Por Carlos M. Licona
El tema de la inclusión en el sistema educativo hondureño es un discurso simplemente cosmético, exceptuando las instituciones semioficiales que trabajan con educandos discapacitados físicamente, es muy insignificante lo que se ha hecho hasta ahora desde el Estado mismo y, lo poco que se hace, es por iniciativa propia del maestro de aula.
El 28 de marzo pasado se hizo el lanzamiento de el “Año de la Inclusión Educativa 2022”, durante el acto, el Subsecretario de Educación, Edwin Hernández, manifestó “La atención a los compañeros y compañeras con discapacidad debe de ser constante, no en un acto cívico donde decimos cosas bonitas, creemos nosotros que ya hay que cumplirles, es una obligación nuestra”. https://www.se.gob.hn/detalle-articulo/1882
Sin duda alguna que las palabras del profesor Edwin calan en lo hondo al ser consciente un funcionario de la forma en que se mantiene excluido a un sector minoritario de la sociedad, las “cosas bonitas” que un orador pueda proferir desde un micrófono no son más que falacias de cualquier gobierno que excluyen a personas en desventaja con el resto de individuos. Así lo demostró el régimen nacionalista en los doce años anteriores, demostrando que solo se interesaron en agenciarse fondos externos y justificar nombramientos de activistas políticos.
El verdadero acto de inclusión
Ninguna política educativa tiene un eficiente resultado si no se considera al docente de aula como el artista que debe mover los hilos que atañen al proceso enseñanza aprendizaje. No es extraño entonces que, sean los mismos funcionarios y Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que pretendan llevarse el trofeo sin dotar al docente de las herramientas correctas para atender como en este caso; la adecuación curricular con los recursos necesarios. El propósito principal en cualquier política educativa no debe ser la justificación de un presupuesto, debe ser beneficiar a los educandos independientemente de sus limitantes.
En el mismo artículo publicado el 28 de marzo se lee “Las acciones estratégicas de la Secretaría de Educación, están orientadas a potenciar las capacidades de los docentes sobre la atención oportuna en los Centros Educativos y hacer conciencia en la administración pública y en entidades privadas a fin de mejorar la infraestructura o espacios físicos adaptándolos a las necesidades de las personas con discapacidad o talentos excepcionales”.
De esta forma, las autoridades actuales se han comprometido a capacitar a los docentes en las diferentes áreas que puede significar una discapacidad, sin embargo, para que la inclusión sea efectiva se requiere de medidas más profundas como por ejemplo, hacer funcionar en cada centro educativo los grupos de apoyo en las diferentes capacidades, pero, algo a considerar delicadamente, es que las ONG acostumbradas a realizar lucrativos negocios con el Estado no se inmiscuyan en el proceso con el único propósito de obtener dinero, siendo este un punto escabroso por dilucidar.
Los maestros de aula; el pararrayo de todo gobierno
Conformar una ONG y obtener consultorías o financiamiento para proyectos se volvió la forma más común de agenciarse dinero a costa del Sistema Educativo en el que el trabajo termina recayendo sobre el docente de aula, desde que aparecieron las ONG a finales del siglo anterior los centros educativos se volvieron minas de oro. Las cantidades estratosféricas de lempiras se esfuman como el humo y los grupos excluidos siguen abandonados a su mejor suerte. El docente se limita a cambiar la forma de evaluar pero no así la estrategia de impartir sus clases teniendo en cuenta a los educandos con discapacidades o talentos excepcionales.
Todo maestro es un cúmulo de experiencias en el aula de clases, lo que le convierte en el recurso humano directo para desarrollar la política de “Inclusión”, de ahí que, es el principal “actor” a considerar para una estrategia educativa. Sería un terrible error si las mismas personas del régimen anterior siguieran al frente del trabajo en el tema de la Inclusión. El gobierno del “Socialismo Democrático” de doña Xiomara Castro está en la obligación de poner la frente de este tema a las personas más capacitadas y que no fueron partícipes del fracaso de los doce años trágicos del régimen nacionalista.
Las personas con discapacidad física deben obtener los recursos didácticos necesarios que les permita obtener el conocimiento al igual que el resto de los educandos, los docentes deben adecuar los contenidos y tener en cuenta las particularidades individuales, este año 2022 debe ser el arranque de una verdadera Inclusión.