Por Tyscho
Todos saben bien el eterno problema de presupuesto de la única universidad pública del país, la USAC está siendo estrangulada financieramente como maniobra de un gobierno que le ve como un enemigo político a batir. Esto no es nada nuevo, también carece de novedad que la camarilla que se hizo recientemente del control de la administración de la más grande casa de estudios de Centroamérica, es la manifestación más acabada del bandidaje y la corrupción que nuestra USAC ha conocido hasta ahora, quizá solo equiparada con la de su padrino político, Estuardo Gálvez Barrios (Rector 2006-2010 y 2010-2014).
Alí Babá se sonrojaría al conocer la hoja de vida de todos los hombres que hoy rodean la administración del ingeniero Murphy Olympo Paiz; conocidos lamebotas, orejas vendedores de sus compañeros de estudio al ejército durante la guerra, golpeadores de estudiantes, financistas de grupos armados dentro de la USAC, arribistas, traficantes de intereses y sobrevivientes natos de la lucha política parasitaria y de atracadores implícita que es necesaria para llegar a tan alto cargos. Una suerte de políticos, sicarios y agentes privatizadores de la educación pública.
La lucha en defensa de la USAC no es de los corruptos
Impresionado debe haber quedado el “magnifico” rector y sus esbirros –más su flamante consejero privado, el ex rector Luis Alfonso Leal– al saber que el gobierno aplicaría su plan –y el de su padre político: Estuardo Gálvez– de estrangular financieramente la USAC para luego profundizar su privatización al gusto y medida de sus amiguetes, prontos a comprar pedazos de la tajada publica que es la U.
Pero ante la comunidad sancarlista, el máximo promotor de cargar sobre los estudiantes, docentes y trabajadores los costos ignominiosos de la corrupción campante de décadas de administraciones serviles tiene que parecer –simulando a toda costa– el defensor de la USAC de la que siempre se ha servido, promoviendo el clientelismo con el que ha saqueado a la casa de estudios del pueblo, usando el dinero para comprar a quien se les interponga, vaciando las arcas de la USAC para sus campañas políticas de reelección, promoviendo programas para pagar sus deudas políticas inmemoriales, incluso con el gobierno de turno, con el que Murphy tienen muchos nexos, que ahora le cuesta trabajo encapuchar, como lo es su empresa constructora demanda por fraude.
Estas maniobras son embustes momentáneos del rector de turno para decir luego, que hizo todo lo posible por defender nuestra USAC. Como estudiantes, docentes, investigadores y trabajadores de todos los niveles debemos entenderlo, él y sus esbirros no son de fiar, la presión debe ser dirigida no solo contra el infame congreso de la república, sino también a lo interno de nuestra casa de estudios, contra la porqueriza de la administración actual, que nos traicionara a la menor señal de confianza.
AL PUEBLO DE GUATEMALA
Las grandes mayorías de la población guatemalteca no se equivocan. La señal que en la USAC hay una corrupción infame, acaudillada por los que hoy se ponen la capa y denuncian a los también ladrones del congreso; pero es equivocado que el bandidaje de los que al igual que el Estado, administran la USAC, es justificación para destruir la educación superior pública, la única casa de estudios accesible a las grandes mayorías.
Es error caer en el juego de los diputados –ladrón a tiempo completo– de estrangular la casa de estudios del pueblo. Como error será si los estudiantes, los docentes, los investigadores y los trabajadores a nivel nacional hacen de esta lucha, que es una lucha de todo el pueblo, un cheque en blanco para lavar las caras y las manos de los ladrones de la administración universitaria, que tienen más similitudes con los diputados que hoy estrangulan nuestra USAC que con la propia comunidad estudiantil.
Una lucha amplia, ninguna confianza ciega a la administración y la rectoría
La Mesa Multisectorial conformada por todos los sectores de la comunidad universitaria, así como todas las organizaciones civiles y populares del pueblo de Guatemala deben luchar en un frente amplio por la defensa de la educación pública, el cumplimiento de la asignación constitucional que le corresponde a la USAC; así como su necesaria ampliación de acuerdo al crecimiento de la población y las necesidades de un pueblo hambriento de educación, de libros y de saber y no de botas militares, armas y cuarteles.
Debe presionarse para emplazar a la administración a que cumpla su deber como máxima representación universitaria, estando vigilantes ante cualquier dilación o traición que puedan hacer contra el movimiento en defensa de la educación pública universitaria.
No solo los estudiantes, docentes, investigadores y trabajadores debemos exigir el presupuesto de la USAC, debe ser una lucha de todo el pueblo de Guatemala, sobre todo de las amplias masas populares y el pueblo trabajador que es estudiante, para el quien está hecha la única universidad pública del país.
¡No menos del 5% constitucional!
¡100% de trasparencia en el gasto!
¡y 0% de corrupción en la USAC!