Por Armando Tezucún

Al igual que la del año pasado, la marcha del 1 de mayo de 2014 fue multitudinaria, algo que contrasta con la ausencia de luchas obreras significativas. La prensa burguesa se contradijo en la estimación de la cantidad de manifestantes, pero probablemente fue Siglo XXI quien se aproximó más al estimar 20,000 participantes; hasta donde sabemos, los sindicatos no divulgaron cálculos. La marcha era tan grande que cuando los grupos que iban al final llegaron a la Plaza Central, ya habían pasado los discursos y se habían marchado la mayoría de las centrales sindicales grandes.

El organizador del evento fue el Movimiento Sindical y Popular Autónomo Guatemalteco, que aglutina a la Confederación General de Trabajadores de Guatemala (CGTG), la Unidad Sindical de Trabajadores de Guatemala (Unsitragua), el Movimiento de Trabajadores Campesinos (MTC), la Confederación de Unidad Sindical de Guatemala (CUSG) y los Sindicatos Globales.

Otros grupos sindicales se unieron, como el Frente Nacional de Lucha con su Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud, Festras y numerosas organizaciones no sindicales, como cooperativas de vivienda, la Juventud Obrera Cristiana, el Movimiento de Jóvenes de la Calle. Organizaciones campesinas también se hicieron presentes, con la presencia de Daniel Pascual, dirigente del Comité de Unidad Campesina y organizaciones campesinas afiliadas a la CGTG. Esta última central también aglutina a trabajadores de la economía informal, quienes se hicieron presentes, en especial vendedores de los mercados. También marcharon varios sindicatos de trabajadores de diversas dependencias del Estado.

También se hicieron presentes los partidos políticos de izquierda: la Alternativa Nueva Nación, la alianza URGN-Winak y el Frente Popular. La Universidad de San Carlos estuvo presente en grupos separados de estudiantes de las facultades de Ingeniería y Ciencias Económicas; y el bloque de las Escuelas de Historia, Trabajo Social y Ciencia Política, y el Sindicato de Trabajadores de la Universidad de San Carlos (STUSC).

Los grandes ausentes fueron los sindicatos oficiales de maestros, el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala y Asociación Nacional del Magisterio, afiliados a la Unión Guatemalteca de Trabajadores (UGT), que agrupa a los sindicatos blancos. Los sindicatos magisteriales independientes estuvieron representados por el Sindicato Autónomo Magisterial Guatemalteco (SAMGUA). La participación más extraña fue la de la Escuela Magnético-Espiritual de la Comuna Universal, A.C., que marchó repartiendo folletos sobre la biblia.

Los temas más importantes y recurrentes en los pronunciamientos distribuidos por las organizaciones fueron: La discusión en el Congreso de leyes de flexibilidad y desregulación laboral; el respeto a la libertad de organización sindical y negociación colectiva; el rechazo a los proyectos de minería e hidroeléctricas y monocultivos; el rechazo a la decisión de la Comisión Postuladora de dejar fuera de los candidatos a dirigir el Ministerio Público a la actual fiscal general Claudia Paz y Paz; la inseguridad y violencia que impera en el país; el desempleo, el alto costo de la vida y los bajos salarios; la falta de acceso a la salud, educación y vivienda; la persecución y asesinato de dirigentes sindicales y populares. Algunos sindicatos presentaron denuncias específicas en sus comunicados, como los trabajadores de la Contraloría General de Cuentas y el STUSC.

La gran capacidad de convocatoria que tienen las centrales sindicales, a pesar de que estamos en una coyuntura en la que no hay luchas obreras importantes, es indicativa del enorme descontento latente en la población, descontento que aún no encuentra expresión ni en un súbito incremento de las huelgas y protestas, ni en candidaturas electorales de izquierda; esta última opción está cada vez más lejos de concretarse, dado que los partidos reformistas planean presentarse por separado en el proceso electoral de 2015.

Paradójicamente, los sectores que están realizando luchas, hasta donde sabemos, no se hicieron presentes: los comunitarios que mantienen la resistencia contra la minera en La Puya y las comunidades de Huehuetenango que protestan contra los problemas en el suministro de energía eléctrica.

El hecho de que las centrales sindicales tengan semejante capacidad para convocar a sus afiliados, a la que sin duda se unirían organizaciones campesinas y estudiantiles debe ser aprovechada para realizar acciones de solidaridad con las comunidades que luchan con tenacidad contra las voraces empresas de distribución de energía eléctrica (Energuate y sus filiales) y para conformar un frente único contra la represión, que nos permita enfrentar la actual escalada represiva del gobierno.

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