La crisis política que se ha desatado sobre Venezuela, desde mucho antes de las recientes elecciones presidenciales, tiene un responsable principal: el imperialismo norteamericano y los gobierno títeres latinoamericanos que se entrometen en los asuntos internos de ese país para sacar del poder, sea como sea, a Nicolás Maduro e imponer un gobierno de extrema derecha dócil a los intereses de Estados Unidos, imperio que ha marcado las recientes elecciones bajo la espada de Damocles de sus sanciones y consecuente crisis económica e impuesto en la oposición de extrema derecha venezolana, a  dos personas profundamente nefastas: María Corina Machado, que ha cometido traición a su patria pidiendo la invasión militar de su país; y el señor Edmundo González Urrutia, señalado por su participación en el asesinato de los 6 sacerdotes jesuitas en El Salvador en 1989.

Al gobierno de Estados Unidos y sus títeres regionales, no les interesa la democracia venezolana, ni la pureza del sufragio en Venezuela, ni saber por quién en verdad votó el pueblo, ni la aparición de las actas del escrutinio: sea como sea van a alegar “fraude” si no gana su títere, Edmundo González. Solo quieren imponer un gobierno sumiso a sus mandatos para apoderarse de la riqueza petrolera y mineral de ese país. 

Estados Unidos, país profundamente antidemocrático, controlado por una élite oligárquica, donde el pueblo no elige directamente al presidente, y ha habido fraudes escandalosos como el que le regaló el poder a George Bush hijo, no tiene moral para dar lecciones de democracia.  Qué lecciones de democracia va a dar Estados Unidos que ha propiciado golpes de estado cada vez que en América Latina y el Caribe, ganó un líder o lideresa que se negó a doblegarse a sus intereses: Juan D. Perón, Jacobo Árbenz, Salvador Allende, Jean  B. Aristide, Manuel Zelaya, Dilma Rousseff, Pedro Castillo y un largo etc.

No le puede hablar de democracia a Venezuela un estado que ha respaldado las más sanguinarias dictaduras en América Latina y el Caribe  y en el mundo. Mucho menos pueden hablar de democracia serviles al imperialismo gringo y señalados en escándalos de corrupción personajes como: Vicente Fox,  Mireya Moscoso (que liberó a los terroristas intencionales y confesos como Posada Carriles y sus secuaces), el fascista Marco Rubio o José Raúl Mulino que bajo la sombra de un condenado por la justicia  y hoy exiliado en la Embajada de Nicaragua en Panamá, llegó a ser presidente con solo un 34.23% de los votos válidos, de ese 77.66% que fue a votar, pero un 25.92% de las personas habilitadas para ese ejercicio y finalmente un 18.53% de la población del país.

Hace 25 años, el pueblo de Venezuela sacó democráticamente del poder a los partidos oligárquicos y proyanquis, y eligió a Hugo Chávez F. como presidente de ese país iniciando un proceso de transformaciones sociales que se llamó Revolución Bolivariana. Desde entonces, los diversos gobiernos de Estados Unidos han venido practicando el intervencionismo en los asuntos internos de ese país propiciando golpes de estado (2002), huelga petrolera (2003), sanciones económicas, robos de sus recursos financieros, sabotajes, guarimbas, con el objetivo de cortar el camino de país independiente y soberano que decidió la nación del Libertador Simón Bolívar.   Estados Unidos es el principal responsable, con sus drásticas sanciones económicas, de la profunda crisis económica en que se ha sumido Venezuela, causa de la migración de unos 7 millones de personas. 

El presidente Maduro,  tiene su grado de responsabilidad en esta crítica coyuntura, por tomar medidas impopulares que favorecieron a la derecha. La única manera de salvar lo que pueda quedar del  Proceso Revolucionario Bolivariano de la intromisión extranjera,  es permitiendo la más amplia participación de verdaderas alternativas populares  que proceden de las  organizaciones sindicales, sociales y de la izquierda, que ya existen en Venezuela.

Desde las filas del  Polo Ciudadano en Panamá,  exigimos  que sea  Venezuela la que decida su futuro de manera soberana y democrática, sin intervencionismo imperialista, ni lacayos/as regionales,  corresponsables de la crisis política actual.

Panamá, 2 de agosto de 2024.

POLO CIUDADANO

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