Por Simón Blanco y Silvia Pavón

El crimen organizado y el narcotráfico, hacen una simbiosis perfecta dentro de la institución policial, convirtiendo a Honduras en terreno fértil para la violencia y la delincuencia. Constantemente, se descubren pistas de aterrizaje, avionetas incineradas, puntos ciegos en todo el territorio nacional.

Muchas comunidades en el departamento de Gracias a Dios, viven de la “pesca”, es decir, de cazar los fardos de coca que caen al mar. Esto solo por mencionar algunas de los hechos más visibles. Además ocurren acontecimientos insólitos: en noviembre del 2010 “unos tipos fuertemente armados ingresaron a la Base Aérea Armando Escalón a robarse una avioneta”. Estos criminales ingresaron a una Base Aérea como quien se mete a robar a cualquier casa. Solo las autoridades se creyeron esa flagrante mentira inventada por ellos. Y como siempre, solo a los “gatos”  meten presos o enjuician, y quien se atreve a hablar o denunciar simplemente lo matan.

Los efectos de esta simbiosis

La población en general y la clase obrera en particular, sufren la corrupción, desempleo, inseguridad, bajos salarios, inflación y la falta de oportunidades, lo que tienen como consecuencia un incremento de la violencia. 

El Comisionado de los Derechos Humanos en Honduras, Ramón Custodio, ha declarado que en “los últimos seis años se han registrado 25.859 muertes violentas en el país, que ya figura como el más violento del mundo,  en los primeros 17 meses de gobierno de Porfirio Lobo, que asumió el poder el 27 de enero de 2010, hubo 9.450 muertes violentas” (La Prensa 13/10/11).

Ley para Depurar la Policía

José Alfredo Landaverde fue asesinado después de denunciar públicamente que los altos mandos de la Policía están vinculados con el narcotráfico.

El Gobierno de Pepe Lobo esta actuando de manera tibia, tomando medidas apresuradas para salir del paso. Se ha producido la intervención de la posta policial de la granja de Tela y recientemente en la de Cortés, donde se han suspendidos a varios policías. Lo paradójico del caso es que a nadie lo retienen para investigar más a fondo. A finales del mes de enero del presente año, el Congreso Nacional aprobó la Ley para Depurar la Policía,  que “crea la Comisión de Reforma de la Seguridad Pública como un órgano temporal e independiente, responsable de diseñar, planificar la formulación de propuestas y certificar el proceso de reforma integral de la seguridad pública” (El Heraldo, 31/01/12). Esta comisión dará seguimiento a otro organismo que se creó: La Dirección de Investigación y Evaluación de la Carrera Policial (DIECP). Estos organismos no son más que un paliativo para calmar las aguas, pero en realidad van a hacer muy poco, y se quedaran en las buenas intenciones.

Con esta Ley de la depuración e intervención de la Policía, no se reducirá la violencia común ni el crimen organizado. Se mencionan las posibles soluciones pero se olvida que la corrupción de los órganos policías es inherente al sistema capitalista: es una misión imposible, es una falacia flagrante, como el hecho de hacernos creer que el incendio en la Granja Penal de Comayagua fue producto de un cigarrillo. En conclusión, el Estado es juez y parte, por lo tanto no va a solucionar el problema.

Continuar la movilización

El movimiento obrero y popular debe alzar nuevamente las banderas de lucha, exigiendo juicio y castigo para los autores materiales e intelectuales de los asesinatos de todos nuestros compañeros, y de la gran cantidad de crimines que ocurren a diario.

En ese sentido, sin políticas efectivas contra la pobreza la violencia seguirá imparable. Debemos exigir al gobierno la creación de programas de empleos en construcción de infraestructuras (escuelas, carretas, hospitales), abrir más plazas para maestros, médicos, enfermeras, cumplir con los estatutos, subir el salario mínimo de acuerdo con la inflación real, que los funcionarios públicos obtengan el salario de un trabajador calificado, quitarles las onerosas dispensas a todos los políticos, etc.

Solo abriendo mejores condiciones de vida a la mayoría de la población es que podemos empezar a erradicar esta guerra en la que vivimos.

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