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La lucha de octubre: un balance necesario

 

 

Por Gabriel Galeano

Docente del departamento de filosofía de la UNAH

 

El 08 de octubre del presente año, inicio el paro de labores decretado por la asamblea de los docentes universitarios de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. El motivo de la lucha se sintetizaba en el reclamo de la enorme deuda financiera que arrastra la UNAH con el Instituto de Previsión de la Universidad (INPREUNAH), misma que oscila entre los LPS. 800.000.000 (ochocientos millones de lempiras), y que ha sido el resultado de la ausencia de depósitos en los últimos siete años. Es valido señalar, que el dinero que se adeuda, ya ha sido deducido de los salarios de los docentes y los trabajadores administrativos. Situación que pone en riesgo la estabilidad financiera de la institución, y lo más penoso, la pensión por jubilación de los trabajadores universitarios.

 

Lo anterior, era el punto central del programa de lucha de la Asociación de Docentes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (ADUNAH), aunque se desprendían otros, a saber: la resolución del conflicto de la facultad de ciencias medicas, es decir de la lucha estudiantil emprendida por la usurpación del espacio físico del Hospital Escuela (institución estatal donde realizan su practica profesional los futuros profesionales de la medicina) por parte de la Facultad de medicina de la Universidad Católica de Honduras (institución con fines de lucros que a pesar de vender sus servicios utiliza el equipo, las instalaciones y los recursos del hospital), y finalmente, la desintegración de el Centro Universitario de Estudios Generales (CUEG), la creación de facultades y el nombramiento antidemocrático e impositivo de nuevas autoridades.

 

El papel de las direcciones durante la lucha

 

En un primer momento, pasados algunos días de haber iniciado la huelga, se sumo a esta, el Sindicato de Trabajadores de la UNAH (SITRAUNAH), hecho que ponía en jaque al actual rector y autoridades universitarias, ya que todos los trabajadores universitarios en su conjunto exigían el cumplimiento del pago de la deuda. En ese momento, se realizaron algunas acciones que fortalecían el movimiento, no obstante, días mas tarde, de manera sorpresiva, y a espaldas de sus bases, la burocracia sindical establecía un acuerdo con las autoridades universitarias.

 

Acción que debilito cualitativamente las acciones emprendidas. Otro de los hechos que determino el rumbo de la lucha, fue la inoperancia de los dirigentes de la ADUNAH, ya que al no elaborar una política que le permitiera aglomerar, afianzar y consolidar el movimiento, le permitió al rector negociar directamente con algunas de las facultades, por cierto las de mayor número en cuanto a personal docente, estableciendo de forma verbal un compromiso de pago con el instituto de previsión. A partir de allí, el movimiento se fracciona, y tan solo un sector de los docentes universitarios continuamos sosteniendo los ejes programáticos propuestos por la asamblea.

 

En esa dirección, la mediocridad de los dirigentes de la ADUNAH, consistió en no proponer tácticas de lucha que nos permitieran presionar con mayor fuerza, sino que al correr de las semanas, cuando se presenciaba la derrota, y con el malestar generalizado de los estudiantes por la pérdida de clases, se acordó bajo los términos que la rectoría establecía. Es más, fue tan grande la derrota, que las autoridades universitarias anunciaron que iban deducir responsabilidades por las acciones emprendidas, pero lo peor, es que hasta la fecha no se ha firmado el documento que establece la forma de pago por la rectoría a la deuda arrastrada a la INPREUNAH.

 

Es importante reconocer, que en nuestra Universidad se han realizado una serie de transformaciones, que lejos de beneficiar a nuestra Alma Mater han intensificado su crisis, para el caso: creación estructuras que requieren de la contratación de personal y aumentan la burocracia universitaria, contratación de personal con salarios cuantiosos y al margen de la ley, detrimento en las finanzas por la jubilación y pago de prestaciones de los miembros de la comisión de transición, creación e implementación de leyes que coartan la autonomía de las distintas unidades académicas (Ley de facultades y departamentos), implementación de procesos de autoevaluación y acreditación académica con el propósito de desvirtuar a aquellas unidades pequeñas, como en el caso de filosofía, sociología, historia, matemáticas, letras, física, etc.

 

Un proyecto propio

 

En fin, ante lo acontecido, se hace necesario, que tanto docentes, trabajadores administrativos, como estudiantes universitarios, propongamos nuestro propio proyecto de universidad, ya que el en el actual modelo no hemos tenido participación alguna. Es importante que consideremos que es nuestra responsabilidad defender la educación pública y la universidad del pueblo; así mismo, debemos reclamar al gobierno la pronta solución al conflicto del INPREUNAH, el desembolso parcial o total a la deuda, así como la realización de una investigación para enjuiciar a los responsables directos del desequilibrio financiero de la institución. Es necesario que el movimiento de masas en su conjunto, recoja como eje programático de lucha, la defensa de la educación pública en todos sus niveles, exigir mayor presupuesto, contratación de personal docente y administrativo, construcción y acondicionamientos de los espacios físicos, la supresión de los exámenes de admisión, ya que son una medida antidemocrática que coarta el legitimo derecho que tenemos de educarnos.

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