Por Emilio Young

El boom inmobiliario que ha experimentado Panamá en los últimos años, y el proyecto de ampliación del Canal, han fortalecido enormemente a los obreros de la construcción. En el año 2013 la industria de la construcción creció un 30%, representando el 12,2% del Producto Interno Bruto (PIB) de Panamá.

Actualmente en la industria de la construcción laboran 150.000 obreros. Este sector tiene una larga tradición de organización y lucha, agrupados en el Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares (SUNTRACS).

El pequeño gigante se levanta

El crecimiento de la construcción ha fortalecido numéricamente a la clase trabajadora, y con ello han aumentado las reivindicaciones obreras. Hace dos años, el 6 de enero de 2012, el SUNTRACS encabezó la histórica huelga de 5,000 trabajadores que laboraban en la ampliación del Canal de Panamá, demandando un aumento de salarios.

El 23 de abril del 2014, se inició una huelga nacional de los obreros de la construcción, que ha paralizado 400 proyectos, incluidas las obras de ampliación del Canal. Nuevamente la lucha es por aumento de salarios (dependiendo de la ocupación, este aumento oscilaría entre el 50 y el 200% en relación a los salarios actuales). También demandan la unificación de salarios a nivel nacional, independientemente de la provincia, salarios mayores en las “mega obras”, uniformes, bono navideño, y otras reivindicaciones más en el forcejeo por firmar el convenio colectivo de 152 puntos para el periodo 2014-2018.

Estas reivindicaciones de los obreros de la construcción tienen horrorizada a la Alianza Intergremial de la Industria de la Construcción, conformada por la Capac, la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP), el Consejo Nacional de Promotores de Vivienda (Convivienda), la Asociación Panameña de Corredores y Promotores de Bienes Raíces (Acobir) y el Instituto Panameño de Arquitectura y Urbanismo.

La CCIAP emitió un pronunciamiento mediante el cual expreso que los “mecanismos de presión utilizados recientemente por parte de sectores obreros y magisteriales ponen en peligro los bienes fundamentales y la convivencia pacífica de los ciudadanos; situación que se traduce en mayor riesgo para la estabilidad y tranquilidad que requiere la nación panameña a escasos días para que se desarrollen las elecciones generales del 4 de mayo” (La prensa 25/4/2014).

En pocas palabras, en un país que es enclave del sector servicios a nivel regional, la huelga de los obreros de la construcción enfrenta al Estado Mayor de la burguesía panameña, en momentos en que se aproximan las elecciones generales del próximo 4 de Mayo.

Demandas salariales

Los empresarios de la CAPAC ofrecen un miserable aumento del 5%, pero el SUNTRACS exige un 35% en un periodo de cuatro años que tendría de vigencia el nuevo Convenio Colectivo. Los obreros de la construcción pelean por un aumento de $ 5 dólares la hora para los trabajadores menos calificados, y salarios especiales para los obreros más calificados, o del personal que trabaja en las “mega obras”.

El debate por el aumento de salarios está en boca de todos los trabajadores panameños. Por ello, el presidente Ricardo Martinelli, en la recta final de la campaña electoral, se vio forzado a declarar: "Yo estoy de acuerdo en que los trabajadores deben ganar más, pero no creo que es justo ni conveniente que un electricista gane unos diez mil dólares... creo que deben llegar a un punto medio dialogando, sin perjudicar a nadie" (La Prensa 23/4/2013).

Obviamente, Martinelli defiende a los grandes grupos empresariales del sector construcción. Los sectores más calificados deben ganar más, pero los menos calificados tienen derecho a un salario que les permita vivir dignamente.

Firmes hasta la victoria

Por ello, el SUNTRACS se ha mantenido firme en la lucha. Erasmo Cerrud, jefe negociador por parte del SUNTRACS, dijo “no vamos a dejar todas nuestras aspiraciones en la mesa solamente porque ellos [empresarios] hayan dicho que no” (La prensa, 26/4/2014).

La importancia de la huelga nacional de la construcción es mayor, si se toma en consideración que los docentes también están peleando por aumento de salarios, y que no se les imponga un arbitrario sistema de evaluación como requisito para tener derecho al aumento de salarios.

Estas dos luchas, construcción y magisterio, deben unirse en un solo frente común, para obligar a la CAPAC y al gobierno, a respetar las reivindicaciones obreras.

Al momento del cierre de edición de este número de El Socialista Centroamericano, ambas luchas se mantenían firmes. De cara al 1 de Mayo estas luchan deben marchar no solo juntas, sino que deben convertirse en el catalizador del reagrupamiento de un polo clasista e independiente en el plano sindical.

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