Por: Bartolo Gonzales.

En El Salvador se generó incertidumbre después que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos anunciara el fin del Estatus de Protección Temporal en el que se encuentra amparados más de 2000, 000 salvadoreños.  Las remesas en El Salvador son un importante soporte a la pobre economía; por ejemplo, el año pasado constituyeron el 15.8 % del Ingreso Nacional Bruto, INDB ($5. 021.3 millones de dólares).

La repatriación o deportación de nuestros hermanos significaría una disminución en el índice económico, agravando más la crisis económica. Esto se da en plena coyuntura electoral, estamos a las puertas de las elecciones de alcaldes y legislativas, y dentro de un año la elección presidencial, por tanto el tema del fin del TPS se ha trasladado al proselitismo electoral. Eso ocurre bajo el Gobierno del FMLN, sobre quien llovieron críticas por haber expresado como ’’un éxito’’, atribuido a su gestión, la prórroga de un año concedido por el gobierno de Estados Unidos a los trabajadores salvadoreños, supuestamente para que realicen trámites de residencia por su cuenta. Dicha prórroga no es producto de la gestión del FMLN, sino que es parte del procedimiento de la DHS. El FMLN necesita dar respuestas creíbles en medio de la campaña electoral, por lo que, en su desesperación, ha asegurado conseguir un TPS con Qatar, país del Medio Oriente

La vida corta del TPS y algunas consideraciones

El TPS es un beneficio provisorio, con el cual se puede vivir y trabajar lealmente por un tiempo en EEUU, en un plazo de 6 a 18 meses, con opciones de prórroga- Fue otorgado por la Secretaria de Seguridad Nacional a personas provenientes de países que por razones peligrosas no puede regresar a su país de origen. El TPS se otorga por condiciones: guerra civil o conflicto armado en curso, desastres naturales, etc. A El Salvador le fue designado el TPS en 2001 debido a los Terremotos de ese año.

Según Kirstjen Nielsen, Secretaria de Seguridad Interna, El Salvador tienen las condiciones para que los salvadoreños amparados por TPS puedan retornar a su país: ’’Basada en una cuidadosa consideración de la información disponible…la Secretaria de Seguridad Interna determino que las condiciones originales causadas por el terremoto de 2001 ya no existen’’. De esta manera, septiembre de 2009 será el límite para que los salvadoreños regresen al país. Pero, en realidad, la finalización del TPS obedece a la política anti inmigrante de la administración Trump.

El TPS se había estado otorgando con anterioridad a los salvadoreños, a cambio del apoyo de efectivos militares a las operaciones de control que los yanquis han desarrollado en países del Medio Oriente. También había premios de consolación por el sometimiento del gobierno salvadoreño a las mal llamadas cooperaciones, a través del programa CARSI y Alianza para la Prosperidad, que incluye los Fomilenios I y II, forman parte de los esfuerzos por controlar el flujo migratorio. Estas políticas son la continuidad de la contrainsurgencia establecida desde el siglo XX, cuya peligrosidad social esta vez la presentan otros factores como el narcotráfico y las pandillas.

La nueva etapa y la situación salvadoreña

Si bien la política migratoria es un asunto interno de los EEUU, tiene efectos internacionales. El presidente Trump ha emprendido políticas de recuperación económica de Estados Unidos, atacando a la migración como si fuese un feudo aislado. Dentro de las líneas de acción está la migración ’’controlada’’. En un país donde la migración ha sido parte vital de la economía, el ataque a los trabajadores inmigrantes puede tener el efecto contrario. Trump ha echado andar un ambicioso plan que consiste en expulsar inmigrantes no deseados, y en su lugar atraer con la Green Card a inversionistas y profesionales extranjeros, para los que estando viviendo allá y que reúnan las condiciones puedan quedarse, es decir que puedan cargar con los gastos procesales de la Residencia, algo disponible solo a unos cuantos.

El Salvador históricamente ha sido una fábrica de migrantes, empujados por la necesidad de autoexiliarse por determinadas situaciones, cuyo destino principal del éxodo ha sido EEUU. No estamos preparados para los reveses actuales. Los trabajadores que serán deportados, van a encontrarse con la desocupación en un país en crisis económica. La respuesta a tomar no debe ser pasiva, debemos luchar por una mejora del status migratorio que debe ser coordinada con todos los inmigrantes centroamericanos, que tenga apoyo en Centroamérica con movilizaciones de protestas ante las respectivas embajadas yanquis.  

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