planton del 20 de julio

Por Armando Tezucún

Después de la poderosa marcha de campesinos indígenas de San Juan Sacatepéquez el 13 y 14 de julio, que fue acompañada por bloqueos de carreteras en San Marcos, Huehuetenango, Quiché, Baja y Alta Verapaz, Jalapa e Izabal, otras organizaciones han salido a las calles y carreteras a luchar por sus demandas y exigir respuestas al gobierno. Reseñaremos estas movilizaciones.

Plataforma Agraria

El 20 de julio unos cuatro mil campesinos organizados en Plataforma Agraria acudieron a la capital, deteniéndose a protestar frente al Palacio Nacional de la Cultura y frente al Congreso de la República, denominando a su marcha “Festival Campesino”.

Las demandas de P.A. tienen su raíz en el incumplimiento de acuerdos que el Estado asumió durante el gobierno de Óscar Berger en 2006, que el actual gobierno debía asumir. En un comunicado del 12 de enero 2009 (que hemos tomado del sitio web Albedrío), P. A. afirma que “…En un año nos hemos dado cuenta que Colom sigue los pasos de los anteriores presidentes al impulsar programas asistencialistas y créditos que nos endeudan. Nos falta al respeto al creer que somos campesinos e indígenas sin capacidad para producir ni generar ingresos, cuando somos la fuerza de trabajo que ha permitido alimentar al país y aumentar las millonarias ganancias de empresarios que nos discriminan y explotan con el aval del Estado”.

P.A. había dado al gobierno plazo hasta el 19 de julio para que diera respuesta a sus peticiones. Las demandas de los campesinos son: 1) Que el gobierno realice un diagnóstico rápido participativo en los 89 municipios donde P.A. tiene presencia, para establecer la forma en que se puede garantizar la seguridad alimentaria. 2) Un subsidio de Q 3,200 para cada familia, que representa el 60% de la inversión necesaria para el cultivo de maíz y frijol en una  manzana de terreno. 3) Inversión en 20 empresas campesinas. 4) Un plan de reestructuración de la deuda existente entre el Fondo Nacional de Tierra y P. A. 5) Políticas de acceso a la tierra que no sea la compra de fincas a precio de mercado.

La marcha en la capital fue acompañada de plantones y bloqueos de carreteras en El Boquerón, Quetzaltenango, Petén, San Marcos, San Ildefonso Ixtahuacán, Ipala, y Cobán por diferentes demandas. En Cuilapa y Tecún Umán los tranques de P. A. fueron disueltos por la Policía Nacional Civil con el saldo de varios heridos. El 21 los líderes de P.A. retomaron el diálogo con el gobierno, llegando a acuerdos y suspendiendo las movilizaciones. El 30 de julio el gobierno firmó con representantes de P. A. una carta de compromisos, accediendo a casi todos los puntos demandados.

CODECA y el FNL

El 23 de julio, el Comité de Desarrollo Campesino, perteneciente al Frente Nacional de Lucha, anunció que realizaría bloqueos en carreteras para obligar al gobierno a entablar un diálogo bipartita. La principal demanda es la entrega de subsidios de Q 3,500 a 20 mil familias para el arrendamiento de tierras. Los campesinos argumentan que debido a la utilización extensiva de tierras para la siembra de caña para producir etanol, hay una crisis en la seguridad alimentaria y escasez de tierras para arrendar, por que demandan que el gobierno disponga el arrendamiento forzoso.

Además CODECA y el FNL demandan la aprobación de la Ley de Desarrollo Rural, el bloqueo del convenio 175 de la OIT, reformas a la Ley de Minería y detener el proyecto de reformas a la Constitución de Proreforma.

Los nuevos bloqueos se dieron en 18 puntos y en El Zarco hubo enfrentamientos violentos entre los manifestantes y la policía, con el resultado de 12 agentes y 7 campesinos heridos. El presidente Colom declaró que no cedería ante las manifestaciones campesinas “…A todas las organizaciones ya se les ofreció diálogo y los que no quieran será su decisión…Tenemos un plan de gobierno; si ellos quieren otra cosa, que hagan un partido político, que ganen las elecciones y gobiernen” (Prensa Libre, 25/7/09). Las organizaciones marcharon en la capital hacia el Congreso y la Casa Presidencial, entregando un documento de peticiones. Una vez más recibieron una promesa de reunión con el presidente y los bloqueos fueron suspendidos. A la fecha no tenemos noticias de que se haya efectuado la prometida reunión entre Colom y CODECA y FNL.

Finalmente el 29 de julio pobladores de comunidades de Xalapán, Jalapa marcharon en la capital desde el parque Jocotenango hasta la Casa Presidencial y el Congreso de la República, exigiendo al gobierno la cancelación de 15 licencias de explotación y explotación de minería metálica en ese departamento.

El engaño de los gobiernos burgueses

En todas las movilizaciones campesinas realizadas en julio, podemos ver una clara constante común. Es el incumplimiento de las promesas realizadas por los gobiernos de la burguesía, el anterior de Berger y el actual gobierno demagógico de Colom, que alardea de gobernar para los pobres. Una y otra vez los funcionarios gubernamentales han logrado frenar las luchas indígenas y campesinas llamando al diálogo, firmando acuerdos, pactos, poniendo plazos, y haciendo promesas que no tienen la mínima intención de cumplir.

La marcha de las comunidades de San Juan Sacatepéquez y las acciones de Plataforma Agraria partieron del reclamo de compromisos que el gobierno no cumplió. Y una vez más, lo único que se llevaron de regreso a sus comunidades son papeles con promesas que el tiempo demostrará que no serán cumplidas. A pesar de que muchas de las demandas planteadas por los campesinos no llegan al punto de cuestionar al capitalismo como tal, la oligarquía guatemalteca es tan cerrada, retrógrada y reaccionaria, que no está dispuesta a ceder un centímetro sus privilegios. Por eso sus gobiernos se valen de tácticas dilatorias, mentiras, engaños y represión abierta para detener las movilizaciones que reclaman la satisfacción de las necesidades básicas de la población. No nos extrañemos que dentro de unos meses los indígenas y campesinos estén de nuevo en las calles y carreteras reclamando sus derechos.

Los indígenas y campesinos a la vanguardia de las luchas

Las movilizaciones de julio evidenciaron que en la coyuntura actual, el eje de las luchas se sitúa en las comunidades indígenas y campesinas que se enfrentan a empresas hidroeléctricas y compañías mineras que dañan y deterioran sus territorios y su medio ambiente; comunidades que luchan por la tierra y por apoyos financieros y técnicos para realizar cultivos exitosos; las movilizaciones contra la empresa de energía española Unión Fenosa también han tenido gran relevancia.

Estas comunidades son las que están actualmente en la vanguardia de las luchas. En la reunión de evaluación de la marcha del 13 y 14 que se realizó en Santa Fe Ocaña, San Juan Sacatepéquez, pudimos constatar el nivel de entusiasmo y combatividad que mantienen las comunidades. Es necesario dotar de un carácter anticapitalista a las luchas de estos sectores combativos. Aunque los pobladores son en su mayoría campesinos independientes, y no son trabajadores asalariados de empresas capitalistas, se enfrentan a empresas voraces que representan a un sistema perverso y dañino, que no se detiene ante nada ni nadie con tal de maximizar sus ganancias. Es en este punto en que tenemos que encontrar la unión entre los intereses de los trabajadores de las ciudades y los campesinos indígenas pues ambos sectores luchan contra un mismo monstruo de mil cabezas. La extensión de los cultivos de caña y palma africana para la producción de etanol por parte de la oligarquía y la burguesía, está dejando sin tierras y desplazando a millares de campesinos, enfrentando al pequeño agricultor al sistema capitalista.

Sin embargo, el proletariado urbano y aún el rural, no logra todavía levantar cabeza. La crisis económica ha provocado un enorme desempleo que incide negativamente en la capacidad de organización, movilización y lucha de los trabajadores de maquilas, fábricas, planteles de construcción y plantaciones. Quienes trabajamos por la revolución en las ciudades tenemos la tarea de organizar y cohesionar mediante un trabajo paciente a estudiantes, empleados y trabajadores asalariados, a la espera de un cambio coyuntural que permita unir las luchas de campesinos indígenas con las de los trabajadores urbanos. No nos dejemos abrumar por concepciones ajenas al marxismo revolucionario que niegan el papel del proletariado urbano como “sujeto político”, convirtiendo una situación coyuntural en una ley estructural. Este es un debate teórico que hay que dar en el seno de la izquierda guatemalteca.

Como Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), alertamos a las organizaciones campesinas que han llegado a acuerdos con el gobierno, a no bajar la guardia. El gobierno de Colom, a pesar de su discurso demagógico, representa el interés de los grupos de poder de la burguesía, y su misión es engañar para frenar las luchas. Tenemos un enemigo común que es el capitalismo, contra él es que hay que diseñar nuestras estrategias de lucha.

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