Por: Maya Medina

Los hondureños comenzamos el año 2021 con la pregunta ¿Cómo nos irá con el covid? Los 93 hospitales se construyeron en la Honduras de allá, las vacunas llegaron gracias a Él Salvador y otros países donantes, las empresas de telecomunicaciones no le bajaron el precio a los servicios de pre y post pago, los centros educativos siguen en mal estado, las familias continúan sin ingresos por falta de empleo, etc.

Después comenzaron a vacunar “priorizando” los grupos poblacionales según estuvieran en primera línea frente a la pandemia: militares, empresa privada, médicos, turismo, transportistas y activistas del partido de gobierno, pero los docentes y alumnos no fueron prioridad, cada quien esperó las semanas de vacunación que le correspondía según su edad y las famosas Vacunatón con las que de manera tardía se fueron vacunando todas las personas no prioritarias, como decir, las del bulto.

Encarecimiento del costo de vida y elecciones generales

Subió el precio de la gasolina, de la energía eléctrica por lo que el gasto familiar ha ido en aumento y continúan las caravanas hacia el norte.

Se acercó la fecha de presentar candidaturas con sus planillas y fueron desfilando 3, 4, 5, 6...11 partiditos con planillas incompletas, con seguidores internautas sin representación en los 18 departamentos pero varios con candidatos independientes ávidos de poder, con narcisismo crónico o con las habilidades del Sr. Fantástico: estirando el brazo para tomar algo de la mano azul.

Ahora están aliándose a la candidatura de Xiomara Castro. La mayoría de partidarios están alegres, por ello, los candidatos a diputados y alcaldes les están recibiendo con los brazos abiertos, hay un ambiente de fiesta y expectativa positiva con seguridad de un triunfo avasallador que saque a la dictadura.

El hartazgo del pueblo está llevando a candidatos de otros partidos al interior del país a ser parte de esta alianza, muchas veces exigiendo la unidad de su candidato a la presidencia, todo con el propósito de derrotar a JOH y su pandilla. Se visualiza una avalancha de votos en contra del partido nacional.

Es evidente que los partiditos que actualmente se están uniendo lo están haciendo porque saben que solos no tendrán ni 3 diputados en el Congreso, talvez alguna alcaldía de las 298 del país, cero regidores en la alcaldía de Tegucigalpa y ellos, los candidatos presidenciales ¿Qué conseguirán? Si no se unen, no conseguirán nada.

Por otro lado, es meritorio aclarar que la unión hace la fuerza lo que vuelve necesaria la alianza de todos los partidos de oposición para aniquilar y desaparecer las huestes cachurecas. Pero, ojo: se están uniendo, bien ¿Y después? ¿Se unirán a los grandes cambios que propone Xiomara en su plan de gobierno? ¿Apoyarán las mociones en el Congreso Nacional por la derogación de todas las leyes nefastas aprobadas en estos 12 años? ¿Se unirán al rescate de los beneficios sociales negados, de los derechos laborales violentados, etc.? ¿Apoyarán el juicio para todos, todos, todos los corruptos y sus cómplices? ¿Darán su cuota de sacrificio para el logro de la propuesta del nuevo gobierno? O se volverán parte del muro de contención y harán alianzas con el partido nacional.

Unidad del pueblo

Por ahora aprovechemos la fuerza de la unidad del pueblo ya que en Honduras gran parte de la población considera las elecciones como el patíbulo democrático para castigar a quienes le traicionaron durante los cuatro años que agachó la cabeza y no tuvo valor de enfrentar y exigir en las calles el respeto a su dignidad. Pero esta vez son doce años de soportar injusticias, violaciones a los derechos ciudadanos nunca antes vistas, doce años de ser dirigidos por narcos y corruptos y, para colmo, sufrir la mutilación geográfica.

Debido a esto en el corazón del pueblo está surgiendo el deseo de la regeneración del Estado y políticamente la alianza es el motor que está impulsando a las masas a provocar el cambio que necesita Honduras para su reconstrucción en todos los aspectos.

Estamos claros que para hacer realidad ese anhelo, primero los ciudadanos debemos ser vigilantes del proceso electoral, desde ahorita hasta que se cuente el último voto, pero también hemos de estar claros que esta tarea debe continuar después del gane: en los próximos años debemos mantener la vigilancia en el cumplimiento de lo prometido, tanto en evitar que ni la Presidenta, ni los diputados y alcaldes olviden sus compromisos como en que los nuevos opositores dejen gobernar y, sobretodo, que todos los que ahora se están uniendo continúen siendo apoyo y no tropiezo.

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