Por Sebastián de la Torre.

Cualquier gobierno tiene el compromiso de puntualizar y brindar programas eficaces de protección social en beneficio de los que no están en condiciones de sufragar sus necesidades. Mientras no se acabe la explotación capitalista, habrá siempre un creciente número de familias pobres  ya sea porque persiste una alta relación de dependencia (tienen un gran número de personas sustentadas por cada adulto que trabaja) o porque las políticas para combatir y reducir la pobreza por parte del gobierno no son las pertinentes.

Son pocas las posibilidades de remediar este tipo de pobreza (que surge por la alta relación de dependencia) con medidas orientadas a mejorar la productividad del trabajador, dado que el número de personas que perciben ingresos es reducido en relación al tamaño de la familia.

El ejemplo de Managua

Ahora bien, está claro que en Nicaragua no el caso de una alta relación de dependencia. Tomemos Managua como muestra. De 1995 a 2005 la población infantil dejó de crecer y hasta se comenzó a reducir, pues  los que hace diez años eran niños crecieron y se han incorporado a la fuerza de trabajo. Lógicamente, la relación de dependencia se ve afectada, disminuyendo de manera significativa.

La población dependiente dejo de ser la parte dominante y se redujo en 7.53%. La población en edad de trabajar pasó a ocupar poco más del 60%, reduciéndose las personas que dependen de los ocupados. Lo que nos deja la segunda alternativa para explicar el predominio de la pobreza. La tendencia es que aumente la población en edad de trabajar y auto sostenerse, como lo explica el bono demográfico, a es tas alturas según las proyecciones cerca del 68.3% de la población de Managua está en condiciones de trabajar reduciéndose la RDE al 53.2%.

¿Los planes subsidiarios pueden reducir la pobreza?

La política subsidiaria del presidente Ortega ha creado en las masas de necesitados la costumbre de tener ese apoyo económico. Pero este sustento coyuntural no será para siempre. ¿Cuánto tiempo podrá mantener el presidente Daniel Ortega la política de subsidio?. Lo seguro, es que se está creando en las conciencias de las personas una mala costumbre de dependencia de esa ayuda económica, reemplazándose una dependencia por otra y perpetuándose el círculo vicioso de la pobreza.

La necesidad del FSLN de ganarse en la población adeptos y seguidores para lograr mantenerse otro periodo en el poder terminó con las elecciones del 6 de Noviembre. Tras el grotesco resultado de las “elecciones” generales posee un dominio total. La pregunta del millón es: si el año entrante los subsidios se van a mantener (después de todo ya no son necesarios), y después, cuál será la reacción de la población cuando esta ayuda gubernamental no pueda mantenerse. 

Las clases sociales que viven en las condiciones de miseria y en el pauperismo abundante se conforman con poco, inclusive con tan solo ser tomados en cuenta. La estrategia del FSLN ha sido sencilla, y ha resultado tal como lo esperaban. Al otorgarles ciertos beneficios a los más pobres, se les está concediendo a esas personas pobres una muestra de consideración, pero le están cerrando, sin que se den cuenta, las puertas de encontrar un empleo.

¿Por qué el gobierno no invierte en la creación de nuevos empleos?

Los programas sociales pueden ayudar a subsistir a muchos en su condición de pobreza, pero: no los hace salir de ella. La persona pobre que es tomada en cuanta se contenta fácilmente con lo poco que le da el gobierno.

El problema es que la pobreza no desparece, se deja al pobre casi intencionalmente en su misma condición de pobreza. La Verdad es una: las  personas “beneficiadas” de ese “altruismo”, que es una estratagema política, no consiguen empleos. Después de terminar de arreglar sus casitas, después de colocar sus láminas de zinc, de agotar los exiguos materiales de construcción, esas personas a las cuales se les dio un auxilio siguen en la extrema pobreza, sobreviviendo con un mísero dólar diario o dos en mejor de los casos, familias enteras se mal nutren y malviven en este país. Es como atacar solo los dolores de una enfermedad crónica.

No invierte en educación

El gobierno es un determinante clave de la distribución del ingreso y el bienestar en una sociedad. Generalmente los pobres están representados de manera insuficiente en el gobierno y esta es una de las razones por las cuales la incidencia del gasto público es regresiva. 

Muchos economistas insisten que la verdadera estrategia de lucha contra la pobreza es la elevación del nivel educación, una solución a largo plazo para resolver el problema de la pobreza. Algo que el gobierno sandinista no está haciendo, porque la educación primaria, secundaria y superior, ha sufrido un desplome

Si existiese una estrategia de aumentar el gasto en educación por un tiempo suficiente y prolongado, se reducirá sensiblemente el grupo de trabajadores de bajo nivel de instrucción y baja productividad, que constituyen la mayoría de los actuales pobres. Sin embargo, esta acción no beneficiará mucho a los trabajadores que ahora tienen una educación deficiente. Además de que las políticas de educación no han sido oportunas y eficientes, los pobres apenas sopesan las posibilidades entre trabajar y estudiar.

 Existe un elevado costo de oportunidad para ellos, y puesto que la educación es una inversión de largo plazo, es también difícil de mantener; no se ve un beneficio de su inversión y por tanto el pobre decide trabajar en su juventud, sin darse cuenta que está condicionando su futuro; pero como evitar que no tome esa decisión si necesita con urgencia el pan para vivir, que solo se consigue ocupándose en lo que sea (inclusive la delincuencia).

Por ello proponemos una estrategia de crecimiento que aumente lo más posible el número de empleos al alcance de los trabajadores no calificados (la gran mayoría).

Los ricos deben pagar la lucha contra la pobreza

El problema de la pobreza es crónico en una sociedad basada en la explotación capitalista. Nicaragua es parte del sistema mundial capitalista y por ello vemos cada vez más a los jóvenes sin ningún tipo de salidas y oportunidades.

Las políticas de subsidios del gobierno sandinista son pequeños calmantes. Se requiere elaborar desde la clase trabajadora una opción de verdadera lucha contra la pobreza. Y esta solo es posible creando empleos para que la gente trabaje y reciba un salario digno. Al mismo tiempo debe aumentarse la inversión en la educación, pero no solo a nivel de primaria, como proponen los organismos financieros internacionales, sino toda la educación en su conjunto, lo que implica no solo mejorar las aulas, los salarios de los profesores, materiales didácticos, sino también garantizar las condiciones de estudio para millones de niños u jóvenes que viven en extrema pobreza, y que pasan el tiempo rebuscando ingresos para medio comer.

Ahora que el gobierno sandinista tiene la mayoría absoluta dentro de la Asamblea Nacional no tiene ningún pretexto para no aprobar las leyes que el país necesita, una de ellas debe ser un impuesto especial a las ganancias de los banqueros y los ricos, para con ello financiar una estrategia de lucha contra la pobreza que cree empleos y eleve la calidad de la educación pública.

Lo demás es puro cuentos, es demagogia para mantener a los pobres en esa situación, en el callejo sin salida de la política subsidiaria.

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