Por Armando Tezucún                                      

La administración Biden ha dado un seguimiento muy cercano al proceso electoral 2023 en Guatemala, y a la grave crisis política generada por los reiterados intentos de las estructuras corruptas por alterar sus resultados, mediante el sabotaje al Movimiento Semilla y a sus candidatos electos a presidente y vicepresidente, Bernardo Arévalo y Karin Herrera.

Para el imperialismo estadounidense es fundamental garantizar la seguridad en sus fronteras, como parte esencial del resguardo de su seguridad nacional. Por ello no puede permitir que en uno de sus países vecinos y aliados se esté dando una situación de inestabilidad política y de amenazas al sistema democrático. Cualquier ruptura del orden constitucional que conduzca a estallidos sociales podría agravar el flujo migratorio y exacerbar un tema que es causa de polémicas entre demócratas y republicanos, sobre todo de cara al proceso electoral 2024 en Estados Unidos. Además, la estabilidad es esencial para el buen curso de los negocios entre ambos socios comerciales.

Por ello, no es de extrañar que en las últimas semanas se sucedan unas tras otras las visitas de funcionarios variopintos del gobierno de Biden, que se reúnen con los mismos actores políticos y enfatizan sobre los mismos temas.

La visita del subsecretario Fernández

Uno de los burócratas que recientemente estuvo en tierras guatemaltecas es José W. Fernández, Subsecretario de Estado para Crecimiento Económico, Energía y Medio Ambiente. Estuvo en el país el 3 y 4 de diciembre, y un comunicado oficial enfatizó que llegó con la intención de “Subrayar la importancia de una transición democrática pacífica”, “fomentar la cooperación económica y fortalecer las alianzas estratégicas entre Estados Unidos y Guatemala” y “…promover un ambiente de negocios transparente, estable y próspero que beneficie al pueblo de Guatemala” (Prensa Libre 03/12/2023).

   

El subsecretario se reunió, en eventos separados, con el binomio electo, con el ministro de relaciones exteriores del gobierno saliente y con representantes de los empresarios, líderes indígenas, iglesias y de la academia.

La visión económica de Fernández

En una entrevista a los medios, Fernández dio sus impresiones sobre los encuentros que sostuvo. Enfatizó que fue muy “emocionante” la reunión con los dirigentes indígenas, en conjunto con cámaras de comercio, pues están de acuerdo en dialogar para contribuir al éxito del futuro gobierno. La visión que tiene el funcionario gringo es que “…si Guatemala hace las cosas bien, puede incorporarse más al mercado internacional para las exportaciones agrícolas, para buscar lo que están haciendo muchas compañías de establecerse más cerca de Estados Unidos para que su cadena de suministros esté más cerca de sus mercados” (Prensa Libre 05/12/2023), lo que en la jerga empresarial se llama nearshoring. Además, declaró: “Nos reunimos con varios sectores de la comunidad aquí en Guatemala y algo que me llevo es que hay una gran convergencia tanto el sector privado como las comunidades indígenas, cómo Cacif y otros ven grandes oportunidades de cooperar y de colaborar” (La Hora 05/12/2023).

No es de extrañar que Fernández se lleve esta impresión de los liderazgos indígenas, pues la composición social de éstos no es la de proletarios agrícolas ni trabajadores asalariados, sino de pequeños y medianos productores y comerciantes, que están llegando a acuerdos con las cámaras empresariales no solo para estabilizar políticamente el país respaldando al futuro gobierno de Arévalo, sino también para mejorar sus negocios. Para el subsecretario y la administración Biden, esta es la manera de “…mejorar las condiciones del ciudadano común y corriente que quiere empleo, quiere salud, quiere educación y quiere buscar la manera de tener su futuro y el futuro de sus hijos aquí en Guatemala” (Idem), en referencia a las causas del problema migratorio.

Este es un tema complejo, pues la solución a la creciente migración no es solo la creación de microempresas, como pretenden hacer los proyectos financiados y promovidos por la USAID, sino el mejoramiento de las condiciones de empleo. Y esta será una prueba de fuego para el futuro gobierno de Arévalo, cuando le toque decidir con la burguesía sobre los salarios mínimos, los salarios diferenciados, las circunscripciones económicas, los trabajos a tiempo parcial y todas las maniobras de los empresarios para explotar a su conveniencia a la mano de obra asalariada.

Fernández enfatizó también que las recientes elecciones fueron democráticas, limpias, y que hay que asegurar una transmisión pacífica del mando. Aseguró que su gobierno comparte la agenda del futuro gobierno de Arévalo, y que el desafío es cómo mejorar la agricultura, crear más empleo, cómo beneficiar a los pueblos más marginales. Y su solución es ayudar a “…atraer empresas extranjeras a Guatemala a invertir y generar empleo acá” (Ïdem), promoviendo la existencia de un estado de derecho que atraiga a esas empresas. Pero sabemos de sobra que el gancho que promueven las organizaciones de la burguesía para atraer inversión extranjera no es la democracia, sino la precarización del trabajo asalariado, mediante la permanencia de bajos sueldos, del trabajo a tiempo parcial, de distintos salarios para distintas regiones del país, etc. ¿Enfrentará el futuro presidente Arévalo a la burguesía en estos temas? El mismo Fernández aseguró que “…sin el sector privado, y esto me lo ha confirmado el presidente electo, no se va a tener éxito … El sector privado en Guatemala es importantísimo, pero también es fundamental para el progreso…” (Ídem).

Al final de la entrevista, el funcionario resumió: “Con democracia, con estado de derecho y con proyectos económicos, con un énfasis en la creación de empleo, el tema migratorio se disminuiría” (Ídem), que es, a fin de cuentas, lo que le interesa a la administración Biden, controlar la migración ilegal.

Las anteriores visitas de funcionarios gringos

Con anterioridad al Subsecretario Fernández, visitaron el país en el mes anterior el subsecretario de Estado para asuntos del hemisferio Occidental, Brian Nichols, y el asesor de la vicepresidenta Kamala Harris, Philip Gordon. Este último arribó al país el 27 de noviembre, reuniéndose con el actual presidente Giammattei, a quien subrayó la necesidad de una transición pacífica de gobierno; con el binomio electo Arévalo-Herrera, a quienes recalcó el apoyo de Estados Unidos a la democracia en Guatemala y discutió la futura cooperación en temas de migración, desarrollo económico y anticorrupción; con líderes de las comunidades indígenas, quienes solicitaron que Estados Unidos imponga sanciones a actores corruptos; y con empresarios involucrados en el programa Centroamérica Adelante, impulsado por la vicepresidenta Harris (Prensa Libre 28/11/2023).

Llega una delegación de congresistas

La última delegación en llegar al país arribó el 8 de diciembre, liderada por el senador Tim Kaine, presidente del subcomité de Relaciones Exteriores del Senado para el Hemisferio Occidental. Le acompaña una comitiva integrada por los senadores Dick Durbin, Jeff Merkley, Peter Welch y Laphonza Butler, y las representantes Norma Torres y Delia Ramírez, de origen guatemalteco. Al igual que los anteriores visitantes, vienen con la intención de reunirse con las autoridades electas, empresarios y miembros de la sociedad civil para hablar de democracia, estabilidad, migración, crecimiento económico y seguridad.

A esta comitiva le tocó estar en el país cuando el Ministerio Público expuso con detalle el caso que sigue contra el Movimiento Semilla, las autoridades electas y los magistrados del Tribunal Supremo Electoral, asegurando que las elecciones 2023 deberían ser anuladas, y que funcionarios extranjeros interfieren de forma abusiva en sus investigaciones. Kaine declaró que “no queremos tener ninguna consecuencia negativa porque estamos a favor de la democracia, nuestro deseo es el desarrollo de la economía y el bienestar de todos” (Prensa Libre 08/12/2023). Por su parte, la representante Delia Ramírez declaró: “…El pueblo habló directo en las elecciones y las cosas que están pasando aquí tienen un impacto muy grande y el pueblo guatemalteco quiere ver estabilidad, quiere ver un país seguro y un país que pueda tener la economía necesaria para que nuestra gente no sea forzada, como mis papás, a tener que cruzar la frontera” (Ídem), enfatizando una vez más la importancia vital del tema migratorio para su gobierno.

La administración demócrata de Biden tiene un especial interés en que Guatemala tenga estabilidad política, con un régimen de democracia burguesa, sobre todo porque esto ayudaría a controlar el dramático flujo migratorio de trabajadores guatemaltecos hacia Estados Unidos. En este interés coinciden el organismo imperialista Organización de Estados Americanos (OEA) y el imperialismo europeo. Algunos sectores en lucha contra las estructuras corruptas albergan esperanzas de que las acciones y sanciones impuestas por las entidades imperialistas a funcionarios e instituciones que a toda costa buscan mantener el status quo, logren lo que las movilizaciones populares están buscando con gran esfuerzo. Este es un grave error, porque lo que más quieren evitar los imperialismos gringo y europeo es evitar una movilización generalizada y combativa del pueblo guatemalteco por la defensa de la democracia y el voto emitido en las elecciones, pues pondría en peligro no solo el dominio de las estructuras corruptas, sino el de las clases dominantes y el propio imperialismo. Por ello debemos contar con nuestras propias fuerzas, y continuar desarrollando incansablemente nuestras formas independientes de lucha. 

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