Por Edgar Miguel Kan

Inician las acciones evidentes, que desde esta trinchera hemos estado denunciando. El gobierno del presidente Otto Pérez Molina, se encuentra en la fase de despido masivo y toma de control de todos los espacios posibles, en la macrocefálica institución burocrática que es el Estado guatemalteco.

Desde el jueves 2 de febrero, el Presidente ha generado reformas legales que coartan la participación ciudadana, específicamente en el nombramiento de la titular de la Secretaría Presidencial de la Mujer. La lucha de los grupos defensores de los derechos de la mujer llevó a consagrar en el artículo 10 del acuerdo gubernativo 130-2001, reglamento de la Secretaría Presidencial de la Mujer, el nombramiento de la secretaria de Seprem a partir de una nómina de diez candidatas propuestas por las mujeres organizadas.

Sin embargo, con el acuerdo gubernativo 34-2012, Pérez Molina derogó el acuerdo anterior, depositando la toma de decisión única y exclusivamente en el Presidente de la República y nombrando para el cargo a Elizabeth Quiroa, soslayando de esta manera la participación de las mujeres organizadas. El viernes 10, las compañeras realizaron una concentración de protesta en la Plaza de la Constitución, que probablemente constituyó el primer acto de protesta pública contra el nuevo gobierno.

Esta polémica reforma, allende del antagonismo con sectores organizados, es una manifestación evidente de centralismo y concentración de poder en la estructura gubernativa, retrocediendo así en los incipientes avances de nombramientos participativos y la construcción de una lógica de poder representativo. En los corredores de los ministerios ya se hace referencia, en voz baja, a que tal o cual orden viene directamente de “el general”.

Esta situación no es distinta en el resto de instituciones estatales. Un levantamiento claro y en seria oposición fue el nombramiento del director del Conservatorio Nacional de Música, Roberto Raudales, quien fue recibido por una huelga por parte del claustro de profesores a raíz de considerarlo como una persona no apta para el cargo, situación que genera una interesante propuesta a partir del empoderamiento de las y los maestros de dicha institución. El flamante director, mantiene su postura rígida de imponer orden en el conservatorio argumentando su nombramiento directo por el señor presidente.

De igual forma se vive el caso de la destitución de la directora del diario oficial del gobierno Diario de Centro América, Ana María Rodas. Las denuncias realizadas por parte de los periodistas del medio escrito estatal denotan la clara visión sesgada y parcializada que las nuevas autoridades tienen en cuanto al proceso de informar y dar la noticia, situación que implica que no sea más que un medio de defensa y legitimación del nuevo gobierno, contubernio que los medios masivos de por si ya tienen con el “militar retirado”.

Pero el acaparamiento de escenarios no se detiene ahí. La radio TGW, radio estatal, que funge como un medio radiofónico de información también ha sido víctima de los serviles funcionarios que pretenden confundir a la sociedad mediante un adoctrinamiento social, en el que se glorifiquen los programas de gobierno así como las acciones del Presidente.

Sin duda los cambios que se han realizado dentro de la estructura estatal atienden primero, al desprecio y eliminación de lo que tan solo parezca resabios del antiguo gobierno. Sin embargo, atiende a una lógica más simple, que es la centralización de la información, a través de la obstaculización y filtración de la misma desde las propias agencias estatales. También implica que la información se canalizará de acuerdo a lineamientos que sin duda los nuevos burócratas no han sabido ocultar, como lo es el consentimiento del mismo presidente.

Esto es un claro ejemplo de centralismo y de control de información por parte del gobierno. No basta generar desinformación, sino avasallar mediante el uso de los medios de información masiva tanto estatales como los que están en un claro pacto con el actual gobierno que de manera acrítica desinforma a la población.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), denunciamos la involución estatal a una mayor concentración de decisión y poder en la figura del presidente, quien actúa tal cual bonapartista, concentrando la información y eliminando los procesos de participación ciudadana dentro de la estructura estatal, generando así concentración y un escenario propicio para la realización de sus intereses.

Exhortamos a los trabajadores estatales a que denuncien los actos de corrupción, la violación a la estabilidad laboral, el servilismo y clientelismo político propios de intereses de campaña y que juntos organicemos la presión y resistencia ante actos de desinformación y centralismo.

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