Haití


Por Antonio Renard

Desde hace varios meses, la oposición por medio de diferentes medios, ha venido denunciando un enorme caso de corrupción en el país. Cerca de cuatro mil millones de dólares han desparecido o se han evaporado durante la última década.

Ante tales hechos, este país, uno de los más pobres de América y del mundo, las protestas no se han hecho esperar. Una enorme ola de protestas, acompañada de una huelga general sacuden al país. Hasta este momento, once personas han perdido la vida en los enfrentamientos contra las fuerzas represivas del régimen.

El gobierno de Moise ha tratado de evitar que este caso no llegue a mas, y ha querido impedir que las investigaciones se centren también en funcionarios del gobierno anterior, todo esto con base a maniobras que el pueblo haitiano no se ha tragado.

Los millones de Petrocaribe: unos se comen la pina y a los otros les duele la panza

Durante el gobierno del general Chávez, Venezuela creo un programa para vender el petróleo a precios subvencionados a diferentes países del área, entre ellos Haití. Sin embargo, tal y como también ha sucedido en Nicaragua, donde el clan de Ortega ha acaparado los beneficios de este proyecto, en contumacia con el régimen venezolano, las cosas no han sido diferentes para los haitianos. Desde hace diez años, el grifo del petróleo venezolano a buen  no se ha traducido en mejoras de esta población, luego que esta haya afrontado las consecuencias del devastador terremoto de diciembre del 2009.

Este exuberante monto contrasta con las condiciones de vida miserables para la enorme mayoría del pueblo. En este contexto es que desde hace unos meses se ha organizado primero como una plataforma de denuncia en internet, el movimiento “Petrocaribe Challenge” luego que, durante los dos años anteriores, el senado haitiano hubiese realizado unas investigaciones para dar con los responsables de la desinficionar de cerca de dos mil millones de dólares.

Esta primera “investigación” dio como responsables a varios antiguos funcionarios del gobierno anterior. Pero el actual gobierno de Moise solo separo a algunos de estos funcionarios, pero sin la eventual denuncia penal por fraude o malversación de fondos.

Sin embargo, estos personajes que fueron separados de sus cargos no eran cualquier persona. Formaban parte de su entorno cercano, su director de cabinete, el secretario general de la presidencia, así como una quincena de sus consejeros, lo que apunta que el mal no estaba afuera, sino que carcome todo el régimen.

En un primer momento, los intentos fueron para que este asunto se quedara dentro de los marcos de la carcomida legalidad burguesa. Varios ciudadanos denunciaron penalmente a estos corruptos a inicio del 2018. Pero esto no ha sido suficiente.

El problema se hace todavía mucho más grande, cuando para rembolsar la colosal deuda externa que tiene Haití, cerca del catorce por ciento de su presupuesto se dedica al pago de las obligaciones de Petrocaribe (alterpress.org, 8/09/2018) Estos datos expuestos por el economista Eddy Labossière dejan de manifiesto la envergadura del problema.

Una crisis política y social arrastrada

Jovenel Moise toma el poder como el sucesor de Michel Martelly, el cual en su momento también atravesó una importante ola de protestas debido a la falta de condiciones para realizar las elecciones en este país carcomido por la miseria.

Esta miseria no ha sido una escogencia del pueblo haitiano. Es el resultado en primer lugar de la indemnización que los haitianos tuvieron que pagar a Francia luego de la independencia en 1804. Una colosal suma fue exigida por la potencia colonizadora bajo la amenaza de las bombas para indemnizar a los antiguos colonos, banqueros y otros parias imperialistas. Luego de haberse librado de los esclavistas franceses, las masas agotadas por el derramamiento de sangre se vieron presas del chantaje del entonces rey Carlos X. Una flotilla de catorce barcos de guerras y quinientos cañones apuntaban hacia la isla. Deberían entonces indemnizar con ciento cincuenta millones de francos de oro, el equivalente en ese momento a la producción total de la isla en un ano. Esta suma fue “prestada” por los franceses, un doble negocio, el equivalente en la época de la deuda externa actual. El país tardo ciento veinticinco años para poder hacer frente a esta deuda ilegal en inmoral lo que acarreo en parte los problemas económicos, amén de los saqueos por parte de la dictadura de los Duvalier y ahora con los gobiernos de turno.

El candidato de la oposición, Jude Célestin, denuncio en la víspera que rehusaba participar en la segunda vuelta por ser “una farsa” puesto que esta sería “una selección” debido que solo se presentaría un solo candidato.

Estas movilizaciones ocasionaron fuertes enfrentamientos con las fuerzas represivas justo en la demanda que precedió a las elecciones.

El régimen respaldado por la administración Obama pudo campear la crisis al montar un mecanismo para cambiar todo para que todo quede igual.

Moise toma el poder en unas elecciones cuestionadas, luego de escindir el partido oficialista. La maniobra funciona porque logra presentarse como un candidato “outsider” sin que realmente lo fuera, ya que como lo veremos, sus vínculos con el gobierno de Martelly son fuertes.

Esto le permite llegar al gobierno, pero llevando al mismo a los principales elementos del gobierno anterior. Este empresario exportador de bananos, ha sido cuestionado por recibir importantes sumas de dinero como incentivos por parte de su predecesor (cerca de seis millones de dólares) así como por tener múltiples cuentas bancarias sospechosas de realizar lavado de dinero.

Todos estos aspectos oscuros, con la complicidad de su mentor Martelly hicieron que desde el principio la sombra de la corrupción planeara ya desde antes del inicio de su periodo presidencial.

Las elecciones que llevaron a Moise al poder se caracterizaron por una alta abstención. Casi el 80% del padrón electoral se abstuvo y si se calcula el porcentaje de votos que obtuvo con respecto al total de la población, Moise fue electo con solo un 10%. Este factor le da todavía más un carácter de ilegitimidad a su gobierno.

Pero toda una serie de irregularidades denunciadas durante el proceso electoral no impidieron que luego contara con el apoyo de los países imperialistas y de la OEA. Tanto él como Martelly se han cobijado con el apoyo indefectible de las potencias occidentales.

Moise aprovecha su mandato no solamente para continuar con la línea de Martelly sino para avanzar aún más en la consolidación de un régimen más represivo. Luego de la caída de Duvalier, el país había suprimido a las fuerzas armadas. El año anterior, Moise anuncio el restablecimiento de las fuerzas armadas, luego de casi dos décadas.

Los escándalos de corrupción en el país son moneda corriente pasando desde las ONGs que intervinieron luego del terremoto hasta fundaciones como la de Clinton.

La movilización

En el mes de julio los haitianos salieron a las calles a enfrentar el aumento en el precio de los combustibles. Este aumento implicaba un alza en los precios 38% en la gasolina, 47% en el diésel y 51% en el keroseno, una medida difícil de digerir luego de saberse del despilfarro de fondos de Petrocaribe. Las movilizaciones igualmente reprimidas por el gobierno dejan varios heridos así como muertos.  Luego de estas, el primer ministro renuncia para apaciguar un poco los ánimos. Pero no fue suficiente.

A partir del mes de setiembre, miles de haitianos empezaron a movilizarse para exigir cuentas al gobierno corrupto de Moise , a su antecesor Martelly y a sus secuaces.

Desde el inicio, las manifestaciones fueron reprimidas violentamente por las fuerzas del gobierno, lo que pone en evidencia una vez mas su complicidad en este caso.

Bajo el grito de “donde está el dinero de petrocaribe” cientos de jóvenes de los barrios marginales de la capital, entre ellos los de “Trou du Nord” (literalmente hueco del norte) se lanzaron a la calle a exigir cuentas.

La onda expansiva de estas manifestaciones no se hicieron esperar.  A lo largo y ancho del territorio, los haitianos, especialmente los jóvenes se lanzaron a las calles a exigir juicio y castigo para los corruptos.

Una salida revolucionaria a la crisis

Después de la caída de Duvalier, el pueblo haitiano ha enfrentado a los diferentes gobiernos puestos en el poder por la oligarquía y el imperialismo.

Sin embargo, toda esta valerosa lucha no se ha traducida hasta entonces en un triunfo mayor. La comunidad internacional llora lágrimas de cocodrilo, envía funcionarios mafiosos como los Oxfam envueltos por el escándalo de prostitución infantil. Mientras esto pasa el FMI continua a exigir ajustes como el del precio de los combustibles para seguir pagando la deuda externa. Mientras tanto el éxodo de miles y miles de personas continua hacia otros países del área y el norte de América. Estos caen la mayor parte del tiempo presas de redes de explotación de personas de toda índole.

La construcción de un frente revolucionario para el área es una tarea primordial para poder canalizar estas luchas y derrotar a la burguesía cipayo que se pone al servicio de los organismos internacionales y del los interese imperialistas.