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"No hay enemigo peor que el que trae rostro de amigo."

Voltaire

Por Maximiliano Fuentes

Han pasado 100 días desde que las fuerzas armadas de Honduras, comandadas por el General Romeo Vásquez Velásquez, secuestraron y extraditaron al Presidente José Manuel Zelaya Rosales de su casa de habitación llevándolo al exilio a la ciudad de San José de Costa Rica. Horas más tarde de haberse quebrantado el orden constitucional tras la usurpación del poder por las fuerzas militares, el Congreso Nacional de la República  le concedía la Presidencia del poder Ejecutivo a Roberto Micheletti Bain.

A partir de ese momento, se genera un amplio movimiento de masas repudiando el golpe de Estado. Las diferentes organizaciones populares que venían librando duras luchas contra el modelo neoliberal, es decir: la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP), el Bloque Popular, los gremios magisteriales, la Coordinadora de Pueblos Indígenas de Honduras (COPINH), entre otros, se aglutinan en un frente amplio para organizar la lucha contra el régimen usurpador de Roberto Micheletti.

Sin embargo, en este espacio, se suma un elemento nuevo en las filas del movimiento popular, es decir, los sectores del partido liberal que se encontraban profundamente vinculados con el gobierno de Zelaya. Hecho progresivo y positivo, ya que en ese momento se requería de la más amplia unidad para aglomerar todos los sectores que deseaban emprender la batalla contra el gobierno ilegitimo. Sin embargo, uno de los errores capitales de los dirigentes populares fue el entregar la conducción del Frente Nacional  de Resistencia contra el golpe de Estado a los Zelayistas, es decir, un sector de la burguesía hondureña que respaldaba fielmente al Presidente depuesto.

Hecho que determino la política del Frente Nacional de Resistencia, dado que en ningún momento propusieron una alternativa propia e independiente que favoreciera los intereses de las mayorías explotadas.

¿Luchar sólo para la restitución de Zelaya o luchar por la democratización de Honduras?

El eje político principal del Frente y de la mayoría de la izquierda hondureña siempre fue la restitución de Zelaya. Nunca se planteo el derrocamiento de Micheletti a través de la insurrección para democratizar a Honduras. en beneficio de los mas pobres, convocando a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana. La orientación política del Frente Nacional de Resistencia  giró unicamente por el restablecimiento del orden constitucional, en otras palabras: el restablecimiento de Zelaya en el poder, sin cuestionar el orden burgués semicolonial ni el antidemocratico sistema bipartidista dominado por el Partido Liberal y su contra parte el Partido Nacional.

La situación política generada tras el golpe de Estado, a diferencia de las proyecciones de la burguesía y la oligarquía nacional, empezó a ser favorable para las masas que reclamaban justicia social. Cada vez eran mas los que se sumaban a la lucha, miles de hondureños apostaban a la construcción de una nueva sociedad donde el Estado fuera el garante de las necesidades del pueblo.

Es por todo ello, pese a la encrudecida represión de la policía y del ejército, que miles de hondureños se movilizaron desde diferentes sectores para reclamar no solo la restitución de Zelaya en el poder sino un mejor futuro, una nueva forma de vida que no estuviese cimentada en la explotación y la exclusión. Por tal razón, consideramos que la firma de cualquier acuerdo que no contemple las necesidades más inmediatas de la mayoría, es decir, que no vislumbre la real democratización de Honduras a través de la justa distribución de tierras,  un nuevo sistema educativo y sanitario accesible y gratuito para todos, un programa para la protección del medio ambiente y la creación de un sistema político equitativo, participativo que involucre a la mujer y a todos los sectores sociales, entre otras cosas, sería una enorme traición para ese pueblo que se ha curtido su piel y llagado sus pies en las largas jornadas de resistencia.

Ese pueblo que ha entregado a sus jóvenes, mujeres y niños a esta lucha, no merece ser traicionado por la firma de quienes han enlutado nuestras casas y atropellado nuestra humanidad.

Negociaciones secretas a espaldas del pueblo

El proceso de negociación ha sido arduo, de hecho ha experimentado diferentes momentos. En  distintos espacios, el gobierno ilegitimo ha tenido que retroceder, no por la muy pretendida “presión internacional” sino por la pacifica y heroica lucha del pueblo hondureño. Ante el temor de una insurrección y de una revolución social, la burguesía hondureña y el imperialismo norteamericano se han visto en la necesidad de apurar la firmas del Acuerdo de San José. Ha sido el ascenso de las masas lo que obligo a los golpistas a sentarse a las mesa de negociaciones.

Decimos esto, porque la salida del gobierno ilegitimo era mantener a Zelaya en el exilio, no cambiar la Constitución, aplastar al movimiento de masas a través del proceso electoral, dándole ciertas regalías como la inscripción de una candidatura independiente popular, y legitimarse una vez haya tomada posesión las autoridades electas bajo el sufragio. No obstante, ante la continua presión de las masas tras la llegada de Zelaya, el inminente peligro de no poder realizar las elecciones bajo la movilización continua y, el clima de hostilidad y de represión acentuada tras la restricción de las garantías individuales, son los  hechos concretos que determinaron a Micheletti  a retroceder para salvaguardar el Estado burgués.

A partir de allí, se ha generado un proceso de negociación donde se han establecido algunos acuerdos. previos . El mismo Miguel Insulza, embajador de la OEA y lacayo del imperialismo norteamericano se ha reunido con Micheletti en la base militar de Palmerola para finiquitar el marco general de los acuerdos. De igual manera, el embajador de los Estados Unidos Hugo Llorens se ha reunido con los distintos actores para impulsar la negociación y una salida reaccionaria y contraria a los intereses de la clase  trabajadora. Consecuente con su posición de clase, el Presidente Zelaya ha aceptado las demandas de los golpistas y del imperialismo, mismas que se sintetizan en el nefasto Acuerdo de San José.

Esto más, según el funcionario brasileño Raúl Jungmann, “el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, estaría dispuesto a aceptar una reducción de sus poderes y aceptaría ser procesado por el gobierno interino del país a fin de ser restituido al poder.” De igual manera, Zelaya acepta renunciar a la idea de una Constituyente, que era para lo que había convocado un referéndum (lo que condujo a su deposición). Este comportamiento no es extraño para quien no haya entrañado la lucha, para aquel que no ha experimentado la miseria y la explotación. Solo el que ha vivido y sufrido las contradicciones del sistema capitalista podrá odiar a muerte al modo de producción que engendra la miseria y la exclusión.

Lastimosamente, este comportamiento no solo es propio de los sectores burgueses, sino también de lla mayoría de los dirigentes sindicales y gremiales, es decir, de la burocracia de las organizaciones obreras y del movimiento popular.

La claudicación de la izquierda dentro del Frente Nacional de Resistencia

Los medios de comunicación de la burguesía nacional, anuncian que esta semana es clave para que los distintos sectores encuentren una solución de la crisis que mantiene empantanado al país desde el 28 de junio. El próximo miércoles, se espera que llegue a Honduras una comisión de avanzada de la organización de estados Americanos OEA, entre los que destaca el Secretario General Miguel Insulza. Mismo que ya había llegado a un acuerdo con Micheletti en una reunión secreta en la base militar norteamericana de Palmerola. Por lo que su llegada, muy probablemente solo sea para respaldar y confirmar las firmas de los acuerdos.

Ante las negociaciones secretas y  acuerdos que no castigan a los violadores de los derechos humanos y del orden constitucional, el Frente Nacional de Resistencia contra el golpe de Estado no cuestionó las mismas y mucho menos reclamó su participación en el proceso, para vigilar las negociaciones y denunciar cualquier traición. Al contrario, fijo su posición de la siguiente manera: “Sostenemos que el diálogo es un medio adecuado para solventar diferencias,  pero éste no es posible bajo medidas de represión que desde el 28 de junio ha adoptado la dictadura militar-civil, violentando garantías constitucionales y los derechos humanos fundamentales.” En tal sentido, “coincidimos con las condiciones puestas por el PresidenteZelaya…”.

De igual manera, el Frente Nacional de Resistencia demanda el  derrocamiento de Micheletti y su dictadura a través del dialogo, es decir, que esta no caería por la insurrección popular y el auge revolucionario de las masas sino por los acuerdos con la burguesía y el imperialismo.  Como podemos observar, la izquierda que participa activamente y es mayoria dentro del Frente Nacional de Resistencia no tiene y nunca tuvo independencia de los sectores burgueses, de modo que sus políticas se encuentran ampliamente vinculadas a los intereses del melismo y de la burguesía nacional.

Desde ediciones anteriores, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), hemos venido alertando sobre las negociaciones secretas realizadas a espaldas de las masas, de igual manera del inminente peligro que conllevaría para la lucha la firma de un acuerdo reaccionario entre Mel y los golpistas.

Pero al pasar de los días, aquello que percibíamos como una posible variable, se convierte en una realidad concreta. El acuerdo y la restitución de Mel parece ser algo serio. Lejos de manifestar alegría, creemos que eso tiene implicaciones para el movimiento de masas, ya que ningún golpista será castigado, no se establecerá la ansiosa asamblea nacional constituyente, sino que se constituirá un gobierno de reconciliación y de dialogo nacional conformado por golpistas y melistas. Los crimines políticos quedaran impunes a través de la declaratoria de una amnistía, de la misma manera que los asesinos de nuestros mártires quedaran relegados en el olvido.

Es por todo ello, que el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), hace un llamado al movimiento obrero y organizaciones populares, al conjunto del pueblo hondureño para que desconozca culaquier acuerdo firmado que implique la preservacion de las viejas estructuras de poder. La anhelada justicia será el resultado de la lucha y no de un acuerdo de los explotadores. De igual forma, emplazamos al Frente Nacional de Resistencia a romper con esa politica de avalar las negociaciones con los golpistas, a espaldas del pueblo. Nuestro futuro esta en juego, el anhelo de construir una sociedad justa puede disiparse a raíz de la traición. Es importante recoger toda la experiencia acumulada en estos 100 días que han sacudido a Honduras y América Latina. La lucha para alcanzar nuestra victoria no acaba con la firma de un convenio, al contrario, nos hace ver que no podemos seguir creyendo en aquellos que se presentan con rostros de  amigos y con discursos populistas.

No podemos alcanzar la paz mientras hay desigualdad, la lucha por nuestra emancipación es larga, sin embargo debemos de tener claro que tenemos un elemento de triunfo: somos la mayoría y hemos alcanzado un grado de madurez mayor en estos tres meses. No desmayemos, recordemos que el pueblo unido jamás será vencido.

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