Por Marcial Rivera

Recientemente se llevó a cabo en la Nueva Guatemala de la Asunción, el Encuentro Nacional de Empresarios (ENADE), evento que reúne a diferentes sectores de la sociedad, para discutir algún tema previamente escogido, para “encontrar consensos” respecto al mismo. Para el caso de este año, se discutió respecto a la reducción de la pobreza en Guatemala.

En términos generales, la “propuesta” del empresariado, es la misma que han sostenido desde hace mucho tiempo, pero con palabras diferentes: reducir la pobreza por medio de la generación de empleo. Sin lugar a dudas, la globalización ha permitido universalizar no solo las tecnologías de información y de comunicación, sino además la diversificación de las inversiones, y la cohesión cada vez más acentuada de los grupos dominantes, que detentan el poder fáctico en Guatemala. Para el presente caso, en el que se analiza lo vivido en el ENADE, se trató de unificar agendas, por medio de los clústers que en términos generales, son pequeños grupos de empresas de diferente naturaleza, que compiten por posicionarse en el mercado y al estar cohesionados, contar con mayores facilidades para participar en las concesiones del Estado.

Según Prensa Libre, en su artículo que lleva por título “Tenemos 25 clúster para su desarrollo” en su edición del 10 de octubre señala, “Se agrupó la economía del país en 25 sectores o clúster que representan el 75% del producto interno bruto de Guatemala, dividiéndolos en cinco grupos que son: agricultura, pesca, ganadería y silvicultura; manufacturas, industrias extractivas y energía; servicios, y comercio y construcción”. Por otro lado, debe mencionarse la participación del ex presidente Uruguayo Julio María Sanguinetti, y de los candidatos a la presidencia de la república, en la segunda vuelta: Otto Pérez Molina del Partido Patriota, y Manuel Baldizón, de Libertad Democrática Renovada.

Para el caso de los candidatos a la presidencia, quienes centraron sus intervenciones en exponer sus propuestas de gobierno, Otto Pérez enfocó su exposición en Seguridad y Empleo, los cuales han sido sus “caballitos de batalla” pues en su programa de gobierno “agenda de cambio” estos dos ejes de trabajo son los que servirán para combatir los principales problemas a resolver, en caso de resultar ganador en la contienda presidencial. Por su lado, Manuel Baldizón expuso la reingeniería tributaria que considera esencial, para obtener una recaudación tributaria óptima, que consiste fundamentalmente en unificar todos los impuestos a uno solo del 5%, y con esto se tendría solvencia económica “hasta para pagar el  bono 15”.

Esta coyuntura, también debe remitirnos a la aprobación de la ley de alianzas público-privadas, anunciada con bombos y platillos, por el Ministro de Finanzas, Señor Alfredo del Cid Pinillos, que sin duda alguna, se trata de una forma de privatizar algunos servicios públicos que podrían ser prestados por la iniciativa privada, no únicamente por empresas guatemaltecas, sino también por empresas transnacionales. Lo anterior en aras de fomentar el crecimiento económico, declaración hecha en el diario La Hora, en su edición del 06 de Octubre del corriente,  “Uno de los desafíos que enfrenta Guatemala es contar con un clima de negocios orientado a la generación de inversiones nacionales y extranjeras que favorezca el crecimiento económico a través del desarrollo de las empresas”. De manera que las áreas a “invertir” serán las de transporte, telecomunicaciones, energía, electricidad e infraestructura. Todas estas áreas, relacionadas con los megaproyectos, que beneficiará no solo al empresariado involucrado en las alianzas comerciales que se llevarán a cabo, sino además a otros sectores de la burguesía.

En un país como Guatemala, tan con altas condiciones de desigualdad y pobreza, como Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), exhortamos a la ciudadanía en general a estar atenta a este tipo de procesos. Aunque a nivel mediático pueden pasar desapercibidos, la realidad es que lo que el empresariado busca no es reducir la pobreza, por medio de la “generación de empleo”, sino atenuar cada vez más el papel del Estado haciéndose cargo de inversiones públicas, convirtiendo lo que es un deber del Estado en lucrativos negocios privados y en términos generales, aumentar su riqueza por medio de la concesión de diferentes servicios, aumentando la desigualdad existente y el statu quo.

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