Dialogo guaymuras-3

Por Maximiliano Fuentes

El miércoles 7 de octubre se instaló la mesa de negociaciones entre representantes del gobierno de facto y un comité de avanzada de la Organización de Estados Americanos -OEA-, así como representantes del Presidente depuesto José Manuel Zelaya Rosales, conocida como "Diálogo Guaymuras". Para muchos, el dialogo es la vía pertinente para solventar la crisis política por la que atraviesa el país, para otros, es una de las tantas maneras de caer en los engaños del imperio, la oligarquía y la burguesía nacional.

Decimos esto porque el dialogo es una de las formas de encauzar la luchar popular, es decir, la movilización permanente, la huelga general y otros métodos de lucha a través de los mecanismos de la diplomacia burguesa.

Grandes sectores de la sociedad hondureña ha recibido con gran entusiasmo el proceso de diálogo, no obstante, para aquellos que nos hemos manifestado en las calles y  hemos abogado  por la construcción de una nueva Honduras vemos con mucha desconfianza el dialogo entre golpistas y representantes del Presidente Zelaya.

La base del acuerdo: el plan Arias

Como hemos podido observar, tanto de los cancilleres de la OEA, como de los representantes del Presidente Zelaya, la base fundamental de todo acuerdo pasa por la restitución del gobernante depuesto, así como la conformación de un gobierno de reconciliación y de unidad nacional, de igual forma la declaratoria de una amnistía para todos los delitos políticos cometidos antes y después del 28 de junio. En otras palabras, la pretensión de la comunidad internacional, incluyendo el Departamento de Estado de los Estados Unidos, así como de algunos sectores de la izquierda hondureña aglomerada en el Frente Nacional de resistencia, es conseguir a través del dialogo la firma del pacto de San José, y por tanto la desmovilización de las masas.

No obstante, un amplio sector del Frente Nacional de Resistencia se opone a una claudicación abierta, dado que el respaldo franco y abierto del acuerdo de San José significaría una traición descarada a los sectores populares que luchan sin tregua alguna por la democratización de Honduras. No es casual, que el dirigente popular y candidato a la presidencia, Carlos H. Reyes, haya renunciado a participar en la mesa de diálogo con los golpistas, a pesar de su amplia vinculación e identificación política con el melismo.  Para todos es conocido, que la firma del Acuerdo de San José implicaría un retroceso en los espacios conquistados durante estos tres meses, dado que este no contempla la instalación de una asamblea constituyente y, mucho menos plantea un castigo para todos aquellos delitos políticos y de lesa humanidad cometidos por el régimen usurpador contra el pueblo de Honduras a partir del golpe de Estado.

El pueblo abandonado mientras los ricos negocian el acuerdo  reaccionario

Muchos de los actores de la resistencia, es decir miles de personas que fuimos víctimas de la represión, que aguantamos balas y garrotazos, inhalamos los gases tóxicos del ejército de los golpistas, y que vimos los ataúdes de nuestros compañeros y amigos que perdieron la vida en esta lucha, nos hemos quedado como simple espectadores. A pesar de ser la mayoría y de haber puesto a nuestros jóvenes, mujeres, hombres, niños y ancianos se nos ha excluido y dejado al margen. Todo pareciera que Zelaya y los organismos del imperialismo se perfilan para estampar su firma sobre un acuerdo que no favorece en ningún sentido a nuestras intenciones. A los golpistas y los organismos regionales como la OEA, les interesa estabilizar la situación política del país, calmar las incesantes movilizaciones para crear un clima favorable para el proceso electoral y de esa manera seguir perpetuando su hegemonía como clase dominante.  Durante estos tres meses hemos demostrado que los ricos, es decir, aquellos que nos explotan son vulnerables, pero sobre todo, hemos manifestado que la lucha organizada hace temblar a los responsables de nuestra miseria y sufrimiento.

No desmovilizarse, mantengámonos alertas

Es por todo ello, que  el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) hace llamado a los distintos sectores del movimiento obrero y popular para que rompan con el mal intencionado y reaccionario dialogo con los golpistas. No se puede llegar a un acuerdo sin contar con los actores de esta lucha, es por ello que cualquier  negociación, por mínima que sea, debe de hacerse en frente del pueblo, creemos firmemente sobre el principio democrático que el pueblo decida sobre su destino. Nuestra lucha no reside en la restitución del orden constitucional, sino en la transformación profunda y radical de la sociedad. Nuestras aspiraciones no se quedan con la llegada de Mel en el poder, sino en la democratización de Honduras, en una palabra: en la obtención de una mejor calidad de vida.

Por consiguiente, debemos exigir, que toda negociación contemple los siguientes principios: el derrocamiento del gobierno de Roberto Micheletti, la inmediata instalación de una Asamblea Nacional Constituyente amplia, democrática y popular, castigo para todos aquellos delitos políticos y de lesa humanidad cometidos tras el golpe cívico militar. Enjuiciamiento por un tribunal popular a Roberto Micheletti, Romeo Vásquez Velásquez, y a cada uno de los autores físicos e intelectuales del golpe de Estado. Indemnización a los medianos y pequeños comerciantes y productores por todas las pérdidas económicas durante este periodo.

La creación de un impuesto especial para aquellas empresas que avalaron el golpe de Estado y que son responsables inmediatos de la crisis política por la que atraviesa el país. La indemnización económica para todos los familiares de las víctimas del régimen de facto, así como el pago de todos los daños emocionales y civiles causados por la incesante represión.

Ah!, pero no olvidemos lo mas importante: ninguna negociacion debe desmovilizar al pueblo. Esa es la estrategia de los golpistas, mojar la polvora para que nunca mas pueda prender el fuego de la revolucion, ahogar la energía de las masas en las urnas electorales.

 

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