Por Armando Tezucún

El nuevo año 2015 inició con la secuela de la crisis del sistema de salud pública que se vivió durante el año anterior. En fecha tan temprana como el 5 de enero los compañeros trabajadores cerraron consultas externas y tomaron instalaciones en Quetzaltenango, Chiquimula, Huehuetenango, Retalhuleu, Quiché y Chiquimula. Los motivos de las protestas fueron el atraso en el pago de salarios, despidos injustificados, demanda de renovación de contratos y desabastecimiento de medicinas e insumos.

El día 13 salió a luz que uno de los principales hospitales de la capital, el San Juan de Dios, se encuentra sumido en una nueva crisis, cuando la Procuraduría de Derechos Humanos comprobó que existe una alarmante carencia de alimentos en ese centro, que pone en peligro la salud de los pacientes, en especial los que requieren dieta especial. El problema llegó al punto que ongs y personas particulares, en especial locatarias de los mercados han recolectado donaciones de alimentos.

Ese mismo día el Frente Nacional de Lucha, que dirige el principal sindicato de salud, realizó protestas porque 18 mil trabajadores por contrato no han sido trasladados a plazas permanentes y a 400 se les rescindió el contrato. El traslado de los compañeros es parte de los compromisos firmados por el gobierno en el pacto colectivo.

Para el día 20 la crisis en el Hospital General San Juan de Dios se había extendido, además de la falta de alimentos, a la falta de medicamentos, material quirúrgico, insumos de laboratorio, materiales de higiene en el área de lavandería y materiales en el banco de sangre. El ministro Luis Monterroso reconoció que esta es la peor crisis del sistema de salud en 20 años y volvió a destituir al director de dicho centro hospitalario.

A partir del 28 de enero las protestas se generalizaron en la capital, Huehuetenango, Baja Verapaz y Jutiapa. Los sindicalistas declararon en “estado de calamidad hospitalaria” a la red de salud estatal. Los centros hospitalarios en graves dificultades se ubican en Guatemala, Coatepeque, Huehuetenango, Cuilapa, Quiché, Zacapa, Baja Verapaz, Jutiapa, Suchitepéquez y El Progreso.

El 29 el Frente Nacional de Lucha solicitó al gobierno la instalación de una mesa de diálogo con la participación de los ministerios de Salud y Trabajo, representantes del presidente, la Procuraduría de los Derechos Humanos y el Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud de Guatemala (SNTSG). La solicitud fue respaldada el día 30 por una marcha en la capital y bloqueos de carreteras en varios puntos del interior. Una delegación de los sindicalistas fue recibida en la Casa Presidencial por el comisionado para el Diálogo Nacional Miguel Ángel Balcárcel. El diálogo continuaría el lunes 2 de febrero.

Los medios de comunicación empresariales no han informado nada sobre la evolución de este diálogo. Sin embargo, el Noticiero Guatevisión del lunes 2 de febrero divulgó una entrevista con Luis Lara, principal dirigente del SNTSG y el ministro de salud Monterroso; en ella el ministro afirmó que los sueldos atrasados ya han sido cancelados, y que los fondos han sido trasladados a los hospitales, siendo culpa de las administraciones de cada centro el desabastecimiento. Lara no adversó con fuerza estas afirmaciones, asumiendo una actitud a lo sumo escéptica.

Han sido los propios trabajadores de salud quienes, rebasando en los hechos al FNL–SNTSG, han desmentido al ministro. El 5 de enero 2,163 médicos residentes de los hospitales San Juan de Dios y Roosevelt en la capital, Antigua, Escuintla y Cuilapa en el interior suspendieron las consultas externas para presionar al ministerio porque no les ha sido cancelado el sueldo del mes de enero. El ministro prometió que los pagos se harán a partir del lunes 9.

La raíz de la crisis permanente del sistema de salud se encuentra en una situación estructural de falta de interés por solucionar el problema tanto de parte de los gobierno neoliberales como del conjunto de la burguesía, que se niega obstinadamente a pagar impuestos que permitan servicios públicos eficientes para la población. A pesar de la relación ambigua del FNL-SNTSG con el gobierno, los compañeros trabajadores de la salud no paran de luchar. Es urgente la unidad entre los médicos y el resto de trabajadores del sistema, así como entre todos los sindicatos del área, para enfrentar al gobierno, lograr los fondos necesarios para una óptima atención a la población trabajadora; este logro también pasa por erradicar la corrupción a todos los niveles en el sistema de salud.

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