Por Hermes

Eran las 8.28 am del 19 de Octubre, la plaza de El Salvador del Mundo está considerablemente menos abarrotada de lo esperado. Entre las caras conocidas y las nuevas, circula el rumor intermitente de un acuerdo el día anterior, entre el ministro de educación y los principales sindicatos del magisterio.

La verdad es poco clara, lo importante es que las cantaradas de personas no dejan de aparecer por los cuatro rumbos. Diferentes personas, las caras de siempre, reconocibles aún pese a las capuchas y disfraces, aunque menos de las vaticinadas.

Lo verdaderamente importante reside en la calidad de la convocatoria, al parecer los más grandes sindicatos gremiales, ANDES-21, SIMEDUCO y otros más, cedieron ante las presiones del ministerio para boicotear la marcha y comunicar a sus bases que se cancela la acción. Sin embargo, no amen de esto, y los corruptos lideres sindicales vendidos, se hizo presente el gremio de la salud, y varios grupos de las bases que, renegando de sus directivos, decidieron continuar con la marcha.

Esto no es solo histórico, puesto que las demandas de los gremios medico y educativo, son profundas y cruciales en las demandas laborales, como no se había visto en décadas, pero también porque se respira una profunda necedad en la población manifestante. La necedad de no ceder ante las presiones Estatales, de marchar pese a que el patrón Estado amenaza con despidos o cárcel. La todavía más importante necedad de resucitar ese viejo fantasma de las Marchas Blancas que tanto han taladrado la conciencia de los oligarcas durante más de dos décadas.

Resucitar ese espectro ya es en si mismo, un acto subversivo, hace temblar la conciencia de los poderosos, por el recuerdo de las Marchas Blancas históricas que impidieron la privatización de la salud y la educación. Su fuerza, aunque añeja, se siente imponente aún a día de hoy, y abre la puerta, rompe el alambrado de púas, para un nuevo momento histórico de holeadas reivindicativas en nuestro país.

Esto se ve poderosamente reforzado por el enorme impulso que ha dado la liberación de los 5 de Santa Marta, los lideres de ADES que fueron secuestrados por el Estado para desangrar de pánico a las comunidades organizadas, descabezarlas (según ellos), e impulsar sus megaproyectos mineros en la zona.

Algo está cambiando, la marcha caminó ordenadamente hasta el paso desnivel que baja de la Roosevelt y corta Los Héroes, donde la formación necesitaba romperse por la estreches de la calle y la cantidad considerable de manifestantes. La destacada disciplina, el orden y la fuerza de las consignas superan marchas anteriores, la fuerza popular va en aumento, y la presencia de comunidades indígenas no se quedó atrás, ampliando el discurso del mitin y la conferencia de prensa con la realidad y lucha de los territorios.

El cambio está cercano, se siente que un poder crece bajo la tierra, como en la época de los abuelos, listo para erupcionar con la fuerza de las montañas, el fuego de la lucha popular, que hoy, se vistió de Blanco.

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