Por Pedro Guevara Guerra

El mes de marzo nuevamente fue funesto en este 2015. Fue un mes donde el estudiantado de los principales colegios de la capital se levantó en lucha en contra de la medida del gobierno de Juan Orlando Hernández de aumentar la duración de la jornada de clases. Los alumnos y alumnas salieron a las calles a movilizarse porque la jornada impuesta por el ejecutivo a través del ministro de educación, Marlon Escoto, atenta contra la seguridad de sus vidas ya que implica salir más temprano de las casas y regresar más tarde. El gran riesgo que corre el estudiantado proviene principalmente de los que viven en zonas altamente conflictivas. Inmediatamente que el estudiantado se levantó en protestas, el ministro de educación, a través de sus subalternos inició una cacería de brujas al estilo de la edad media o del fascismo.

Marzo significó luto y lucha para el magisterio

Coincidentemente fue el 23 de marzo que se cumplieron cinco años del vil asesinato del docente José Manuel Flores Arguijo, un maestro que dedicó su vida a la lucha popular y gremial. Un año después, el 18 de marzo del 2011, la Profesora Ilse Ivania Velásquez fue asesinada en una fuerte represión que ejerció la Policía Nacional en contra de una manifestación del magisterio en la ciudad de Tegucigalpa.

Nuevamente, ahora un 24 de marzo fueron asesinados los estudiantes del Instituto Jesús Aguilar Paz, de la jornada nocturna; los alumnos Elvin Antonio López, Darwin Josué Martínez y Diana Yareli Montoya. Ese mismo día fue raptada después de la movilización del estudiantado la alumna del Instituto Central Vicente Cáceres, Soad Nicole Ham, de 14 años; su cuerpo fue encontrado el día 25 de marzo con signos de haber sido torturada, dentro de un costal en un lugar cerca del mismo instituto donde estudiaba.

Cacería de brujas

La criminalización de la protesta pública en el país ya es algo común; los asesinatos de los alumnos se ejecutaron en lo álgido de la lucha estudiantil, política del gobierno implementada con asesores colombianos para ejecutar a los principales líderes de las protestas. La investigación de estos asesinatos también avanza a los archivos sin resolver.

Una vez atemorizada la población estudiantil, el ministro de educación exigió a los directores de los institutos en huelga que expulsaran a los líderes estudiantiles. No obstante, algunos adujeron desconocer la identidad de estos alumnos y que actuaban por cuenta propia. El profesor Nelson Cálix, director del Instituto Técnico Honduras, de la ciudad de Tegucigalpa, declaró después de una de las protestas “Aunque no estaba de acuerdo con lo que había pasado, mi deber es proteger la integridad física de los estudiantes y no podía permitir que dentro de la institución estuvieran lanzando tiros con bala viva como en efecto sucedió…me parece que estamos llegando a un proceso de intolerancia de las autoridades al creer que los muchachos son malos por el simple hecho de ser jóvenes.”(26/03/2015 la tribuna.hn).

La actitud valiente del profesor Cálix en defensa de sus alumnos y la falta de motivos para expulsar alumnos fue suficiente para que le llamaran a audiencia de descargo junto a otros directores de colegios, bajo los cargos de negligencia administrativa por permitir que los estudiantes participaran en las manifestaciones e interrumpir las actividades de enseñanza. (8/04/2015 latribuna.hn).

Al profesor Cálix se le suspendió ilegalmente por un año en dicha audiencia de descargo. Sin embargo, no todos los directores han sido consecuentes con la lucha estudiantil. El director de la Escuela Normal Mixta “Pedro Nufio” de Tegucigalpa, Ángel Dubón, expulsó a 4 alumnos que lideraban la lucha estudiantil. El abogado defensor de los estudiantes expulsados calificó la suspensión como “una avalancha de persecuciones en contra de los estudiantes, quienes, según las leyes, tienen derecho a manifestarse.” (15/04/2015 latribuna.hn).

Solo la unidad y la lucha podrán contra el gobierno de JOH

El Ministerio de Educación a través de la prensa mediática realiza una férrea campaña acusando a los líderes estudiantiles de mareros, delincuentes y de tener redes de prostitución. Esta política de Estado tiene el fin principal de ocultar el motivo de la lucha estudiantil, pero esta política de desacreditación no es nueva, ya que antes la han utilizado desacreditando a los docentes.

El magisterio, estudiantado y padres y madres de familia deben organizar una protesta nacional en contra de las políticas impuestas por JOH y en defensa de estudiantes expulsados y docentes suspendidos.

¡Todo el apoyo y solidaridad a los directores suspendidos y alumnos expulsados!

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