La política exterior que implementa el Gobierno de los Estados Unidos a lo largo y ancho del mundo no ha cambiado ni un ápice, a pesar de la derrota electoral del Partido Republicano y del ascenso al poder de Barak Obama, hace más de año y medio. La imposición de su “american way of life” sigue siendo su vocación y, con ese propósito, las armas siguen siendo su principal argumento.

Durante el Gobierno de Obama la carrera militar estadounidense no se ha detenido, como se evidencia con los siguientes hechos:

• se han reforzado las tropas invasoras en Irak y en Afganistán, incluso con el envío de miles de soldados pocos días después de que al Presidente lo distinguieran con el Premio Nóbel de la Paz.

• el actual Gobierno gringo aprovechó la catástrofe ocurrida en Haití para, en la práctica, realizar una ocupación militar en ese país, a pesar de los reclamos de las propias Naciones Unidas, a quienes se les hizo casi imposible prestar la ayuda humanitaria que habían planificado.

• han anunciado y dado ya inicio a la instalación de siete bases militares en Colombia, con la clara intención de reforzar el cerco que han tendido sobre Venezuela.

• han continuado adelante con la reactivación de la IV Flota, a pesar de la protesta generalizada que, por ese hecho político-militar, emanó de todos los gobiernos soberanos de América Latina.

• han intensificado las maniobras militares llamadas “Nuevos Horizontes”, aunque el Gobierno de Paraguay las suspendió para el 2010, debido a que nada justifica su realización.

En síntesis, han generado una suerte de “pentagonización” de Las Américas, bajo la excusa del combate al narcotráfico y al terrorismo, así como la ayuda humanitaria.

Todo parece indicar que hoy le toca a Costa Rica. La Asamblea Legislativa costarricense, fiel el mandato de sus amos, acaba de autorizar la presencia en su suelo patrio y en su mar territorial de 7 mil marines, 46 buques de guerra, 200 helicópteros artillados (entre ellos los Black Hawck), aviones de combate y navíos de guerra para combatir submarinos. ¡No es poca cosa!

Adjuntamos el afiche que, sobre ese particular, publicamos un par de años atrás, cuando las mismas tropas anunciaron idénticas intenciones para Guatemala.

Además, agregamos y hacemos nuestro el comunicado de denuncia que, sobre este particular, ha puesto en circulación la ANEP costarricense, que es claro y conciso.

Ante este nuevo despliegue de tropas invasoras en tierras centroamericanas, conviene hacerse las siguientes preguntas: ¿Será que, ante un eventual conflicto militar contra Irán, quieren asegurarse lo que ellos denominan su “traspatio”? ¿Formará este operativo militar parte de uno de mayor envergadura, en el cual le corresponderá a nuestros pueblos centroamericanos poner los muertos?

¿Serán estas maniobras una vía para garantizar la funcionalidad óptima del Tratado de Libre Comercio, del Plan Puebla Panamá y del Plan Mérida? Es claro que los tres planes mencionados, urdidos desde Washington e impuestos sobre el Istmo, forman parte de una misma y tenebrosa madeja, a la cual le hemos llamado “La Diabólica Trinidad”.

Cualquiera que sea el caso, nada justifica que se arrastre a nuestros pueblos hacia una dolorosa guerra que nadie ha pedido y que nadie quiere.

Los estadounidenses deben recordar lo que les ocurrió primero en 1956, cuando fueron expulsados de suelo centroamericano con la punta del zapato, y luego, en 1933, cuando los doblega y expulsa la gesta heroica de Sandino.

¡Aquí, en América Central, no los hemos llamado ni queremos su presencia!

¡LA LUCHA SIGUE!

Frente Nacional De Lucha En Defensa De Los Servicios Públicos y Los Recursos Naturales

Miembro de Plataforma Sindical Común Centroamericana,  -PSCC

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