Por Horacio Villegas

Los hondureños hemos tenido que ver crecer el gusano de la corrupción desde hace mucho tiempo; tenemos los casos emblemáticos de corrupción incrustados en nuestro pasado reciente. Es más, la corrupción infringida por nuestros propios hermanos hondureños es igual en años a los fallidos intentos que se han hecho en la construcción de un Estado fuerte e idealizado.

La limpidez en los tratos en donde el dinero fluyera, no es precisamente un legado de los transgresores europeos que vinieron a América. Los españoles no dejaron, en rigor, una clara definición de los actos correctos y honestos, más bien dejaron a su paso, un sinfín de malas intenciones y egoísmos que dejó muy bien definida la personalidad de sus hijos en América.

Los siglos transcurridos en adelante tampoco mostraron un cambio de actitud en cuanto a la deshonestidad y la poca rectitud de los mestizos se refiere. Nada cambió para bien. Las instituciones del Estado se fueron creando, teniendo a su cabeza a más de algún personaje siniestro de nuestra política nacional; aquí entran en escena varios de los hombres y mujeres que tuvieron que ver algo con negocios chuecos o torcidos.

Don Marco Aurelio soto y el famoso caso del Ferrocarril Interoceánico inexistente, Don Julio Lozano Díaz y las bananeras, son solo algunos ejemplos del enfermizo ambiente de corrupción que ha definido nuestra historia reciente. Hoy día los casos de corrupción han rebasado las sucias enseñanzas de los corruptos de antaño.

El desfalco del Seguro Hondureño de Seguridad Social; la financiación directa de los partidos políticos por parte del narcotráfico; la creación de empresas fantasmas por las cuales drenan el dinero del pueblo para el enriquecimiento ilícito; la creación de leyes que blindan las malas acciones de los funcionarios del Estado; etcétera, etcétera. Todo esto, y tantas otras acciones deshonestas, apenas cubre algo más de una década del siglo XXI, y la cuenta sigue sumando hechos de este tipo, sino peores.

Avances en materia de corrupción e impunidad, o la exigencia de EEUU para dejar bien parado al gobierno de JOH

El 28 de febrero fue capturada en su casa de habitación Rosa Elena de Lobo, la ex primera dama del país en el gobierno de Pepe Lobo –quién representó a los nacionalistas en los años que transcurrieron después del golpe de Estado del 2009. La captura de Rosa Elena es llevada a cabo debido a las investigaciones que encabezó la MACCIH en conjunto de otras instituciones como el CNA y el Ministerio Público.

“Según las investigaciones, seis días antes que el exmandatario Porfirio Lobo entregara el poder, Rosa Elena Bonilla sustrajo 12 millones de lempiras de la cuenta del Despacho de la Primera Dama y los depositó en una cuenta personal.” (Once noticias, 1 de marzo de 2018).

Junto a la sorpresiva noticia de la captura de Rosa Elena de Lobo, se encuentra también la detención el 3 de marzo, en la ciudad de San Pedro Sula, de uno de los autores intelectuales del asesinato de Berta Cáceres. David Castillo Mejía, es el nombre de quién mandó a realizar semejante acto cobarde contra la compañera Berta; el sujeto en cuestión era nada más y nada menos que el presidente ejecutivo de la empresa Desarrollos Energéticos S.A. La empresa a quién Berta hizo reclamos en su momento por querer seguir con el tema del proyecto hidroeléctrico en Río Blanco.

“De acuerdo a la investigación efectuada por agentes asignados al Departamento de Delitos Contra la Vida de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), Castillo Mejía fue el encargado de proporcionar la logística y otros recursos a uno de los autores materiales ya procesado por el crimen de la ambientalista Berta Cáceres.” (La Prensa, 2 de marzo de 2018).

Hasta la fecha solo suman 8 detenciones por este asesinato, a pesar de que varios defensores de derechos humanos y personajes de la vida pública del país, han denunciado los nexos que han tenido varios empresarios en este condenable y cobarde hecho. Lo más seguro es que varios funcionarios del gobierno también hayan participado activamente en la planificación de este vil acto; como se manifestó hace algún tiempo el vínculo directo de Gladis Aurora del partido nacional.

No cabe duda que el gobierno de Estado Unidos está consiguiendo que el gobierno nacionalista de Juan Orlando quedé bien parado ante la sociedad hondureña y el mundo. Pues se nos está haciendo creer que la eficiencia en materia de seguridad y aplicación de justicia es una realidad, y que es el gobierno de JOH quien ha emprendido esta búsqueda y entrega de corruptos al sistema de justicia del país.

No es que sean del todo erróneas estas acciones que se han venido dando en el tema de corrupción e impunidad; pues es siempre plausible que se proceda a la captura de hechores de esta magnitud. Lo que genera sospecha e intrigas es el momento en que se dan por efectuadas estas acciones. Por lo que desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) manifestamos nuestras dudas acerca del escándalo mediático favorable al gobierno que han venido provocando estas detenciones. Y además alertamos a todos los hondureños conscientes que lucharon contra el fraude electoral, que los nacionalistas en el poder –y el gobierno de EEUU– sólo quieren ganar simpatías a su favor, y despejar el ambiente hostil y de lucha que se generó a finales de noviembre del año pasado. No debemos perder de vista las verdaderas intenciones dictatoriales de este gobierno, usurpador de la voluntad popular.

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