Por: Claudia Ayestas

Desde el comienzo del magisterio como un gremio organizado, los docentes nos hemos visto en la necesidad de pelear y defender en las calles nuestras conquistas laborales. A partir de entonces hemos sido víctimas de represión por parte de los gobiernos de turno quienes nos han desacreditado ante el pueblo presentándonos como los culpables de la crisis económica que sus malas administraciones han ido heredándose a través de los años. Pero este 2010 se coronó como el año más nefasto y adverso contra el magisterio.

Desgraciadamente nuestra historia está llena de dirigentes burócratas, oportunistas y sin formación política, lo que les hace errar en la mayoría de las decisiones que toman a favor de las bases pero que luego se descubren como coyunturas a su beneficio particular. Así, las bases hemos ido descubriendo que cada año tenemos dos enemigos potenciales: el gobierno y nuestra propia dirigencia. Sin dejar de lado aquellos docentes que por retrógradas u oportunistas se acomodan a cualquiera de estos dos bandos y obstruyen nuestras conquistas.

Este 2010 el magisterio se enmarcó en la peor de sus derrotas. Hemos perdido la vida de valiosos compañeros como nuestro camarada José Manuel Flores Arguijo, de quien consideramos fue un ataque frontal del gobierno contra el magisterio; perdimos la batalla contra los oportunistas del INPREMA, fuimos desindexados del salario mínimo y cada vez corremos el riesgo de perder por completo nuestras garantías laborales tras la aprobación de la nueva ley de educación auspiciada por el Congreso Nacional.

A inicios del año hicimos un llamado para mantenernos alerta ante las jugadas partidarias del ministro de Educación Alejandro Ventura, a medida fue transcurriendo el 2010 fuimos observando y señalando los desaciertos y atrocidades cometidas contra el magisterio nacional por parte del ministro y el gobierno continuista del golpe de Estado. Ventura viene arrastrando una enorme lista por actos de corrupción como dirigente, a la que se le suman las arbitrariedades de su actual administración y Pepe Lobo mantiene su “mano dura” apoyando las estrategias oscurantistas de la burguesia.

Se nos viola el derecho a la protesta –fueron muchos los docentes golpeados y gaseados por la policía durante las manifestaciones que realizamos en defensa por la Ley del Inprema, el Estatuto del Docente y la educación pública- fuimos burlados con la firma de un convenio que no se respetó y aun no se cumple, todavía hay cientos de docentes a los cuales se les deben meses de salario atrasado, se nos adeuda el PASCE y el mes de noviembre fue cancelado con retraso, otros –se habla de 15,000 docentes- han sido víctimas de un reparo económico al ser catalogado como ilegal la compensación económica por calificación académica y por la que cada docente debe devolver miles de lempiras al Estado.

Es necesario que toda la base del magisterio -afectados o no por estas políticas educativas-  nos unifiquemos en un solo frente de lucha contra aquellos que se definen defensores de la educación pero que atentan contra la vida y bienestar laboral de quienes somos el eje fundamental en la formación educativa del pueblo. En lo que resta del año, debemos estar preparados para cualquier llamado en defensa del Estatuto del Docente que, aunque está hecho pedazos, aún podemos rescatarlo exigiendo  el cumplimiento de nuestros derechos.

En el PSOCA no nos cansaremos de denunciar todas las arbitrariedades de esta dupla fascista Pepe-Ventura contra los gremios y pueblo organizados, particularmente, con el magisterio. Hemos sido el gremio más beligerante de Honduras, no podemos dejarnos amedrentar por las acciones represivas y los constantes ataques de los que somos víctimas. A toda la base magisterial les exhortamos a propiciar otras formas de lucha manteniendo en la mira y con ojo crítico a la dirigencia, pasemos de ser simples espectadores a ser los forjadores de nuestro propio destino. Exijamos el cumplimiento de la ley y el respeto de nuestras conquistas laborales.

Aún podemos rescatar nuestra dignidad como obreros de la educación.

“Quien se arrodilla ante el hecho consumado es incapaz de enfrentar el porvenir”. León Trotsky

 

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