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Por Victoriano Sánchez Martinica

El dragado del rio San Juan, iniciado el pasado 19 de Octubre por el gobierno de Daniel Ortega, ha reavivado los más reaccionarios sentimientos nacionalistas y xenófobos tanto en Costa Rica como en Nicaragua, los que están contaminando toda la región centroamericana.

En Costa Rica se mantiene la campaña anti nicaragüense, en un país donde hay más de medio millón de trabajadores nicaragüenses. En Nicaragua, aunque no hay trabajadores costarricenses, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha impulsado movilizaciones controladas que se han transformado en apoyo político al gobierno de Ortega. Una de estas fue de estudiantes de secundaria en San Carlos, cabecera del departamento de rio San Juan, en la frontera con Costa Rica. La otra manifestación se realizó en Managua, el pasado 16 de Noviembre, y reunió a varios miles de estudiantes universitarios que marcharon ante la Cancillería.

Estas marchas nacionalistas pretenden recrear el apoyo político que el presidente Daniel Ortega necesita para lograr un aplastante triunfo electoral en las elecciones de noviembre del año 2011, donde está en juego su reelección y la continuidad del FSLN en el poder.

¿Quién es Humberto Ortega?

En la crisis sobre el río San Juan ha reaparecido un personaje un tanto olvidado: el general Humberto Ortega Saavedra, hermano menor del Presidente Daniel Ortega. Durante mucho tiempo los hermanos Ortega impusieron su hegemonía entre las diferentes corrientes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Humberto Ortega, en los últimos 30 años, ha estado vinculado directa o indirectamente a los grandes acontecimientos políticos de Nicaragua: desde Liberia, Costa Rica, estableció el comando que dirigió la guerra de guerrillas contra Somoza; en junio-julio de 1979 negoció un armisticio con la Guardia Nacional, el cual no funcionó por que el empuje de la insurrección terminó destruyendo al ejercito somocista; después de la firma de Esquipulas II, en agosto de 1987, fue el gran negociador de los Acuerdos de Sapoa, en marzo de 1988, que condujo a la desmovilización del ejército contra y la convocatoria a elecciones anticipadas.

Después de la victoria electoral de Violeta Chamorro en 1990, Humberto Ortega impulsó el llamado Protocolo de Transición, que permitió al FSLN conservar ciertas cuotas de poder en las instituciones, especialmente en las Policía y el Ejército. Su salida de la jefatura del Ejército en febrero de 1995, produjo fuertes roces con el gobierno de Violeta Chamorro.

Desde las sombras del anonimato político, en el periodo presidencial de Arnoldo Alemán (1997-2002), promovió y fue uno de los principales negociadores del pacto entre el FSLN y el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), el que se materializó en la reforma constitucional de 1999 y que todavía perdura, a pesar de sus constantes crisis.

Antes de residir nuevamente en Nicaragua Humberto Ortega vivió muchos en Costa Rica, en donde mantiene la mayor parte de sus inversiones, y durante su estadía logró establecer lazos con empresarios y grupos económicos de Costa Rica.

Pero el recordatorio de su impresionante trayectoria política no es para ensalzar la personalidad de Humberto Ortega, sino para analizar qué intereses económicos o de grupos económicos se mueven alrededor de su persona y que representa la gestión negociadora pretende desempeñar en la crisis actual entre los gobiernos de Costa Rica y Nicaragua.

El ala negociadora

La alta dirigencia del FSLN es actualmente un conjunto de grupos o círculos de poder que se mantienen unidos y disciplinados bajo la autoridad de Daniel Ortega. Estos grupos asumen roles diferentes: al Frente Nacional de los trabajadores (FNT) dirigidos por el doctor Gustavo Porras, le corresponde el rol de fuerza de choque, de atemorizamiento de la oposición. En sentido contrario, el grupo de empresarios, dirigidos por Bayardo Arce, le corresponde el rol de administrar la económica. Y así sucesivamente. Aunque Humberto Ortega no es formalmente dirigente del FSLN, siempre ha pertenecido al grupo que encabeza las negociaciones.

A diferencia de la derecha tradicional, y habiéndose constituido en una nueva clase empresarial, la dirigencia sandinista resume todavía algunas características excepcionales: una larga y dura escuela de conspiración, lucha revolucionaria y sacrificios personales, etc. Estas “cualidades” fueron trasladadas de la lucha armada a la lucha política, potenciando una astucia y habilidades políticas poco comunes en el marco de la atrasada democracia burguesa nicaragüense.

Desde antes que Daniel Ortega triunfara en las elecciones de Noviembre del año 2006, se rumoraba sobre serias e inusuales divergencias políticas entre los hermanos Ortega. Es muy difícil afirmar hasta donde son reales estas diferencias, o si se trata de una acostumbrada maniobra política de ex guerrilleros para engañar y marear a los adversarios, quienes acostumbrados a esconderse bajo los faldones del gobierno de los Estados Unidos, no logran formar dirigentes políticos de la misma magnitud que los sandinistas.

Lo que si podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, es que Humberto Ortega siempre ha representado al ala negociadora del sandinismo. En otras oportunidades, debido a su relación con la burguesía costarricense, el general Ortega ya ha entrado en escena, Así ocurrió cuando Humberto Ortega se reunió previamente con Rodrigo Arias, para preparar la reunión entre Oscar Arias y Daniel Ortega en noviembre del 2007.

En esa ocasión, Oscar Arias dijo alegremente: nos  reunimos "cada vez que se puede" (…) creo que con Humberto como embajador fuera del gobierno hacia Costa Rica vamos a tener una muy buena relación, está muy cerca de su hermano aunque no quiera ir al gobierno. Tendremos una relación muy hermanable" (ACAN-EFE 21/11/2007)

¿Avanzadilla negociadora?

El actual conflicto de Costa Rica con Nicaragua ha pasado por fuertes tensiones, declaraciones altisonantes de ambos bandos, etc. En un momento pareció que el enfrentamiento militar era inevitable, pero justo en el momento oportuno reapareció el general Ortega en escena, promoviendo negociaciones secretas con el gobierno de Laura Chinchilla

Primero fue la carta en la que el general Ortega solicitaba una reunión entre los presidentes de Nicaragua y Costa Rica, que preparara la reunión binacional programada para el 27 de Noviembre: “La Cumbre presidencial no debe ser suspendida, es lo único, en el cortísimo plazo, que queda para no precipitarnos al abismo”.

En su carta del 15 de Noviembre, el general Ortega informa que el presidente Ortega estaba dispuesto a retirar las tropas apostadas en la zona de conflicto. Posteriormente se filtró en los medios de comunicación la reunión secreta con el canciller René Castro y con la propia Laura Chinchilla. El general Ortega justificó la diplomacia secreta y la nota aclaratoria de la cancillería nicaragüense a su gestión: “ellos (la cancillería nicaragüense) consideraron que no era aconsejable abrirse a partir de mi carta y dejar algunos elementos que pudieran no ser favorables a la estrategia del gobierno (…) Pero no significa un rechazo, sino un manejo a su situación. Al ser una nota muy breve y no descalificativo a mi persona, ni atacan mi contenido, ni lo bendicen, lo cual podemos llevarlo al marco de cierta prudencia”.

El General Ortega comparte en cierta medida la preocupación de la burguesía costarricense: “el problema de fondo es el dragado (…) Ellos temen que el dragado pueda perjudicar ríos como el Colorado. Es legítimo, tener preocupación si un vecino hace una reparación que no vaya afectar mi propiedad”.

Y como empresario no deja de tener razón, porque todo indica que la estrategia del gobierno sandinista es prepararse para la negociación con Costa Rica. El general Ortega esboza una parte de esas intenciones: “Se tiene que sentar esa cumbre presidencial, para sentar bases profundas, con una proyección estratégica de unos 20 ó 30 años. En asuntos muy concretos de beneficio comercial, turístico, de seguridad nacional, y que están casi redactados para ser discutidos. Esa reunión no debe ser chocante”. (El Nuevo Diario 16/1/2010)

Los negocios del rio San Juan

No es una exageración afirmar que el trasfondo real del conflicto fronterizo entre Costa Rica y Nicaragua son los negocios existentes y futuros en el rio San Juan.

Bayardo Arce, asesor económico del gobierno sandinista, acaba de reconocer que tras el dragado del rio San Juan se esconden un pleito por los millonarios negocios en ambas márgenes del mismo: “hay que averiguar quiénes son los dueños de las tierras y de los negocios en la zona del río Colorado, en Costa Rica, porque son los que están moviendo esto, precisamente cuando Nicaragua hace un esfuerzo extraordinario por el desarrollo de la zona” (END 19/11/2010).

Lo que no dice Bayardo Arce es que en este pleito, el gobierno sandinista se prepara para negociar lo que hoy parece innegociable.

Fracasan primeras negociaciones secretas

Humberto Ortega ha reconocido que Nicaragua esta anuente a retirar las tropas, una demanda de Costa Rica y de la Organización de Estados Americanos (OEA). Por su parte, el canciller de Costa Rica, René Castro, aceptó que "Desde un principio nosotros aceptamos establecer una zona despejada para que observadores internacionales de la Organización de Estados Americanos (OEA) aseguraran que saliendo uno no entrara el otro hasta que se termine absolutamente de negociar los acuerdos pendientes" (EFE 16/11/2010).-

Estas primeras negociaciones secretas han fracasado, al parecer tanto el gobierno de Costa Rica como el de Nicaragua se preparan para negociar, pero antes deben golpear la mesa y mejorar su posición de fuerzas, por eso recurren al nacionalismo estrecho y la xenofobia. Los trabajadores centroamericanos debemos mantener la independencia política y guardar la distancia ante ambos gobiernos.

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