Por Olmedo Beluche

Un año de guerra entre Rusia y Ucrania – OTAN, ha dejado casi un cuarto de millón de muertos, decenas de miles de heridos, millones de desplazados, ciudades arrasadas y la amenaza de una escalada militar que podría arrastrar a toda Europa, o incluso la posibilidad cada vez más real de un holocausto nuclear de consecuencias mundiales.

Es necesario organizar un gran movimiento internacional para exigir un cese al fuego inmediato. Hay que exigir un armisticio que silencie las armas, que detenga todo avance militar, que cese la matanza. Un armisticio que, sobre un compromiso elemental de no intentar avanzar un milímetro más sobre el terreno, permita el establecimiento de un diálogo para resolver por la vía diplomática las causas que llevaron a la guerra con la mediación de los países no implicados en el conflicto.

Un armisticio que comprometa tanto al gobierno ruso, como al ucraniano, así como a Estados Unidos y la OTAN, detener el envío de más armas a la región. Que cesen los disparos, que paren los bombardeos.

El proyecto de una paz sobre la base de una victoria total de una de las partes es claramente inviable. Por eso hay que repudiar los planes tanto rusos de pretender lanzar una ofensiva de primavera, como de la OTAN de armar a Ucrania con tanques o aviones. Esos planes de Rusia y de la OTAN alejan la paz a costa de mayores sacrificios humanos. Digámosle: BASTA. 

Un alto al fuego inmediato es posible, sosteniendo las fronteras actuales trazadas sobre las trincheras que han creado los ejércitos. Rusia ocupa el este de Ucrania donde el conflicto con la población de habla y cultura rusa empezó a crecer desde 2014 incentivado por los ultranacionalistas ucranianos. La pertenencia definitiva de ese territorio a Ucrania o a Rusia es algo que deberán decidir algún día, democráticamente, sus habitantes, lo cual debe ser producto de una negociación, basada en un armisticio que permita el retorno de la población civil y la reconstrucción en largo plazo. 

Por otro lado, Estados Unidos, la Unión Europea, la OTAN y el gobierno de Ucrania, deben dar garantías, creíbles y verificables, a Rusia de la no expansión de esa alianza militar occidental hacia sus fronteras, así como el cese del envío de armamentos ofensivos que amenacen la seguridad rusa.

Alcanzado el armisticio, los pueblos del mundo deben exigir el levantamiento de las sanciones contra Rusia, iniciando con las absurdas sanciones culturales y deportivas, pero también sobre las exportaciones de gas y petróleo, de manera que se pueda aliviar la alta inflación que empobrece al mundo.

El armisticio posibilitará que los pueblos de Europa exijan a sus gobiernos la reducción de los altísimos presupuestos militares construidos a costa de los derechos sociales, así como la necesidad de disolver la OTAN y cerrar las bases militares norteamericanas, ya que son una amenaza a la paz mundial.

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