sino del planeta en su conjunto.

Las condiciones económicas y sociales son determinantes para el surgimiento de determinados líderes y para el fortalecimiento de los partidos políticos. El fenómeno de Barack Obama no podía ser la excepción. Su oratoria y encanto personal son solo pequeños aspectos secundarios o habilidades personales, lo esencial han sido las condiciones económicas y sociales que han posibilitado su meteórico ascenso hacia el poder. La historia crea personajes para cada coyuntura. El capitalismo norteamericano necesita un salvavidas y todo indica que Omaba quiere jugar el rol de socorrista.

II. Diferencias y similitudes en los programas

El sistema capitalista e imperialista de los Estados Unidos se asienta en el bipartidismo, aunque algunos consideran que en realidad se trata de un solo partido político con dos alas: una demócrata y otra republicana. Aunque esta afirmación es muy simplista, refleja una parte de la verdad. En muchos casos ambos partidos confluyen en sus puntos de vista y se ponen de acuerdo para impulsar determinadas políticas, pero en otro casos luchan ferozmente dentro de los marcos del sistema. Dentro de cada partido existen alas, corrientes y fracciones: liberales, derechistas, centristas, religiosos fundamentalistas, etc, que se unen o pelean entre si, a veces aliándose con el adversario. Ambos partidos son muy parecidos. Aunque tienen matizaciones ideológicas diferentes, persiguen el fin común de preservar la hegemonía militar y económica de Estados Unidos en el mundo, garantizar un alto nivel de vida a sus privilegiados ciudadanos. A veces, no siempre, difieren en la estrategia y la táctica de cómo lograrlo.

El mito de la democracia burguesa norteamericana imbatible se debe a que, con la excepción de la guerra civil (1861-1865), las crisis y contradicciones entre ambos partidos, demócratas y republicanos, se ha resuelto dentro de los mecanismos de la democracia burguesa. A la fecha no se ha producido un golpe de estado, ni una dictadura fascista, que haya roto el orden constitucional. Hasta el momento, la democracia burguesa imperialista en los Estados Unidos ha tenido la “virtud” de reciclarse cada cierto tiempo, canalizando y absorbiendo los fenómenos políticos en su contra, incluido el populismo imperialista.

Contrario a lo que pueda pensarse, el discurso cautivante de Obama ayuda a revitalizar las alicaídas instituciones de la democracia burguesa en Estados Unidos. Devuelve la credibilidad en el sistema, sobre todo en la juventud, uno de los segmentos sociales que mas apoya su candidatura. Sin embargo, en la medida en que Obama fue obteniendo triunfos en las elecciones internas, pocas personas han logrado percatarse de la metamorfosis: comenzó a girar lentamente del radical discurso anti-sistema a un discurso mucho más moderado, con el objetivo de ganarse el apoyo de los grupos de poder dentro del Partido Demócrata y de la burguesía imperialista. Este giro hacia el centro fue imperceptible, había logrado la meta de calar en las masas, manipular sus sentimientos y canalizar electoralmente el descontento contra el sistema.

En este proceso Obama recaudó más fondos que McMcain entre los banqueros de Wall Street, algo impensable para un candidato demócrata, de origen negro. También obtuvo el apoyo del lobby judío. A pesar de que Obama ha dicho que negociaría con Raúl Castro, ha logrado el apoyo de la poderosa y contrarrevolucionaria Fundación Nacional Cubano Americana.

1.- Política exterior

La política internacional de las potencias imperialistas como Estados Unidos casi siempre es una refracción de la política nacional, por esta razón es conveniente estudiar los planteamientos de Obama y McMcain.

a.- América Latina y Libre comercio

Ambos candidatos apoyan el Plan Colombia y el Plan Mérida como mecanismo de fortalecimiento de los aparatos represivos de los gobiernos latinoamericanos, supuestamente para luchar contra el narcotráfico y el terrorismo. En relación a Cuba, coinciden en mantener el embargo comercial, aunque Obama levantaría ciertas restricciones en viajes a la isla, y permitiría a los exiliados cubanos enviar dinero a sus familiares, también ha manifestado su disposición a reunirse con Raúl Castro y Hugo Chávez para negociar las diferencias sin condiciones previas.

Salvo el tema de Cuba y la renegociación de los tratados de librea comercio, no existen grandes diferencias entre republicanos y demócratas en la política hacia América Latina. En el último periodo, la administración Bush impulso una política de tolerancia hacia los gobiernos de izquierda que accedieron al poder por la vía electoral, la misma que Obama quiere mantener y profundizar.

Mientras McMcain recorría México y Colombia a principios de julio, Obama viajó a Afganistán, Medio Oriente y Europa. McCain es un abierto defensor de los tratados de libre comercio tal como han sido aprobados. En México afirmó que América del Norte y del Sur deben constituirse como el "primer hemisferio completamente democrático, con libre comercio a lo largo y ancho de sus fronteras, donde la ley y el poder del libre mercado permita el desarrollo de la seguridad y la prosperidad para todos".(BBC 25/08/08)

En cambio, Obama se ha mostrado crítico con el NAFTA e inicialmente planteó la necesidad de renegociar el tratado internacional aprobado bajo la presidencia de Bill Clinton. Durante las elecciones internas Obama declaró “Me aseguraré que renegociemos con México y Canadá. Usaré el martillo de la posible salida para lograr acuerdo laborales y ambientales que sean cumplibles”. (La Jornada 26/02/08)

No obstante, meses después, en una entrevista con la Revista Fortune, Obama cambió de posición: “A veces durante la campaña la retórica se sobrecalienta y amplifica”. Ahora afirma “estar abierto al diálogo” con México y Canadá para encontrar la manera de que funcione para todos” (CNN.expansion.com 19/06/08). El giro hacia la derecha fue realizado con suma habilidad, lo que los trabajadores norteamericanos recuerdan es a Obama insistiendo en la necesidad de renegociar el NAFTA.

Actualmente están trabados en el Congreso y pendientes de aprobación los tratados de libre comercio entre Estados Unidos con Colombia, Panamá y Corea del Sur,. Obama ya no ataca directamente a los TLC sino que pone a otros a hablar en su nombre. El legislador demócrata Luis Gutiérrez en conferencia de prensa dijo que Obama “quiere ver un buen Tratado de Libre Comercio entre EE.UU. y Colombia, pero mientras existan muertes de líderes sindicalistas, una tras otra, tenemos que plantearnos cómo es que podemos tener un TLC que permita que los colombianos puedan expresarse en sindicatos, organizarse y defender a sus trabajadores”. (EFE 10/09/08)

b.- Medio Oriente

Respecto al programa nuclear iraní, ambos candidatos coinciden y consideran que representa una grave amenaza a la “seguridad nacional” de los Estados Unidos. Sin embargo, Obama propone establecer negociaciones sin condiciones previas con el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad. Por su parte, McCain se opone rotundamente a una negociación "sin condiciones".

En cuanto al conflicto árabe-israelí, ambos candidatos creen que la solución pasaría por el reconocimiento de dos Estados y mantienen la necesidad de establecer una fuerte alianza militar entre Estados Unidos e Israel. Obama fue más allá que McCain al plantear ante el poderoso lobby judío del Comité de Asuntos Públicos Israelí-Americano (AIPAC), que Jerusalem “debe ser la capital indivisible de Israel” (El Mundo.es 05/06/08), es decir, que la ciudad en conflicto quede bajo control de los judíos, provocando la protesta impotente de Mahmud Abbas, presidente de la autoridad palestina.

c.- La prioridad: Afganistán.

Barack Obama ha sostenido que se debe poner fin a la guerra en Irak "de forma responsable" y que una de las prioridades de su gobierno será llevar exitosamente la guerra contra el terrorismo en Afganistán y Pakistán. Según Obama, la guerra en Irak “nos distrae de cada amenaza que enfrentamos y de tantas oportunidades que podríamos aprovechar. Esta guerra reduce nuestra seguridad, nuestra presencia en el mundo (…) El Talibán controla partes de Afganistán. Al-Qaeda tiene una base creciente en Pakistán (…) Y sin embargo, actualmente tenemos cinco veces más tropas en Irak que en Afganistán". (BBC Mundo 15/07/08)

¿A qué se debe este inusual interés de Obama por las inhóspitas montañas de Afganistán? Asia Central es en la actualidad la región estratégica emergente en la cual se está configurando la nueva ruta de la energía desde Rusia y Oriente Medio hacia China, India y Extremo Oriente. El oleoducto de la paz, por citar un ejemplo, es un fastuoso proyecto regional para llevar petróleo del Caspio hasta la India, atravesando Afganistán y Pakistán, y los chinos por su parte mantienen desde hace años una política de favorecer en su territorio las rutas de la energía en su camino hacia el Pacífico. Estados Unidos no tiene presencia activa en esta zona del planeta y depende de aliados débiles e inestables, como lo fue el Gobierno de Musharraf en Pakistán, para hacer valer sus intereses condenados a ser globales si quieren seguir siendo hegemónicos. En la región conviven además cuatro potencias nucleares reconocidas (China, Rusia, India y Pakistán) y una en proyecto (Irán) que pueden desequilibrar el orden de prioridades mundiales en caso de producirse un conflicto armado originado por motivos políticos, étnicos o religiosos. (¿Por qué Obama mira hacia Afganistán?, http://spanish.safe-democracy.org/2008/07/28)

Esta prioridad de Obama lo llevó a realizar una gira por Afganistán, Medio Oriente y Europa. Obama insistió en que "El frente central en la guerra contra el terror no es Irak y nunca lo ha sido... durante ocho años, hemos pagado el precio de una política exterior que da clases en lugar de escuchar".(BBC Mundo 19/07/08)

Reunido con el presidente títere de Afganistán, Hamid Karzai, prometió asignar al menos dos brigadas más de combate, unos 10.000 soldados mas, a la lucha contra los talibanes, quienes han demostrado un crecimiento fortalecimiento militar.

d.- Irak: “escuchar a los comandantes”.

En relación a la guerra en Irak, la principal diferencia entre Obama y McCain es que el primero quiere establecer un cronograma de 16 meses para el retiro de las tropas de Irak, mientras que McCain insiste en que el retiro de las tropas dependerá de la situación en el terreno militar. Pero también en este espinoso tema Obama comenzó a girar levemente, acercándose suavemente a su contendiente, al declarar “en mi primer día en la presidencia convocaré a los jefes militares y les daré una nueva misión y esa es poner fin a esta guerra (…) siempre he dicho que escucharé a los jefes militares sobre el terreno. Siempre he dicho que la decisión de retirarse dependerá de la seguridad de nuestras tropas y de la necesidad de mantener la estabilidad”.(El País, 03/07/08)

A pesar de las aparentes e insalvables diferencias, existe un punto común entre ambos contendientes: la administración Bush ya realizó la tarea sucia, Estados Unidos ha logrado imponerse en Irak, la discusión está centrada en el ritmo del retiro de las tropas y cual será el próximo país a invadir.

e.- Acercándose a la vieja Europa

Para cumplir los objetivos del imperialismo norteamericano en Afganistán y Pakistán, Obama ha planteado la necesidad de que la OTAN juegue un rol más beligerante, no solo para contener la creciente amenaza de Rusia como una nueva potencia imperialista emergente, sino de enviar más tropas a la frontera entre Afganistán y Pakistán.

A pesar de que no era el presidente de los Estados Unidos, Obama fue recibido con supremos honores en Alemania, en donde goza de una amplia popularidad, pronunciando un histórico discurso en la emblemática puerta de Brandemburgo, llamando a la unidad de Estados Unidos y Europa.

Bajo la administración Bush se produjo un distanciamiento en las relaciones con las potencias imperialistas europeas, debido a la actuación unilateral de Estados Unidos en la guerra de Irak, lo que produjo una crisis en la OTAN y la ONU. Obama insiste en restablecer la unidad del frente de naciones imperialistas, curar las heridas y superar las diferencias: “No podemos permitirnos el lujo de estar divididos. Ninguna nación, no importa cuán grande o poderosa sea, puede vencer estos desafíos [el terrorismo, la droga, la amenaza nuclear] por sí sola. Ninguno de nosotros puede negar estas amenazas o eludir la responsabilidad de luchar contra ellas. Sin embargo, la ausencia de los tanques soviéticos y la presencia del terrible muro han hecho que haya sido fácil olvidar esta verdad. Y si somos sinceros unos con otros, sabemos que a veces, a ambos lados del Atlántico, hemos marchado separados y olvidado nuestro destino compartido (…) En este nuevo siglo, los norteamericanos y los europeos por igual deberemos hacer más, y no menos. La asociación y cooperación entre las naciones no es una elección, sino es una manera, la única forma, de proteger nuestra seguridad común y avanzar”. (ABC 28/07/08)

Sarkozy coincide con Obama en que el eje de la lucha contra el terrorismo ya no es Irak, sino Afganistán. En conferencia de prensa conjunta, Sarkozy dijo que enviar más tropas Afganistán es una “decisión estratégica correcta” (…) no podemos fracasar, no debemos permitir que vuelva gente que le corte las manos a sus ciudadanos e impida a las niñas ir a la escuela” (Agencias 25/07/08)

2.- Política interior.

Durante algún tiempo, los republicanos creyeron que el tema central de la campaña electoral sería la guerra en Irak, donde pensaban presentar los éxitos recientemente conquistados por el general Petraus: reducción de la violencia sectaria, fortalecimiento del ejército iraquí, relativa estabilidad política y un enorme flujo de petróleo barato.

Pero los acontecimientos se precipitaron y la crisis económica y el crack financiero se transformaron en el eje de las preocupaciones del electorado norteamericano, y en el eje de ataque de Obama.

a.- Reforma migratoria

Ambos candidatos se disputan el decisivo voto latino, tradicionalmente demócrata. En su campaña, Obama ha asegurado que el tema migratorio tendrá "absoluta prioridad para sacar a 12 millones de personas de las sombras”.

El año pasado, el senador republicano John McMcain y el senador demócrata Edward Kennedy, con el apoyo entusiasta del propio presidente George W. Bush, impulsaron un proyecto de ley de reforma migratoria, que le abría el camino a la residencia y a la ciudadanía a millones de trabajadores indocumentados, pero la ley fue derrotada en el Congreso.

McMcain reconoció que había fracaso en el intento de aprobar la reforma migratoria. “Fracasamos. En otras palabras, el pueblo estadounidense habló y dijo queremos asegurar nuestras fronteras primero”.( Noticiero Latino 07/05/08) Y desde entonces McMcain ha insistido que “cuando hayamos logrado el propósito de la seguridad fronteriza, debemos poner en marcha los demás componentes de una política migratoria práctica, justa y necesaria”. (BBC 19/08/2008)

b.- Diferentes propuestas económicas.

Obama y McMcain coinciden en que hay una pavorosa crisis y que es urgente salir de ella, pero difieren en la forma como resolverla, al menos eso es lo que dicen en los mítines, de cara a los votantes.

En Junio de 2007 el economista Robert Samuelson anunció en las páginas del Washington Post, que el "colapso de la economía norteamericana había comenzado". Para 2007, la deuda interna de los Estados Unidos era calculada en 10 millones de millones de dólares. Para ese mismo período, la deuda total estadounidense (pública, empresarial y personal) llegaba a los 48 millones de millones de dólares: más de tres veces el PBI norteamericano y superior al Producto Bruto Mundial (PBM). (www.globalresearch.com)

Hace un año, el economista Wim Dierckxsens, formuló un acertado pronóstico de la crisis de la economía norteamericana: “De hacerse realidad esta crisis, las consecuencias directas que convergerán en Estados Unidos no se dejarían esperar: aceleración del ritmo e importancia de las quiebras de las sociedades financieras, pasando de una por semana a una por día; alza espectacular de embargos inmobiliarios, con la consecuencia de diez millones de estadounidenses arrojados a la calle; desplome acelerado del precio de los bienes raíces; recesión de la economía; caída precipitada de las tasas de interés; conflicto comercial con China. La respuesta de este país no se haría esperar: pone en venta los cientos de millones de bonos del Tesoro norteamericano, propiciando una brutal caída del dólar frente al euro, el yuan y el yen”.

Una parte de este pronóstico ya se cumplió, veremos si se cumple el resto. La crisis comenzó como una “desaceleración” de la economía, pero está adquiriendo los dramáticos y apocalípticos ribetes formulados por Dierckxsens.

El economista Salomon Kalmanovitz asegura que el plan económico de Obama consiste en aumentar los “impuestos para los muy ricos y alguna descarga para la clase media. Aspira a retirarse de la guerra de Irak cuando la circunstancia se lo permita y obtener fondos para destinarlos a reparar las deficientes infraestructuras de Estados Unidos, creadas por su falta de mantenimiento y renovación, corolario del superávit clintoniano. Pretende aumentar el gasto en salud y educación, también deprimido por la política pro ricos de Bush”. (El Espectador, Colombia (28/09/08)

En el aspecto impositivo, Obama retoma tímidamente el modelo keynesiano de Roosevelt. La gran incógnita será si al ganar la presidencia, Obama va a ser consecuente con su discurso electoral, y si la medicina no resultará peor que la enfermedad.

Para Kalmanovitz, Obama pretende incrementar el “gasto social para compensar los desajustes producidos por la globalización (…) aunque la globalización ha beneficiado a las grandes empresas de los Estados Unidos, no ha hecho lo mismo para sus trabajadores y sus clases medias, que sienten sobre la nuca la respiración de los trabajadores chinos, hindúes y de otros países que, por el libre comercio y la libre movilidad del capital, presionan hacia abajo sus ingresos. Los impactos negativos de la globalización son evidentes en Detroit y Chicago y muchas otras regiones, con la exportación de plazas de trabajo a México, China y otros países con su consecuente desindustrialización, que ha disparado el desempleo y la criminalidad en ellas”. (Ibid)

Por su parte, McMcain propone financiar sus recortes fiscales, que incluyen la reducción de impuestos a las empresas, con una disminución de servicios gubernamentales que considera innecesarios, una reestructuración del sistema de seguridad social y de la asistencia sanitaria a los ancianos.

Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal, criticó el programa económico de McMcain y dijo que “A menos que recortemos el gasto, no son posibles esas rebajas impositivas. No soy partidario de financiar recortes impositivos con crédito (…) Siempre he vinculado esos recortes a una reducción del gasto”. (EFE 14/09/08)

Es indudable que el contexto de la crisis económica, y la propuesta de aumentar el gasto público para reactivar la economía capitalista debilitada por la crisis, favorece las aspiraciones políticas del candidato Obama.

La gravedad de la crisis económica y financiera ha hecho que a regañadientes la burguesía imperialista de los Estados Unidos cierre filas en torno a Obama y lo considere, en las actuales circunstancias, como el candidato más idóneo para salvar el sistema capitalista e imperialista. El color de la piel de Obama ya no importa.

III.- La Convención del Partido Demócrata

Cuando se iniciaron las elecciones internas en el Partido Demócrata, la preferida era la senadora Hilary Clinton, esposa y heredera política del popular ex presidente Bill Clinton. Sin embargo, después de cinco meses de prolongada lucha, Obama, que reflejaba el fenómeno del descontento social y la desconfianza política contra la las instituciones y las oligarquías dominantes en los Partidos Demócrata y Republicano, se impuso obteniendo la cantidad de 2025 delegados.

La Convención Nacional del Partido Demócrata está conformada por un total de 4,049 delgados, de los cuales 3,253 son electos en los caucus o asambleas estatales, los restantes 795 pertenecen a una elite partidaria denominada “superdelegados” compuesta por ex presidentes, gobernadores estatales, legisladores nacionales, senadores o miembros del Comité Nacional. De los 2025 delegados, 266 eran superdelegados.

Los superdelegados surgieron como un mecanismo para evitar candidatos extremadamente radicales para los valores predominantemente conservadores en el electorado norteamericano, como una especie de reaseguro para evitar que las elecciones primarias fuesen ganadas por candidatos perdedores.

A pesar que Hilary Clinton obtuvo más de 18 millones de votos, muchos más votos que Obama, éste logró imponerse en cantidad de delegados debido a que las elecciones internas están organizadas en base a un complejo sistema de votación que privilegia a los Estados más pequeños.

En su pelea por recuperar el gobierno, los demócratas enarbolan temas muy sensibles, como la inmigración o la salud pública. El Partido Demócrata tiene una gran influencia en los sindicatos y en la central sindical AFL-CIO. Históricamente, más del 60% de los hispanos votan o están afiliados al Partido Demócrata. No obstante, no se puede asociar automáticamente a las clases trabajadoras con los demócratas. Los republicanos también tienen trabajadores y pobres en sus filas.

1.- El discurso de Obama

En la Convención del Partido Demócrata, realizada en el estadio “Broncos” de Denver, Colorado, participaron unas 50.000 personas, de ellas 35.000 eran militantes.

Obama, en su discurso de aceptación de la nominación presidencial, agradeció el gesto de la senadora Clinton a quien llamó “una campeona para los trabajadores americanos”. Esta mención no fue en balde, ya que en las elecciones internas Clinton había obtenido mayoritariamente el voto de los trabajadores de raza blanca, un segmento que Obama necesita para ganar las elecciones y que su rival McMcain también desea absorber.

Obama, un excelente orador, tocó las fibras más sensibles del corazón, la conciencia y los bolsillos de sus simpatizantes: “Nos encontramos en uno de esos decisivos momentos: nuestra nación está en guerra, nuestra economía atraviesa una situación confusa, y la promesa americana ha sido amenazada una vez más. Esta noche, más americanos están sin trabajo y más trabajan por menos. Muchos de vosotros habéis perdido vuestros hogares y muchos más veis cómo cae en picado el valor de vuestras casas. Muchos tenéis automóviles que ahora no os podéis permitir conducir, deudas de las tarjetas de crédito que no podéis pagar, gastos de matrículas inalcanzables. Todos estos desafíos no son todos atribuibles al Gobierno. Pero el no haberles hecho frente es la consecuencia de la descomposición de la vida política en Washington y las fallidas políticas de George W. Bush”. (EFE 29/08/2008)

Anta la sangría que provocó la guerra en Irak, la desesperación de la crisis financiera y la recesión económica, Obama exaltó los valores democrático burgueses del sistema imperialista: salud, igualdad, justicia social, protección de los más necesitados, etc. Tensionando las fuerzas, Obama dijo que “Es hora de que [los republicanos] paguen por sus fracasos. (…) Nuestro gobierno debe trabajar por nosotros, no contra nosotros. Debe ayudarnos, no dañarnos. Debe garantizar la oportunidad no sólo a aquellos que más dinero e influencia tienen, sino a cada americano dispuesto a trabajar” (Ibid).

El eje estratégico de los demócratas para ganar la presidencia de los Estados Unidos es golpear en el talón de Aquiles de los republicanos: la economía. El tema de los impuestos no podía faltar. Obama insistió que “a diferencia de John McCain, dejaré de conceder ventajas fiscales a las corporaciones que trasladen los empleos al extranjero, y comenzaré a darlas a las empresas que creen buenos puestos de trabajo aquí mismo en América. Rebajaré los impuestos para el 95% de todas las familias que trabajan, porque en una economía como la nuestra lo último que se debe hacer es aumentar los impuestos para la clase media.(…) en un plazo de diez años, pondremos fin a nuestra dependencia respecto al petróleo de Oriente Medio”(ibid). Como un hábil político, Obama ha tocado los puntos más sensibles para cualquier norteamericano: impuestos, empleos, altos precio de la gasolina, etc.

Algunos creen que porque Obama es de origen negro no es imperialista. Todo lo contrario, en la actualidad Obama representa el proyecto demócrata de revitalizar al imperialismo norteamericano que se encuentra sumido en la decadencia económica, crisis financiera, social y hasta moral.

Para callar las criticas que consideran que no tiene la suficiente experiencia para dirigir la potencia imperialista más poderosa del mundo, Obama ha dicho de manera tajante que “pondré fin a esta guerra en Irak de forma responsable, y terminaré la lucha contra Al Qaeda y los Talibán en Afganistán. Reconstruiré nuestras fuerzas armadas para hacer frente a futuros conflictos. Pero también reanudaré la diplomacia dura y directa que puede impedir que Irán obtenga armas nucleares y frenar la agresión rusa”.

La “reconstrucción” de las fuerzas armadas es un punto que reunifica a la burguesía norteamericana. Estados Unidos puede perder la supremacía económica, pero jamás la supremacía militar, porque ello significaría la irremediable caída del imperio.

2.- El discurso de Hilary

Humillada, derrotada por un desconocido, a la senadora Hillary Clinton no le quedó más camino que apoyar a Obama, al menos formalmente. En su discurso de despedida, Clinton dijo “ahora debemos unirnos como un solo partido, con un solo propósito. Somos un equipo y nadie será excluido de nuestro partido. (…) Barack Obama es mi candidato. Y debe ser nuestro presidente”.(www.hispanicprwire.com)

Reforzó el discurso populista e imperialista de Obama, al afirmar que después de soportar ocho años de la administración de George Bush “(…) nuestra reputación internacional se ha deteriorado. Tenemos mucho trabajo por hacer. La pérdida de empleos, ejecuciones hipotecarias, sueldos cada vez más bajos y el costo de vida cada vez más alto. (…) El déficit más grande en la historia de nuestra nación. Dinero prestado a la China para comprar petróleo de los Sauditas. Putin en Georgia, Irak e Irán. (…) Necesitamos elegir a Barack Obama porque necesitamos un Presidente que entienda que los Estados Unidos no puede competir en la economía global llenándole los bolsillos a los especuladores de energía, mientras que los trabajadores cuyos trabajos han sido exportados al extranjero han sido ignorados. (…) Necesitamos a un Presidente que entienda que el don y el carácter de los Estados Unidos siempre ha dependido de la fuerza y la vitalidad de la clase media. Barack Obama comenzó su carrera luchando por los trabajadores desplazados por la economía global. (…) Él se va a asegurar que las familias de clase media reciban el alivio de impuestos que se merecen (…) Barack Obama va a terminar con la Guerra en Irak de una manera responsable y va a traer a nuestras tropas de regreso a casa -- este será el primer paso para reparar nuestras alianzas alrededor del mundo” (ibid).

En las últimas semanas de pelea por ganar las elecciones internas, Clinton y Obama compitieron en populismo, lo que provocó que los votantes vieran a Clinton acercarse a Obama, acelerando su derrota. Al final, Clinton retomó el discurso del Obama, al menos en el tema de fortalecer a la clase media, base social del imperialismo norteamericano.

3.- La escogencia de Joseph Biden

Muchos creyeron que una vez derrota Hilary Clinton, Obama sería magnánimo y la escogería como candidata a la vicepresidencia, sellando cualquier fisura dentro del Partido Demócrata. Lo que a veces se olvida es que los candidatos casi siempre reflejan grupos de poder dentro del stabilishment norteamericano. Aunque Hilary pertenece a la aristocracia del Partido Demócrata, forma parte de un grupo de poder diferente.

Obama representa políticamente la rebelión de la clase media, de los trabadores y los jóvenes, pero dentro de los marcos del sistema capitalista e imperialista, canalizado bajo la camisa de fuerza del Partido Demócrata.

La escogencia de Joseh Biden, quien tiene 35 años de ser senador por el Estado de Delaware, y quien es conocido por actuar a favor del influyente “lobby” judío, no fue una casualidad. Refleja la necesidad de Obama de ganar para su campaña a los más influyentes grupos de poder dentro de los Estados Unidos, colocando en segundo lugar a unos de sus más fieles representantes.

IV. - La Convención Republicana

La Convención Republicana se realizo en St. Paul, Estado Minessota, en un ambiente bastante gris, marcado por la crisis financiera y ocho años de desgaste de la administración Bush. La Convención ratificó al senador John McMcain como candidato a la presidencia y Sarah Palin como candidata a la vicepresidencia

1.- El discurso senil de McMcain

A diferencia de los demócratas, los republicanos son alérgicos a la demagogia populista. McMcain no tiene un discurso cautivamente, receta más de lo mismo, en momentos en que las masas se encuentran desesperadas y quieren salir de la crisis.

McMcain reconoció que la mayoría está preocupada “por mantener vuestros empleos o encontrar uno nuevo y tenéis que esforzaros para alimentar a la familia y conservar vuestras casas (…) Mi contrincante promete recuperar los viejos trabajos sólo deseando que desaparezca la economía global. Nosotros vamos a ayudar a los trabajadores que hayan perdido un empleo que no volverá, para que encuentren uno nuevo que no se desvanecerá (…) Tenemos que cambiar la forma en que el Gobierno hace casi todo: desde la manera en que protegemos nuestra seguridad hasta la forma en que competimos en la economía mundial (…) Todas estas competencias del Gobierno fueron diseñadas antes del surgimiento de la economía global, la revolución de la tecnología de información y el final de la Guerra Fría. Tenemos que ponernos al día con la Historia, y tenemos que cambiar la manera en que llevamos los asuntos en Washington”.

El discurso republicano es frio, descarnado. Quizá la única propuesta de contenido social de McCain es la promesa que cada familia recibiría  5 mil dólares de crédito de impuestos para que ellos puedan comprar, en cualquier parte del país, el plan de salud que más les convenga.

2.- Los "Obamacans".

Después de tantos años en el poder, el partido republicano ha mostrado un acelerado desgaste y una grave fractura en su interior. McMcain no pertenece al ala fundamentalista. En sus actuaciones como senador, se ha caracterizado por ser un catalizador del consenso bipartidista. McMcain ha declarado que "una y otra vez he colaborado con miembros de ambos partidos para solucionar los problemas que había que solucionar. Y así es como gobernaré como presidente. Extenderé la mano a todo aquel que me ayude a hacer progresar el país de nuevo". (El País, 05/09/2008)

A pesar de no pertenecer al ala derecha de su partido, un grupo creciente e influyente de republicanos anunciaron que votarán por el candidato Obama, entre los que podemos mencionar a los ex senadores Lincoln Chaffee y Lowell Weicker, y los representantes Jim Leach y John Anderson, así como el intelectual neoconservador Francis Fukuyama y a los académicos Andrew Sullivan, Larry Hunter, Andrew Bacevic -de la Universidad de Boston-, y Douglas Kmiec, que trabajó en el Departamento de Justicia con Reagan y apoyó al republicano Mitt Romney durante estas primarias. También Julie Nixon, hija del ex presidente Richard Nixon, y Susan Eisenhower, la nieta de otro mandatario republicano, Dwight Eisenhower. (La Nación de Argentina, 17/08/08)

Así surgieron los "Obamacans", término que combina el apellido del candidato demócrata y republicans (republicanos en inglés). Está por verse si es una maniobra publicitaria o representa un sentimiento de un sector de los republicanos.

3.- Sumando y restando votos

En las elecciones primarias de los demócratas, un 10% de los votantes eran republicanos. Esta votación fue decisiva para que Obama derrotara a Hilary Clinton y obtuviera la nominación presidencial. Pero también tenemos el fenómeno contrario. De las 18 millones de personas que votaron por Clinton durante las internas, el 76% dice que en noviembre lo hará por Obama. Pero otro 18% afirma que evalúa inclinarse por el candidato republicano -es decir, unos 3,2 millones de votos-, una cifra que podría resultar decisiva para McMcain. (Ibid)

John McCain y Barack Obama son los principales candidatos pero no los únicos en la actual campaña electoral. También participan Ralph Nader, que se presenta como independiente, y Bob Barr, del Partido Libertario. En las elecciones del año 2000, como candidato del Partido Verde, Nader obtuvo el 2,74% del voto nacional. Nader obtuvo 97.000 votos en el Estado de Florida, provocando que Bush ganara sobre Al Gore con una diferencia de 537 votos. Desde entonces los demócratas acusaron a Nader de dividir el voto y "facilitar la victoria de George W.Bush

Bob Barr, del Partido Libertario, es un ex congresista republicano que rompió con el partido después de los ataques del 11 de septiembre, como protesta contra el ataque a las libertades civiles por parte del gobierno republicano. Con una opinión pública cada vez más en contra de la guerra en Irak, es posible que Barr capte un segmento del voto republicano descontento, y juegue el mismo rol de Nader, pero en este caso respecto a los Republicanos. Barr podría restar votos a McCain, especialmente en Georgia y en los estados del noroeste con un fuerte apoyo libertario, tales como Montana y Alaska.

4.- La escogencia de Sarah Palin

La actual campaña presidencial de Estados Unidos ha producido muchas sorpresas. Los demócratas proporcionaron dos: una fue la derrota de la senadora Hilary Cinton y la otra fue la escogencia, por primera vez en la historia, de un afro americano como candidato a la Presidencia. La otra sorpresa la aportaron los republicanos, al nombrar por primera vez en la historia de ese partido a una mujer como candidata a la vice presidencia, aunque los demócratas ya habían postulado a Geraldine Ferraro como compañera de fórmula de Walter Mondale, candidato presidencial en 1984.

Mc Mcain escogió a Sarah Palin, de 44 años de edad, evangelista, madre de cinco hijos, con sólo dos años de experiencia como gobernadora del apartado Estado de Alaska (con 700.000 habitantes), poco conocida a nivel nacional, una furiosa opositora del aborto, del matrimonio homosexual y a favor de la pena de muerte y la teoría creacionista. Su hijo Truck, de 19 años, acaba de embarcarse para combatir en Irak, para servir en la División 25 de Infantería.

A diferencia de McMcain que se muestra firme pero moderado, en sus declaraciones Palin se caracteriza por representar el ala dura del Partido Republicano. Palin ha dicho que "Tenemos que vigilar a Rusia. Es inaceptable que Rusia haya ejercido tal presión en términos de invadir un país democrático más pequeño [Georgia], sin provocación".

Aunque insistió en que Estados Unidos y Rusia "no pueden repetir la Guerra Fría". (BBC Mundo 12/09/08)

Pero la escogencia de Palin, tampoco fue una casualidad. Los demócratas son mayoría en los grandes centros urbanos de Estados Unidos (California, New Cork, Florida, Ohio). Para ganar las elecciones, los republicanos necesitan disputar no solo los grandes centros urbanos, sino también conquistar los pequeños poblados, donde el espíritu religioso y conservador está muy arraigado. Antes ser electa gobernadora, Palin tuvo éxito como alcaldesa de Wasilla, un pequeño poblado de Alaska. Ante el discurso populista de los demócratas y la evidente senilidad de McMcain, los republicanos necesitaban contraponer una mujer del pueblo, religiosa, conservadora.

V.- El crack financiero catapultó a Obama

Después de la realización de ambas Convenciones, tanto Obama como McMcain estaban nivelados, y donde existía la ventaja de uno sobre el otro, los márgenes de error de las encuestas ratificaban un empate técnico. Sin embargo, la crisis financiera dio un salto de calidad cuando quebraron casi simultáneamente, uno después del otro, Bear Stearns, Fannie Mae, Freddie Mac, Merrill Lynch, Lehman Borthers y la súper aseguradora American International Group (AIG).

A diferencia de otras crisis financieras, como la crisis mexicana de 1987, crisis monetaria europea en 1992, crisis financiera asiática, rusa, nueva crisis mejicana en 1994-1995, crisis argentina en 2001-2002, solo para citar las más importantes, en esta ocasión la crisis financiera ocurrió dentro de la locomotora norteamericana, que arrastra los vagones de la economía mundial.

Se desinfló la burbuja financiera, algo que los economistas habían previsto, y con ello se incrementó la desesperación de las masas norteamericanas y el apoyo político a Barack Obama. En la actualidad, la mayoría de las masas norteamericanas desconfían profundamente del gobierno de Bush y de su entorno. Por el momento, McMcain ha sido el gran perdedor.

1.- El Plan Paulson

Desde el inicio de la campaña presidencial, Obama contó con el público apoyo de George Soros, uno de los principales críticos de la economía del dólar, quien declaró que “me temo que no hemos tocado fondo, creo que todavía vamos de cabeza a una nueva tormenta en lugar de escapar de ella”.

El economista Joseph Stiglitz, Premio Nóbel de Economía en 2001, reconoció que “Obama tiene las cosas mucho más claras, su diagnóstico de que nuestra economía esta desesperadamente fuera de forma es completamente correcta” (www.eleconomista.es 23/09/08). Poco a poco, Obama es percibido ya no como un legislador radical, sino como el salvador de la económica norteamericana.

En un mensaje dramático a la nación, Bush abandonó su clásica postura neoliberal de dejar que la mano invisible del mercado resolviera la crisis, interviniendo el Estado Federal para solucionar la crisis, algo inconcebible para la mentalidad republicana. Reconoció la gravedad de la crisis financiera y dijo que "No intervenir ahora les va a costar mucho más a los ciudadanos en el futuro (…) Sin una acción inmediata por parte del Congreso, Estados Unidos podría caer en un pánico financiero, a lo que seguiría una situación agobiante" (El País 25/08/08)

Ante la quiebra generalizada de los principales bancos de los Estados Unidos, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, elaboró un plan de emergencia: inyectar 700,000 millones de dólares para comprar “activos tóxicos”, cambios en las regulaciones bancarias y financieras, limitar el sueldo de los ejecutivos bancarios, reformas de las normas contables, recorte de impuestos y ampliación de la cobertura de los ahorros protegidos por el Estado.

Tony Fratto, vocero de la Casa Blanca, resumió la grave situación en pocas palabras: "el país atraviesa una crisis difícil que hay que atajar". (El País 29/09/08) Dentro del capitalismo el sistema financiero funciona en base al credibilidad, de lo contrario se desploma, y eso es lo que está ocurriendo en los Estados Unidos. A pesar de que el Plan Paulson contaba con el apoyo bipartidista, y con el apoyo de Obama y McMcain, fue rechazado inicialmente por la Cámara de Representantes, debido a la enorme presión popular en su contra.

Obama pidió "actuar sin demora" para calmar a los mercados, y sugirió que "una medida que podríamos tomar para ampliar potencialmente el respaldo de la legislación y reforzar nuestra economía sería expandir el seguro federal de los depósitos para las familias y las pequeñas empresas en todo los Estados Unidos, que han invertido su dinero en nuestros bancos (…) Hablaré con los líderes y miembros del Congreso hoy, más tarde, para ofrecer esta idea e instarlos a que actúen sin demora para aprobar un plan de rescate". (Agencias 30/09/08)

La primera derrota del Plan Paulson, fue minimizada por Obama: "Estoy seguro de que llegaremos a aprobarlo. Va a ser un poco rocoso, las cosas nunca son fáciles en el Congreso". McMcain alertó sobre la gravedad de la crisis:”Creo que los desafíos que afronta nuestra economía podrían tener un grave impacto en cada trabajador estadounidense, en los propietarios de pequeños negocios y familias si los líderes (del país) no actúan”. (Ibid)

Obama no se cansó de repetir que "la clase media necesita un plan de rescate, un plan de alivio fiscal, de ayuda con sus hipotecas. Algunos estuvimos en contra de esa situación. Otros sacaron provecho de ellas", (Agencias 08/10/2008)

Cuando la Cámara de Representantes rechazó el Plan Paulson, Obama y McMcain coincidieron en pedir al Congreso que aprobara el Plan Paulson. En la votación del senado, ambos coincidieron con la propuesta de Bush, agregando algunas modificaciones. El directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el G-20 conformado por la Unión Europea más 19 naciones (entre éstas México, Argentina y Brasil) expresaron su total apoyo al Plan Paulson.

A pesar de las notorias coincidencias entre ambos candidatos, sobre cómo solucionar la crisis financiera, se produjeron algunos tirones de cabellos. Obama criticó el plan de rescate hipotecario de McCain, insistiendo en que “tenemos que reparar nuestra maltrecha economía y restaurar el mercado crediticio, los contribuyentes no deberían tener que pagar por los aquellos que provocaron esta crisis", en clara alusión a McMcain (Agencias 10/10/2008).

McCain propuso un plan de rescate hipotecario, por medio del cual el Gobierno debe comprar los préstamos “intoxicados” de aquellas personas en las que el precio de su vivienda hubiera caído por debajo del valor la deuda. Pero Obana continuó desarrollando un discurso vigoroso y consistente sobre quienes originaron el crack financiero: "En un día en el que millones de americanos han perdido sus inversiones y sus ahorros, que tanto les ha costado reunir, es esencial que el Departamento del Tesoro actúe lo más rápido posible para poner en práctica el plan de rescate y podamos así aliviar esta crisis". (EFE 10/10/08)

2.- Crisis del modelo neoliberal

El capitalismo ha tenido diferentes fases o modelos de desarrollo. En su actual etapa de decadencia, el modelo neoliberal atenta contra la estabilidad y funcionamiento del propio sistema capitalista en Estados Unidos y resto del mundo. Por esta razón, escuchamos cada vez más de manera insistente argumentos a favor del control o regulación del Estado sobre los mercados financieros y áreas claves de la economía.

La socialdemocracia europea siempre ha planteado la necesidad de establecer un capitalismo “más humano”, cuyos “excesos” sean regulados por el Estado. José Luis Rodríguez Zapatero, presidente español, simpatizante de Obama, ha dicho en relación a la actual crisis financiera, que “el capitalismo sin límites, el mercado sin supervisión, el afán del lucro por el lucro, por encima de cualquier otra consideración; el desregular, esa filosofía política que es vieja y que han defendido los neo-conservadores que se sienten tan cerca de Aznar y Rajoy, ha fracasado". (EFE 28/09/08)

VI.- El antidemocrático sistema electoral de Estados Unidos

Cuando los patriarcas de Estados Unidos redactaron la Constitución de 1787, crearon un engorroso sistema de elección indirecta para elegir al Presidente de la República. Dos siglos después, el sistema se mantiene intacto. En cada Estado, los ciudadanos norteamericanos ejercen el voto universal para elegir a los miembros del Congreso, pero también eligen un número de electores, miembros del Colegio Electoral, los cuales están comprometidos fielmente con los candidatos presidenciales.

Cada candidato presidencial presenta una lista de electores en cada Estado. En cada distrito se eligen la misma cantidad de electores que los miembros del Congreso. La elección se realiza por el sistema mayoritario de lista en circunscripciones plurinominales, de manera que la lista ganadora obtiene todos los electores del Estado. Las minorías son barridas, el sistema electoral está diseñado para perpetuar el bipartidismo.

Una vez electo y conformado el Colegio Electoral, los electores proceden a elegir por mayoría absoluta de votos al Presidente y Vicepresidente de los Estados Unidos. Si ningún candidato obtiene la mayoría absoluta para el cargo de Presidente, la decisión se traslada a la Cámara de Representantes. Si la mayoría absoluta no se alcanza para elegir al Vicepresidente, corresponde hacer la elección al Senado.

Esta sistema de elección indirecta es profundamente antidemocrático, porque no permite elegir de manera directa al Presidente y Vicepresidente, y también porque no permite la representación de las minorías. En las elecciones del año 2000, John Kerry y Al Gore ganaron la mayor cantidad de votos populares, en contra de George Bush, pero fueron derrotados por escaso margen en los Colegios Electorales.

A tres semanas de la votación del 4 de Noviembre, todas las encuestas registran que Obama lleva una venta de hasta 10 puntos por encima de McMcain. Científicamente existen pocas probabilidades que McMcain logre remontar y superar a Obama en tan corto espacio de tiempo. El crack financiero y la crisis económica noquearon al candidato republicano.

Todos los analistas coinciden en afirmar que la única posibilidad de que McMcain gane las elecciones es que a última hora los republicanos logren asestar un golpe de efecto gigantesco, como la captura de Osama Bin Laden, o algo parecido, que haga prevalecer el espíritu conservador del electorado por encima de las aspiraciones de salir de la agobiante crisis económica. Otra posibilidad es que los republicanos obtengan mayoría en los Estados más pequeños y de esta manera logren imponerse en el Colegio Electoral.

VII. Es hora de luchar por un Partido Laborista.

Una de las tragedias más grandes en la actual crisis económica y crack financiero en los Estados Unidos es que los sindicatos, debilitados tras décadas de neoliberalismo, no han salido a dar la pelea ante el crack financiero y la crisis económica. La repuesta de los sindicatos ha sido extremadamente débil, lo que permite a la administración Bush maniobrar con holgura e imponer el plan Paulson.

Los efectos del neoliberalismo se hacen sentir en los propios Estados Unidos. En 1960 uno de cada tres trabajadores estaba afiliado a un sindicato, pero estos fueron debilitados por la desregulación económica impulsada por Ronald Reagan, la globalización de la economía y la pérdida de empleos trasladados hacia las “economías emergentes”. Actualmente sólo uno de cada 12 trabajadores del sector privado está sindicalizado. El resultado ha sido casi mortal: los sindicatos representan actualmente alrededor del 15 por ciento de la fuerza laboral.

La poderosa central AFL-CIO tiene 13 millones de afiliados y es dirigida por una corrupta y mafiosa burocracia vinculada estrechamente al Partido Demócrata. En medio de la gran depresión, en los años 30 del siglo XX, el presidente Franklin Delano Roosevelt logró influencia política sobre los sindicatos al establecer el seguro social, y obligar a las empresas a cumplir leyes sobre salarios mínimos, negociaciones colectivas de trabajo y seguro de desempleo. Y ese control político se mantiene desde entonces, convirtiéndose en el principal freno para desarrollar las luchas de los trabajadores contra el decadente sistema capitalista e imperialista.

En las elecciones internas, Hilary Clinton logró conquistar a la mayoría de los trabajadores de raza blanca. Posteriormente, con su derrota, Obama logró atrapar a la mayoría de los sindicatos, incluidos los tradicionalmente combativos Teamsters. Obama es el portavoz del descontento de los trabajadores y de la clase media pero, contradictoriamente, se convierte en un ariete que impide las luchas, porque las masas tienen la ilusión que un buen candidato, que viene de abajo, les va a solucionar los problemas.

Pese a las ilusiones en la que economía puede mejorar, se produjo algún grado de resistencia, mínimo, pero lo hubo en contra del Plan Paulson. Eliseo Medina, vicepresidente del Sindicato Internacional de Empleados de Servicio (SEIU) declaró que “nos quieren vender esta crisis financiera como la guerra de Irak, recurriendo al miedo de que las decisiones deben ser urgentes, si no vamos hacia una gran depresión. Y todo para qué: para que no tengamos tiempo de reaccionar y sólo beneficiar a los más ricos, que al fin de cuentas son los responsables de todo este desastre (…) esto le va a costar a cada familia alrededor de siete mil dólares, y el segundo problema que enfrentaremos es que no van a quedar fondos para salud pública, educación; es totalmente una desgracia.”.

Jacob Hay, portavoz del Sindicato de los Obreros de la Construcción de Norteamérica (LIUNA), "todos los sindicatos estamos en el mismo barco. No nos gusta la idea de utilizar fondos públicos, pero sabemos que es necesario. La diferencia es que los sindicatos estamos a favor de que este rescate se dé de una forma que impacte a la comunidad".(EFE 26/09/08)

Antes de la aprobación del Plan Paulson, se produjeron unas 150 manifestaciones en todo el país, así como el envío de miles de mensajes electrónicos y llamadas a los congresistas.

En el año 2005 los Teamsters y el SEIU organizaron una disidencia dentro de la AFL-CIO. En el marco de la crisis financiera, la Convención anual de la AFL-CIO se produjo al borde de la ruptura. Ha cobrado fuerza la llamada Coalición por el Cambio para Ganar (CTWC, por sus siglas en inglés), constituida ahora por siete sindicatos nacionales y que conjuntamente representa más de un tercio del total de 13 millones de afiliados de la AFL-CIO.

Andy Stern ha declarado que "no estamos intentando dividir al movimiento obrero, lo queremos reconstruir". Anna Burger, presidente de la CTWC, declaró que la fecha será “recordado como el renacimiento del movimiento laboral estadounidense". (PL 12/10/08)

Estos reagrupamientos reflejan la enorme efervescencia que estremece a los sindicatos. Durante la gran depresión de los años 30, León Trotsky planteó la necesidad de construir un gran partido laborista, que fuese independiente de los partidos Republicano y Demócrata. La crisis actual es igual o peor. Ha llegado la hora que los sindicatos rompan su subordinación al Partido Demócrata y conquisten la independencia política, y planteen una alternativa de los trabajadores para solucionar la crisis económica y el crack financiero, diferente al Plan Paulson que terminará siendo pagado irremediablemente por los contribuyentes.

Independientemente de las promesas del candidato Obama, debemos luchar por la nacionalización de la banca bajo el control de los sindicatos. Los sindicatos del sector financiero están llamados a jugar un rol importante en esta crisis. Es hora de presentar la alternativa de los trabajadores y del pueblo.

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