Economía
Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE MicrosoftInternetExplorer4 Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE MicrosoftInternetExplorer4

La locomotora china pierde velocidad y el resto del mundo acusa el impacto

 

La boyante economía de China se está enfriando más rápido de lo que la mayoría de los analistas había previsto, desinflando las esperanzas de que la demanda del país podría ayudar a mantener activa la economía mundial en momentos en que el mundo desarrollado atraviesa una crisis financiera.

Por Andrew Batson e Ian Johnson

The Wall Street Journal

La oficina de estadísticas de China informó el lunes que el crecimiento económico se desaceleró a 9% en el tercer trimestre con respecto a idéntico lapso del año previo, luego de un avance de 10,1% en el segundo trimestre y de 10,6% en el primero. China acumula una expansión promedio de 9,9% en lo que va del año y es probable que anote su primer año de crecimiento por debajo del 10% desde 2002.

 

"La crisis financiera global ya ha asestado un severo golpe a la confianza de los inversionistas y los consumidores en muchos países del mundo, y China no es la excepción", dijo Li Xiaochao, portavoz de la Oficina Nacional de Estadísticas.

 

China ya ha recortado las tasas de interés dos veces desde septiembre y es probable que las cifras recientes, que estuvieron por debajo de las expectativas, aceleren la ofensiva gubernamental para mantener la expansión. Muchos economistas predicen que el crecimiento podría llegar a 8% el próximo año, la menor tasa para China desde la crisis asiática.

 

Los grandes beneficiados del tórrido crecimiento de China — como los fabricantes alemanes de herramientas, los productores japoneses de maquinaria de construcción y los proveedores latinoamericanos de materias primas— han acusado el golpe. Los precios de las materias primas, por ejemplo, han caído verticalmente en las últimas semanas mientras los mercados toman nota de una menor expansión en China y una menor demanda de países ricos como Estados Unidos y Japón.

 

El enfriamiento demuestra como, a pesar del espectacular crecimiento de los últimos años, China no ha conseguido la escala necesaria para actuar como el motor principal de la economía global. El país ocupa la posición número 100 entre todos los países en términos de ingreso per cápita y representa un 6% de la economía global, con base en las tasas cambiarias del mercado. Tras ajustar su producción por la paridad de poder adquisitivo, la medida preferida de muchos economistas, China sólo equivale al 10% de la economía global. "Pueden ser un motor de cierta manera, pero lo que suceda en el 90% restante va a importar más", dice Nicholas Lardy del Instituto Peterson de Economía Internacional, de Washington. Y aunque su sistema financiero sigue estando mayormente aislando de la crisis crediticia, China tiene problemas propios. "Todo está marchando por mal camino en cuanto a mantener el crecimiento", dice Lardy.

 

Las exportaciones se debilitan rápidamente a medida que cae la demanda de grandes clientes como EE.UU. y Europa. Eso ocurre en los precisos momentos en que la caída del mercado inmobiliario amenaza con arrastrar aún más el crecimiento chino. Aunque el gasto en infraestructura sigue en auge y el consumo se ha mantenido alto, es probable que la economía experimente una desaceleración generalizada. La debilidad de las cifras de agosto se atribuyó a los cierres de industrias con motivo de los Juegos Olímpicos de Beijing, pero la persistente desaceleración de la producción en septiembre sugiere que el debilitamiento fue más amplio.

 

No hay que perder de vista que el crecimiento chino sigue siendo extraordinariamente alto y es probable que lo siga siendo. No obstante, la demanda doméstica china sencillamente no es lo suficientemente grande como para sustituir el gigantesco papel que juega EE.UU. Aunque los 1.300 millones de chinos consumieron cerca de US$1,2 billones (millón de millones) el año pasado, los 300 millones de estadounidenses consumieron US$9,7 billones. China sigue siendo un gran exportador. Entre enero y septiembre, exportó US$181.000 millones más de lo que importó. "Las cuentas no dan", dice Stephen Roach, presidente de Morgan Stanley en Asia. "China todavía es un país relativamente pobre. Tal vez podrá amortiguar un poco el golpe, pero no mucho".

 

Para los productores de los bienes que china necesita —principalmente materias primas y maquinaria para construir sus casas y fábricas— el auge chino ha sido bienvenido. Alemania, por ejemplo, ha retenido su corona como el mayor exportador del mundo gracias, en parte, a la venta de equipos industriales a China.

 

Según las estadísticas de la industria alemana de comercio, las exportaciones a China de maquinaria y partes subieron 20% en los primeros siete meses del año, con respecto al mismo período del año anterior. Eso transforma a China en el segundo mercado para la maquinaria alemana, detrás de EE.UU. "China tiene su propia dinámica", reconoce Olaf Wortmann, economista de la asociación de ingeniería VDMA, quien cree que el crecimiento de las exportaciones a China puede mantenerse en alrededor de 10% pese a la desaceleración.

 

Esa es una buena noticia, dado el bajón en todo el mundo. La demanda china, sin embargo, tiene sus límites. El país es un gran comprador de equipos industriales alemanes, pero no de otros productos. En total, China es apenas el undécimo mercado para las exportaciones de Alemania, absorbiendo un modesto 3% de los 969.000 millones de euros que Alemania exportó el año pasado. Eso no es suficiente para impulsar la economía germana, cuyo crecimiento está cayendo por debajo del 2% este año y probablemente será cero el año que viene.

 

Puesto que los ganadores del boom de China han estado desproporcionadamente ligados a los ciclos de construcción e inversión, la actual caída del mercado inmobiliario ha causado más daño en esos sectores. A medida que caen las ventas de viviendas y los constructores reducen nuevos proyectos, la demanda de acero, cemento y cobre que se utiliza en los nuevos edificios se ha debilitado.

 

La desaceleración está forzando a los países vecinos a hacer ajustes. El fabricante japonés de químicos Tosoh Corp. ha reducido la producción de policloruro de vinilo —el material de construcción de plástico conocido como PVC, por sus siglas en inglés— un 15% desde septiembre. Fue el primer recorte de Tosoh en 10 años, el que la compañía atribuyó al gran declive en la demanda de China.

 

Li, el vocero de la oficina de estadísticas, espera que la crisis financiera internacional disminuya el flujo de inversión extranjera y las exportaciones, dos motores del crecimiento de los últimos años. La inflación, en todo caso, cayó de 8,7% en febrero a 4,6% en septiembre. Eso ha permitido al gobierno concentrarse en estimular el crecimiento. Se espera que pronto se anuncien nuevas medidas.

Hemeroteca

Archivo