Por Carlos M. Licona

Después de 12 años del régimen represivo del Partido Nacional, la clase trabajadora se desbordó en las calles exigiendo: el respeto a los derechos laborales, cárcel para los corruptos, devolución de los derechos económicos eliminados, disminuir el desempleo, y,  reducción de los precios de la canasta básica. Sin duda alguna que, la multitudinaria movilización ha sido una de las más concurridas en el siglo presente, paradójicamente, la mayoría de las consignas fueron dirigidas a seguir condenando al narco Partido Nacional y a su máximo líder; Juan Orlando Hernández, ahora enjuiciado en la Corte del Distrito Sur de New York, y que, seguramente, pasará el resto de sus días  dentro de una cárcel de máxima seguridad.

Gobierno de LIBRE absorbe movimiento sindical

De forma inédita, la presidenta del Poder Ejecutivo y el Legislativo, doña Xiomara Castro y Luis Redondo respectivamente, se movilizaron junto al pueblo en la Ciudad de San Pedro Sula, mientras que, el expresidente Manuel Zelaya se movilizó en la Ciudad de Tegucigalpa.

A diferencia de las movilizaciones durante los tres gobiernos consecutivos del Partido Nacional, caracterizados por sangrientas represiones contra la clase obrera, este 1 de mayo no hubo un tan solo militar en todo el trayecto de la movilización, tampoco hubo “leyendas” en las paredes de la casa del Partido Nacional ni en las paredes de La Catedral en el Parque Central de Tegucigalpa.  Situación que dio realce a la conmemoración heroica de los mártires de Chicago.

El gobierno del Partido LIBRE es muy joven para hacer un balance general de las decisiones de las nuevas autoridades del Estado, sin embargo, no está demás señalar que toda la dirigencia sindical y gremial ha sido absorbida por el nuevo gobierno, al igual que lo fue en el Poder Ciudadano antes del golpe de Estado del 2009, y, nuevamente, se repitió la historia en el 2011 cuando se creó el Partido Libertad y Refundación (LIBRE) que terminó engullendo casi toda la dirección sindical, gremial y popular del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP).

En todo balance es correcto enfatizar en lo positivo y lo negativo de las decisiones que se toman, así que, la derogación de la Ley de las Zonas de Empleo y Desarrollo (ZEDE), la derogación de la Ley de Empleo Temporal, y, la profunda revisión  que se hace para derogar la Ley Fundamental de Educación con sus 22 reglamentos, llenan a la población de esperanza para que se devuelvan todas las conquistas que eliminó la narcodictadura.

No obstante a estos logros que de forma lenta ha hecho doña Xiomara Castro, aun falta mucho por hacer, y, que, los líderes sindicales y gremiales están en la obligación de exigir, por ejemplo; en el caso del magisterio aún no se define el aumento salarial del 2022, la edad para jubilarse según la Ley que impuso Porfirio Lobo Sosa en diciembre del 2011 sigue siendo de 59 años para los maestros que ya se encontraban laborando en el momento que aprobaron la reforma, los maestros jubilados siguen exigiendo su derecho al beneficio del Seguro Social, los colectivos de barrios y colonias  del Partido LIBRE van aumentando su apetito laboral en cada día que pasa. El índice inflacionario sigue en ascenso reduciendo la capacidad adquisitiva de un desplumado Lempira. El aumento abusivo al costo de la energía eléctrica sigue asfixiando a las familias hondureñas, y, el reiterativo aumento al combustible ya casi está orillando a cada trabajador a medidas drásticas, no hay que olvidar las constantes denuncias de nepotismo o bien, los nombramientos en puestos clave de activistas del Partido Nacional.

Por una independencia absoluta de la clase trabajadora

Sin importar las buenas intenciones del gobierno de doña Xiomara, la clase trabajadora debe mantenerse independiente del gobierno de LIBRE, muchos de los funcionarios actuales fueron dirigentes de las organizaciones gremiales, y, ahora, son funcionarios que obedecen a un sistema capitalista burgués, las decisiones que tomen las nuevas autoridades que en varios casos son jóvenes recién graduados, estarán condicionadas por las trabas de la superestructura que se mantiene en las sombras dirigiendo los hilos. Es muy importante que los diferentes sectores laborales levanten ya un programa de lucha que unifique a todo el movimiento popular, campesino, sindical y gremial, pero, sobre todo, salir a las calles para desmantelar la estructura criminal que aún está insertada en la administración pública.

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