Salvador Nasralla y Jorge Cálix

Por Sebastián Ernesto González     

Las medidas que está tomando la derecha para retomar la conducción del gobierno o bien, mantener una fuerte cuota de poder dentro del Congreso Nacional en el periodo 2026-2030, nos sigue demostrando que se mantienen fuerte en las diferentes estructuras institucionales y en el pensamiento colectivo de gran parte de la población y, es que estos no se duermen en sus laureles, no hay un solo momento en que descansen para atacar al gobierno de la presidenta Xiomara Castro y maquinar la forma de volver al poder, además, cuentan con toda una maquinaria periodística a la disposición, heredada del “juanorlandismo”, en los doce años en que gobernó el Partido Nacional.

La fortaleza de la oposición del actual gobierno no radica en si mismos, más bien, radica en las debilidades del partido en gobierno, la mayor arma de los opositores son los mismos problemas que desde siempre han aquejado al pueblo hondureño, no obstante, se deben agregar como municiones de los opositores las diversas promesas hechas por Xiomara Castro, y, que, hasta ahora no se han cumplido. En descargo del gobierno, lo que se prometió no solo dependía de una victoria electoral, también dependía del control del Congreso Nacional, algo que hasta ahora se ve imposible, dadas las circunstancias que se han venido sucediendo desde semanas antes que asumiera la presidencia Xiomara Castro.

¿A quién representan Nasralla y Cálix?

El núcleo de la derecha está conformado por los sectores económicos que controlan a los gobiernos de turno, o en el menor de los casos, hacer una fuerte oposición tal y como lo hace el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP) desde enero del 2022, cosa que nunca hicieron en la era “juanorlandista”  en 2010-2022, en Honduras, los grandes multimillonarios de la actualidad obtuvieron sus riquezas a costa de negocios con el Estado, a estos no les importa quien dirija el gobierno mientras este les garantice seguir haciendo sus múltiples negocios, tal y como sucedió con los medios de comunicación que, ahora enfilan baterías siguiendo un mismo guion para generar en el pensamiento colectivo que el gobierno actual es más de lo mismo y que la solución está en el reciclaje del Partido Liberal.

No es extraño que ante la ausencia de un liderazgo en los liberales, se movieron las piezas para que un volátil Salvador Nasralla y un conspirador vengativo como Jorge Cálix terminaran en el partido que lideró el Golpe de Estado del 2009 y, que entregó en bandeja de plata, durante doce años, la administración del Estado al Partido Nacional. Estos movimientos no se dan por si solos, existe toda una planificación y un exhaustivo análisis de las diferentes posibilidades que podrían darse, en primer lugar; es descartar, al menos como opción de triunfo al Partido Nacional, dado sus vínculos con el narcotráfico. En segundo lugar radica buscar la forma de levantar con nuevas caras al Partido Liberal, de esta forma; Maribel Espinoza y Jorge Cálix regresan, mientras que Nasralla que sigue considerándose apolítico, después de un largo e inestable recorrido de posturas alocadas, termina abrazado con quienes antes calificó como delincuentes.

En el programa del canal televisivo UNTV, del 17 de julio de las 7 a.m. se hizo mención de una encuesta política de la empresa Le Vote, salida en los primeros días de julio. Como datos interesantes de la misma, en el PL Nasralla gana con 52%, seguido de Luis Zelaya con un 24%, Jorge Cálix 18% y Maribel Espinoza 6%, en estos candidatos, el único que rompe con el lado oscuro golpista es Luis Zelaya. En el PN Tito Asfura gana con 51% seguido de Ana García (esposa de Juan Orlando Hernández) con un 42%. Sin duda alguna que el “juanorlandismo” sigue más vivo que nunca, alimentado económicamente por sectores en la oscuridad.

Lo más interesante de la encuesta es el resultado a nivel de partidos; LIBRE 16%, PN 15%, PL 13%, y los que se consideran sin partido 55%. La derecha no escatimará esfuerzo en propulsar una alianza electoral entre nacionalistas y liberales, sin embargo, aquí las piezas del ajedrez político no es fácil moverlas, porque un mal cálculo determinará hacia donde se moverá el 55% de los independientes.

Estos datos deben ser preocupantes para el partido en el gobierno ya que, juntos, los nacionalistas y liberales son mayorías, el voto independiente puede girar para cualquier lado, no es un voto seguro, sobre todo cuando hay muchas opiniones de algunos funcionarios que dan lugar al amarillismo de la prensa mediática.

Por la construcción de un partido revolucionario

El 55% del voto independiente debe motivar a los sectores de la izquierda de verdad para crear un partido que canalice todo ese malestar de la población, con una propuesta de gobierno verdaderamente revolucionaria, sin embargo, la izquierda dentro de LIBRE le claudica al zelayismo y la izquierda fuera de LIBRE se niega a dar un paso al frente.

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