Por Calos M. Licona

Decir el cliché “recuperemos el tiempo perdido” es hacernos sentir culpables de la crisis en que el COVID-19 tiene sumergido al planeta, por ningún motivo debemos aceptar que hemos perdido el tiempo protegiendo nuestras vidas y las de nuestros hijos e hijas.

El ministro de educación, Arnaldo Bueso, más conocido como el ministro perico, porque antes de estar en educación se desempeñó como director del Instituto Conservación Forestal y tuvo la ocurrente idea de imponer un impuesto a las aves silvestres. Con ese impuesto buscaba que los hondureños registraran sus aves a un costo promedio de 340 lempiras. Después de unos días con el polémico tema en la palestra pública se derogó tal impuesto. Luego fue nombrado Ministro de Educación dejando atrás la historia que le honró con el mote de “ministro perico”.

El señor Arnaldo Bueso, al parecer, es ingeniero forestal, hecho que no sorprende en este gobierno porque la ministra de salud es maestra de primaria con una maestría en gestión de salud pública y parece que también es pedagoga.

Un hecho incuestionable es que un buen administrador no solo se trata de saber a dónde van dirigidos los recursos financieros, sino más bien estar empapados de las debilidades y fortalezas del sector que está bajo su mando, de esa forma sabe que decisiones tomar y a dónde invertir más recursos humanos y financieros.

Educación y cuarentena

La llegada del COVID-19 a Honduras a desnudado a las autoridades en salud y en educación, por un lado, es muy evidente la incapacidad como desconocedores del campo que rectoran y, por otro lado, el círculo de incapaces que les rodean. De ahí que las decisiones que han venido tomando llevan al país de tumbo en tumbo. Sin tener claro la dirección hacia dónde vamos.

Por eso, tanto el colegio médico como la Mesa de Derechos Humanos que en su comunicado 02/20 pide “Crear un Comité Interinstitucional para la atención de la Pandemia de COVID-19 bajo la Dirección del Colegio Médico de Honduras y profesionales de la salud expertos en el tema”.

Educación no se queda atrás en esta crisis, con un ministro en plena campaña política repartiendo bolsas solidarias junto a Juan Orlando Hernández y que no pega una en educación. En este sector es más patético el contexto, ante la ausencia del ministro educación, una manada de activistas cachurecos se ha hecho del control de las direcciones distritales y departamentales, desde donde sueltan directrices dictatoriales y muy alejadas de la crisis y la realidad mundial.

Este grupo de activistas del Partido Nacional que son muy expertos en tomar decisiones autoritarias, siguen mal decidiendo sobre la marcha, en vez de convocar a una mesa de expertos en educación para plantear estrategias que ayuden a superar esta crisis, siguen hostigando y volviéndole la vida imposible a maestros, madres-padres de familia y estudiantes en general.

Si el ministro no sabe nada de educación da igual que esté o no esté, sus asesores y subalternos inmediatos e intermedios llenos de ignorancia seguirán tomando decisiones muy pésimamente y el magisterio debe tener muy claro que no se debe hablar de “rescatar el año escolar” o “recuperar el tiempo perdido”. Son frases y términos engañosos y que señalan al docente como culpable cuando esta crisis es mundial, las palabras que se deben utilizar pueden ser “readecuar” o “reprogramar” los contenidos educativos, pero en ningún momento es recuperar cuando la prioridad es salvaguardar la vida y la salud de toda la población.

Articulación de la lucha

Ante la más probable extensión de la cuarentena, las dirigencias en educación deben unificarse para prepararse desde ya ante autoridades nefastas y medidas impositivas autoritarias. Cualquier decisión que se tome debe ser consensuada por maestros, madres y estudiantes en conjunto con las autoridades, en ningún momento se debe permitir o repetir el cliché que tanto daño causó al gremio como es el de “recuperar el tiempo”. El maestro al igual que toda la población está encerrado siguiendo la cuarentena, no es culpable de la suspensión de clases. La interacción que pueda existir debe ser dentro de las disponibilidades de todos los participantes.

Pero las dirigencias y los docentes en general deben oponerse al fastidio de estar exigiendo fotografías y vídeos, esto es un abuso que violenta los derechos humanos y la dignidad de los individuos. Pero más profundo aun, la mente de los jefes de familia incluyendo docentes está más fija en el cómo obtener alimentos.

Al parecer las dirigencias han iniciado la hoja de ruta para unificarse en esta crisis, ojalá y el virus nos deje este aprendizaje: Unirnos como hermanos y luchar juntos nuevamente.

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