Por Sebastián Ernesto Rosales

El día viernes 28 de junio, se conmemoró el cuarto aniversario del fatídico golpe de estado en contra del mandatario Manuel Zelaya Rosales; ese mismo día se conformó el glorioso Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), organización que logró aglutinar al movimiento de masas –que hasta ese entonces formaba parte de la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP)-. Esa lucha que hace cuatro años aglutinó a diversos sectores del pueblo hondureño para luchar en contra de los golpistas, ha ido transformándose poco a poco hasta canalizar la impotencia y el fervor de lucha a través del proceso electoral.

En las páginas de El Socialista Centroamericano hemos cuestionado una y otra vez la conducción errónea de la dirigencia sindical y sobretodo, el carácter burgués del zelayismo. No obstante, también reconocemos el avance del pueblo hondureño en su nivel de conciencia, en su afán de romper con el bipartidismo –madre de todos los males que abaten al pueblo en la miseria actual en que se vive-. Parte de esa progresión del sentir y actuar de las masas, es condenar al bipartidismo por el antidemocrático Estado burgués, por los altos índices de inseguridad y por la inaguantable crisis económica.

A través de los Acuerdos de Cartagena, el sistema burgués hondureño y el imperialismo estadounidense, han desviado ese malestar e indignación del pueblo hondureño hacia la arena electoral, y lo que en un primer momento pudo significar una auténtica revolución hondureña, ahora se ha convertido en una competencia electoral que oxigenará el deteriorado Estado burgués.

La resistencia nuevamente salió a las calles

El FNRP, brazo de lucha del Partido Libre, convocó a la movilización nacional el viernes 28 de junio; nuevamente los colores rojo y negro inundaron la ciudad, el olor a sudor del pueblo volvió a confundirse con el olor de lociones exorbitantes. Según avanzaba la movilización en el transcurso de los minutos, el hambre era saciada con las canciones de protesta. Nuevamente las consignas de ¡fuera golpistas! ensordecían los oídos.

La resistencia una vez más salió a las calles, convocada por el FNRP, ahora con más de 300 mártires, incluyendo a nuestro camarada y amigo José Manuel Flores, muchas conquistas sociales y económicas eliminadas por los herederos del golpe de estado, una represión despiadada en contra de los campesinos del Bajo Aguán; sin embargo, el sentimiento de lucha que nuevamente se apoderó de las masas fue el de la lucha de clases, los que no tienen nada en contra de los que tienen el poder, la impotencia del mísero explotado en contra del despiadado explotador. Un sentimiento por transformar Honduras surgió de las entrañas de cada resistente y emana como ente liberador de las cadenas que le oprimen.

El rol conciliador de Manuel Zelaya Rosales

El carisma del ex gobernante Manuel Zelaya es innegable; no se puede negar el sentido progresista y reformista de sus discursos, pero tampoco se oculta su discurso conciliador con la oligarquía y la burguesía de ultra derecha. Hay líneas para todos, hasta para los sectores de izquierda que aún no se suben al barco; se vuelve fácil hablarles de Guardiola y Xatruch cuando expulsaron a William Walker, y para los incrédulos, basta con recordar la forma en que le martirizaron. Todas las cartas están sobre la mesa: los golpistas controlando la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Supremo Electoral, la fiscalía, el Congreso Nacional, el Comisionado de los Derechos Humanos, etc., toda una camisa de fuerza ante un eventual triunfo de Xiomara Zelaya. La crisis económica es asfixiante y Libre no tiene la vara mágica para solventarla, la clase trabajadora no esperará mucho tiempo para exigir mejora salarial y el retorno a sus conquistas tal y como estaban antes del golpe.

Por eso el discurso de Manuel Zelaya es dirigido a todos los sectores, incluyendo militares y policías, lo que no dice el ex presidente es cómo volver Honduras equitativa con sus riquezas y justa sin romper con el orden actual del Estado burgués.

Solo la movilización y la lucha de clases pueden transformar Honduras

A cuatro años del Golpe de Estado, nuevamente le exigimos a las Centrales Obreras, dirigencias sindicales, gremiales, campesinas y del movimiento social y sobre todo al FNRP que llamen a paralización nacional para oponerse al actual y anti democrático estado burgués, movilización nacional para recuperar las conquistas perdidas y exigir un alto a la dura represión que sufren los campesinos del Bajo Aguán.

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