Por Leonardo Ixim

Los efectos de las dos tomas llevadas a cabo heroicamente por los Estudiantes Por la Autonomía (EPA) en este año se hacen sentir en el estudiantado sancarlista, independientemente de los resultados de los acuerdos a que se llegó entre EPA y el Consejo Superior Universitario (CSU), con sus limitantes y avances, e independiente de la composición de clase de la dirigencia de EPA y su orígenes políticos e ideológicos.

La pita se rompió por el lado más crítico y desigual dentro de la estructura de gobierno de la Universidad de San Carlos (USAC), es decir por las escuelas no facultativas en su mayoría de ciencias sociales y arte, en donde se difunde el pensamiento crítico al sistema y libre expresión artística.

La mayoría de escuelas y los sectores que las conforman tienen una tradición de lucha, sin desconocer la lucha de las facultades. De hecho nacieron en el contexto de crisis político-social a fines de los 70s donde se cuestionó el régimen político dictatorial y el sistema económico oligárquico. Así las escuelas son producto del proceso de ruptura político-académico con facultades. Esto se da porque se buscaba la profesionalización de las disciplinas científicas que se imparten ahí  y tener un accionar político más autónomo y crítico que el que tenían dentro de las estructuras facultativas.

Cuando fue hecha la ley orgánica de la USAC en 1947, en el gobierno revolucionario de Juan José Arévalo que otorga entre varias medidas democráticas la autonomía universitaria, no se consideró a las escuelas no facultativas, pues no existan. Pero a raíz de la coyuntura de fines de los 70s, cuando surgieron las escuelas, dicha ley no se actualizó, ya que siempre existió en el Congreso de la República un contexto marcado por el predominio de partidos de derecha enemigos del quehacer científico y político de la USAC.

Así tenemos que la Escuela de Historia y de Comunicación son ruptura con la Facultad de Humanidades, la de Ciencias Políticas con la de derecho, la de Trabajo Social es una incorporación a la U pues era parte del Instituto Guatemalteco del Seguro Social y la de más reciente creación es la Escuela Superior de Arte, también por la necesidad de profesionalizar la formación artística en el país. Situación similar tienen los Centros Regionales fundados en la década de los 80s como una necesidad de priorizar la formación profesional en el interior del país. Un caso singular de esto es el Centro Regional de Occidente (Cunoc) que tiene sede en la ciudad de Xela. Dicho centro cuenta con 10 mil estudiantes, aún más que muchas facultades.

Pero la realidad es que tanto escuelas no facultativas como centros regionales no participan en la estructura de gobierno de la universidad, tienen un presupuesto mucho menor que las facultades, la negociación de éste es de carácter político independientemente de las necesidad reales de las facultades, pues se le otorga más a las que tienen más peso político y presencia dentro del CSU, dominadas hoy por la derecha. Los estudiantes de escuelas y centros regionales son de segunda categoría, sin derechos políticos para votar por rector, solamente los docentes y profesionales de las escuelas votan como miembros de colegios que son ajenos a su profesión.

Con vemos, la prioridad son las facultades que forman en disciplinas técnicas y científicas en su carácter tradicional, funcionales a la lógica de acumulación de la burguesía, no ciencias sociales y artes que tienden a la crítica de la acumulación capitalista

Una particularidad interesante ha sido que estudiantes de escuelas y centros regionales, tras las tomas de EPA, han sido los que más conciencia han tomado y han visto la importancia de organizarse en asambleas permanentes de estudiantes con la finalidad de ser un actor de relevancia en este proceso de reforma de cara a combatir las políticas neoliberales y las exclusiones de la U.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) exigimos la inclusión de las asambleas permanentes a la mesa multisectorial que propondrá una metodología para el congreso de reforma, pues ha sido un sector no tomado en cuenta históricamente que está demostrando su inconformidad, así también hacemos el llamado al estudiante apático a tomar conciencia e incorporarse a esta histórica lucha.

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