Por Leonardo Ixim

El expresidente Alfonso Portillo regresó a Guatemala después de 22 meses de guardar prisión en Estados Unidos. Fue condenado por recibir US$ 2. 5 millones de parte de la República China de Taiwán para que su gobierno apoyara a este país en el escenario internacional. Dicha donación o soborno, tipificada como lavado de dinero por parte de los tribunales de estadunidenses, lo llevó a cumplir cárcel en ese país.

Previamente había sido llevado a juicio por malversación de Q 120 millones del Ministerio de Defensa; sin embargo, los tribunales no consideraron que las pruebas presentadas por el Ministerio Público y la CICIG tuvieran fuerza para inculpar al ex presidente. En la actualidad se lleva otro juicio a varios ex militares cercanos en ese momento al ex presidente por el desfalco de ese dinero.

El regreso de Portillo ha generado una serie de expectativas en el mundo político del país. Los rumores sobre su apoyo a distintos políticos están a la orden del día, como a Zury Ríos, hija del ex dictador Efraín Ríos, el cual fue sostén del gobierno de Portillo; Mario Estrada de la UCN, ex ministro en tiempos de Portillo, con el cual se distanciaron; se hablaba de la candidatura de Edmund Mulet ex funcionario de la ONU y otro personaje más de la politiquería, supuestamente apoyada por sectores del empresariado y algunos cercanos a Portillo, etc. Sin embargo, ninguno de estos rumores ha sido confirmado por el ex presidente.

Portillo se ha vuelto como la chica codiciada del pueblo a quien los machos galanes pretenden, porque según varias encuestas, y pese a ser constantemente señalado por la mass media al servicio del gran capital de la corrupción en su gobierno, es considerado por un porcentaje alto de la población como el mejor gobierno en Guatemala en los últimos años. La forma como fue sacado hacia EU, en una acción del Departamento de Justicia de EU, con el aval del MP dirigido por Claudia Paz y el gobierno de Otto Pérez, fue visto como desdeñable por la población.

Recordemos que durante gobierno, pese a estar rodeado de una pléyade de militares contrainsurgentes en retiro que se dedicaron a enriquecerse, se caracterizó por mantener cierta estabilidad en los precios, accesibilidad del consumo popular y bajas tasas de inflación en un marco internacional de cierta bonanza económica. Para tal fin recurrió a la importación de productos básicos como azúcar, pollo, carne, etc., afectando los grandes monopolios y favoreciendo a sectores emergentes del empresariado. Se podría decir que fue un gobierno antimonopólico y representante del capital emergente.

En su gobierno se enfrentó constantemente con sectores oligárquicos, aun con lo débiles que fueron estas medidas. Esto lo recuerdan grandes capas de la población, más allá de los discursos intelectuales de la izquierda que al igual que la extrema derecha y los articulistas al servicio de la oligarquía, se ensañan en señalar los reales actos de corrupción de ese gobierno.

Pese a haber afectado mínimamente los intereses de la rancia oligarquía, ésta que se caracteriza por odiar con saña, y en consonancia con el ala conservadora del Estado gringo logró que lo extraditaran hacia EU. En todo esto, la Cicig por medio de su primer comisionado Carlos Castresana, quien se acercó y fue allegado a con los monopolios, y el Ministerio Público de la administración de Paz, fueron segundones de la presión de la embajada gringa; el MP emprendió una batalla desgastante e infructuosa contra Portillo y los militares corruptos de un destartalado cartel de La Cofradía y no contra el activo cartel de El Sindicato el cual sobre sale en este gobierno.

El discurso de bienvenida de Portillo en el Aeropuerto Internacional La Aurora a los periodistas y a sus simpatizantes se caracterizó por la búsqueda de la conciliación con sectores del empresariado, el planteo de la refundación del Estado mencionando la posibilidad de una constituyente, así como por cuestionar algunos aspectos del modelo económico como la minería y hasta se mostró de acuerdo con que continúe la CICIG, alabando al actual comisionado, el colombiano Iván Velázquez. Por supuesto. Portillo sabe que existe la posibilidad de que lo maten o de que se le abran nuevos procesos penales, por tanto será cauteloso.

Consideramos que él en lo personal y algunas amistades que lo rodean no representan a sectores orgánicos del capital emergente, como sí los representan el actual partido de gobierno, Baldizón-Lider o Sandra Torres-UNE. Pese al tono conciliador de su discurso, las contradicciones y la rigidez del régimen político y del modelo económico, llevarán a que los sujetos organizados del proletariado se confronten con los distintas facciones del bloque en el poder y en ese sentido las masas organizadas tendrán que barrer con todo tipo de caudillo o de cualquier salida que el capital quiera implementar.

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