EL 18 de abril del 2018 una pequeña pero combativa protesta estudiantil, convocada en las afueras de la Universidad Centroamericana (UCA), en Managua, Nicaragua, fue violentamente reprimida por las “turbas” de la dictadura Ortega-Murillo, lo que encendió la llama de la solidaridad en todos los recintos universitarios, iniciándose una gigantesca rebelión juvenil que fue reprimida a balazos al día siguiente, con el resultado de decenas de estudiantes asesinados producto de la intensificación de la represión estatal.

Estos dos acontecimientos marcaron el inicio de la “insurrección cívica” en todo el país. Todo cambió de repente. Las inmediaciones de la Universidad Politécnica (UPOLI) se convirtieron en un campo de batalla de la insurrección popular. Las marchas se reproducían en todos los municipios del país. Todas reclamando la renuncia del Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, exigiendo justicia.

1.- El nacimiento de nuevas expresiones políticas

La ruptura del statu quo, permitió el surgimiento de nuevas agrupaciones, casi en las mismas fechas, a inicios de mayo del 2018. Por un lado, surgió la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) controlada y dirigida por las cámaras empresariales (COSEP, AMCHAM y FUNIDES) que rápidamente se reacomodaron, rompieron sus alianzas con la dictadura, y bajo la bendición de la Iglesia Católica, atrajeron a una parte de los movimientos sociales que habían surgido al calor de la rebelión de abril, y de otros que tenían larga trayectoria de lucha como el movimiento feminista y el movimiento campesino.

El objetivo central de la ACJD no era el derrocamiento de la dictadura, sino buscar una salida electoral, es decir, el “aterrizaje suave”. Por ello las principales consignas de la ACJD fueron el Dialogo Nacional para negociar las elecciones anticipadas.

Por otro lado, siempre a inicios de mayo del 2018, surgió la Asamblea de Movimientos Sociales (AMS) conocida también como Articulación.

Tanto la ACJD como la Articulación tenían vasos comunicantes, porque muchos de los movimientos sociales que surgieron en abril se entrelazaban con ambas organizaciones, aunque hubo contradicciones en torno a cuál era la ruta para salir de la dictadura.

2.- El frustrado Dialogo Nacional

La dictadura estaba acorralada por la movilización de masas y el aislamiento internacional, por eso convocó al Dialogo Nacional, para ganar tiempo. La dictadura engaño a todos haciéndoles creer que podía ceder las elecciones anticipadas. Mientras se producían las más grandes movilizaciones de la historia, Ortega-Murillo convocaron al Dialogo Nacional el 16 de mayo y le pusieron fin el 16 de junio, día que se inició la ofensiva militar contra los tranques y barricadas

El mes de mayo fue el de mayor cantidad de movilizaciones en todo el país. Esta coyuntura favorable fue desaprovechada, por las ilusiones que generó la convocatoria del Dialogo Nacional. No hubo una dirección revolucionaria que llamase a la Huelga General o Paro Nacional indefinido. En sentido contrario, todos los medios de comunicación, incluida la propaganda de la ACJD y la propia Articulación, se concentraban en le necesidad de mantener la lucha pacífica. La consigna de elecciones adelantadas fue abandonada, primero por la ACJD y después por la Articulación a finales del 2018.

3.- El aplastamiento de los tranques

Ortega y Murillo engañaron a todos con el Dialogo Nacional, ganaron tiempo y después desencadenaron una brutal represión contra los tranques, cambiando la correlación de fuerzas. La insurrección cívica desarmada fue herida de muerte, los liderazgos locales fueron asesinados, encarcelados o forzados al exilio. Este hecho sangriento permitió que la dictadura todavía sobreviva en el poder, a pesar de su agonía.

4.- Es necesario sacar un balance

En abril se inició una auténtica revolución democrática que, a pesar del heroísmo desplegado por las masas, no logró el objetivo central de imponer la renuncia de la pareja Ortega-Murillo.

¿Qué pasó? ¿Por qué la dictadura todavía se mantiene en el poder? La revolución democrática de abril del 2018 terminó siendo salvajemente reprimida, abortada, por una combinación de factores que vale la pena analizar.

4.1.- Espontaneidad y ausencia de una conducción revolucionaria

Un factor determinante fue la espontaneidad de la explosión social, un proceso espontaneo, sin planificación alguna, sin influencia de ningún partido político. Si bien es cierto que el proceso espontaneo permitió el surgimiento de nuevos liderazgos, la falta de una conducción política centralizada permitió que la dictadura masacrara los focos revolucionarios, uno por uno, hasta disolverlos.

Cuando más se notó esta debilidad fue en la lucha de los tranques (mayo-junio), los cuales no tenían coordinación entre un municipio y otro, un aspecto que permitió su destrucción.

4.2.- El surgimiento y desaparición de la vanguardia estudiantil

Los estudiantes universitarios fueron el sector social que se colocó a la vanguardia de la lucha democrática en abril del 2018. Los grupos estudiantiles que surgieron no tenían experiencia política, y muchas veces rivalizaban entre sí.

En el año 2018 se produjeron dos intentos de crear una nueva organización estudiantil, que superara la dispersión y se postulara como alternativa ante la decadente Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN).

El primer intento fue la creación de la Coalición Universitaria (CU). Esta organización fue creada a instancias de la Iglesia Católica, para escoger una representación estudiantil que participase en el primer Dialogo Nacional.  La CU termino siendo controlada por ACJD, lo que obligó algunas expresiones estudiantiles a abandonarla.

El segundo intento fue la creación de la Coordinadora Universitaria por la Justicia y la Democracia (CUDJ), vinculada a la Articulación. La CUDJ mantuvo algunas tácticas erróneas como la “desobediencia estudiantil” que facilitó la dispersión del estudiantado.

Ambas corrientes estudiantiles se fueron debilitando en el tiempo, porque no lograron mantener los nexos sociales con las bases estudiantiles y porque lentamente, ante las necesidades de protegerse de la represión fueron captadas políticamente por la conducción de los ONGs que proporcionaban los fondos para el sostenimiento de las actividades, incluido el sostenimiento de las casas de seguridad, la sobrevivencia económica de los lideres perseguidos, etc.

Pero, lo fundamental, fue que estos grupos estudiantiles no lograron dar el salto para convertirse en una nueva opción política, tal como reclamaba la mayoría de la población. Al final los grupos estudiantiles están sumamente debilitados, casi extinguidos. Ese sentido de representatividad universitaria hoy en día no es más que un capital político en el que estos grupos se valen para justificar su participación en las diferentes plataformas de oposición.

A pesar de los pocos intentos de democratizar el sector estudiantil: con asambleas estudiantiles, como las de la UNI el 7 de mayo del 2018, la asamblea pública convocada por los movimientos afines a la CUDJ a inicios de agosto de ese mismo año; o la fallida asamblea estudiantil, convocada por una amplia variedad de movimientos y organizaciones estudiantiles en 2019, no se logró consolidar una representación legítima de toda la comunidad estudiantil, ni tampoco se logró la democratización de estos espacios o plataformas estudiantiles. Más bien, todo lo opuesto.

Es así como los movimientos estudiantiles que emergieron en abril, no pasaron a ser más que grupos particulares de estudiantes que no fueron electos por sus bases. Algunos de ellos, con poca o nula conexión con sus recintos universitarios y las bases estudiantiles.

El último esfuerzo por lograr la cohesión de los grupos estudiantiles se produjo en 2019 cuando ambas tendencias: los grupos pertenecientes a la ACJD, y los partícipes de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) decidieron sumar esfuerzos para la construcción de una plataforma independiente. Es así como también otros grupos de universitarios respondieron a esta convocatoria.

Sin embargo, como era de esperarse, estos esfuerzos fracasaron desde su inicio. La lucha estudiantil que se argumentaba defender había quedado en un segundo plano, mientras a lo interno del recién nombrado “Sector Estudiantil” se libraba una disputa por el control del mismo. La hegemonía de una tendencia sobre la otra, ejerciendo el poder desde la centralización de las demandas y de su participación política.

El punto de inflexión entre ambas tendencias de los grupos estudiantiles se da a finales de 2019, cuando se llega al acuerdo de exigirle a la empresa privada un Paro Nacional Indefinido por la liberación de los presos políticos, así como por el cese de la violencia del Estado. Sin embargo, no todos estos grupos estudiantiles estuvieron a favor, por estar alineados a la agenda del gran capital.

Las cámaras empresariales del COSEP, precedidas por José Adán Aguerri, sostuvieron una renuencia absoluta al paro nacional, postura que también adoptaron la mayoría de los grupos estudiantiles que pertenecían a la ACJD, llegando incluso estos a declarar ante uno de los medios nacionales que “el paro nacional era una medida populista”. Fue esta última fricción la que desintegró totalmente la supremacía de representación estudiantil nacional que se apostaba a construir.

4.3.- La conducción de los ONGs

Debido a que el sistema de partidos políticos había sido pulverizado por la dictadura, sea por reclutamiento de los partidos zancudos, o por la desaparición de los grupos de izquierda, el vacío de conducción fue llenado por los ONGs que en épocas normales apoyaban a los movimientos sociales.

El problema de los ONGs es que no tienen independencia, porque sus agendas políticas son impuestas por los donantes que aportan los fondos para financiar sus actividades. En este proceso, los ONGs terminan controlando a los movimientos sociales, que se vuelven dependientes de ese financiamiento. El resultado es desastroso. Los activistas sociales terminan aceptando la agenda política de los donantes. En vez de construir organizaciones desde abajo, con los recursos económicos aportados por los diferentes sectores sociales, se trabaja con presupuestos, salarios, viáticos, y demás rubros.

Donde más se puede apreciar el daño causado por los ONGs fue en los grupos estudiantiles. Una parte de los dirigentes estudiantiles fue becada para estudiar en el extranjero, otra parte ha abandonado la lucha, y un reducido grupo se mantiene dependiente de los cada vez más escasos fondos de los donantes.

5.- Ascenso y declive de la UNAB

La Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) fue creada en octubre del 2018 como la primera gran coalición contra la dictadura. En su creación participación diferentes grupos, incluida la ACJD.

Lentamente, a pesar de los roces y contradicciones con la ACJD, la UNAB comenzó a declinar en el año 2019, y a depender cada vez más de su estrecha alianza con la ACJD. Cuando se convocó al segundo Dialogo Nacional, en marzo del 2019, la UNAB fue bajando el tono de sus críticas, en aras de la unidad.

¿Cómo pasó esto? Poco a poco se cambió el discurso. Esto se debió al peso creciente de los ONGs dentro de la conducción de la UNAB, quienes, en la medida que descendía la actividad de las masas, producto de la represión, fueron tomando el control, desplazando a los grupos de autoconvocados, imponiendo métodos de lucha que no lograban despertar la energía del movimiento popular.

6. La gran Coalición Nacional (CN)

El año 2019 fue de retroceso casi total del movimiento popular. La dictadura había logrado recuperar el control. Los niveles de represión dificultan todavía la labor a de reorganización. De esta manera, se abandonó definitivamente la lucha por el derrocamiento de la dictadura, y se establecieron metas electorales, incluso aceptando en los hechos la realización de elecciones hasta el 2021.

La unidad por sí sola no aporta fuerzas sociales. Depende del tipo de unidad, y con quien nos aliamos. La UNAB abandono sus denuncias contra los partidos zancudos, siempre en aras de la “unidad”. La ACJD y la UNAB anunciaron en dos ocasiones la creación de la gran Coalición Nacional (CN) pero esta todavía no ha terminado de materializarse, por el conflicto de intereses de muchos de los participantes, como es el caso del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) de Arnoldo Alemán.

7. La pandemia del coronavirus y la lucha contra la dictadura

La pandemia del coronavirus amenaza convertirse en una catástrofe para el pueblo de Nicaragua, pero la oposición agrupada en la CN no tiene una política para denunciar la incapacidad de la dictadura y para presentar las propuestas de emergencia, sobre todo en el plano de la economía.

No basta la campaña de lavarse las manos y de mantener el distanciamiento social, o de quedarse en casa, si no existe desde el Estado el soporte económico para que las familias resistan la cuarentena. Este será un problema crucial en las próximas semanas, es el principal problema que preocupa a la población.

Recientemente, la CN emitió un comunicado sobre el segundo aniversario de la revolución de abril, donde, con la retórica que le caracteriza, no mencionó una sola palabra sobre cuáles son las propuestas para luchar contra la pandemia, evidenciando de esta manera su bancarrota política.

8. La CN pide elecciones adelantadas, pero se olvida de la crisis económica

Con motivo del segundo aniversario de la revolución de abril del 2018, Mike Pompeo, secretario de Estado de los Estados Unidos, publico una carta que en resumen plantea lo siguiente:

“(…) Exhortamos al presidente Ortega y a la vicepresidenta Murillo a iniciar sin demora una transición democrática —que incluya el restablecimiento de las garantías de derechos humanos y la realización de elecciones libres y justas— para asegurar una Nicaragua con salud, prosperidad y libertad”.

En la versión en inglés, decía “inmediatamente, pero la versión en español se limitó a exigir “sin demora”.

En el comunicado de la CN, no se tocó el tema de cómo mitigar los efectos del coronavirus, pero si toco nuevamente el tema electoral. “(…) alzamos nuestra voz para denunciar y demandar nacional e internacionalmente, que el Régimen Ortega Murillo no debería ni puede continuar en la conducción del Gobierno de la República de Nicaragua. Demandamos el inicio inmediato de una transición democrática que restablezca la justicia, democracia y libertad sin impunidad y con garantías de no repetición.

“Hoy, 19 de abril, la Coalición Nacional y las organizaciones sociales y políticas que la integramos, le reiteramos al pueblo de Nicaragua que seguiremos luchando a su lado por la salida pacífica de este régimen a través de elecciones adelantadas, libres, justas y observadas. No descansaremos hasta lograr una transición democrática”.

No se atrevieron a llamar a las cosas por su nombre, exigiendo la renuncia inmediata de la pareja presidencial Ortega-Murillo, por su incompetencia para manejar la lucha contra el coronavirus, sino que, repitiendo el discurso de Mike Pompeo, volvieron a plantear “elecciones adelantadas”, cuando la principal preocupación de la población es como sobrevivir a la crisis económica que ronda nuestros hogares, con las secuelas de desempleo y miseria.

Por eso la dictadura ha logrado sobrevivir, porque no hay una oposición verdadera, que oriente al pueblo en la lucha. Por eso llamamos a construir una nueva alternativa política, ya que la lucha contra la dictadura debe mantenerse y pasa, por el momento, en combatir las estupideces del gobierno en torno al coronavirus y la crisis económica que se agudizara en los próximos meses,

¡La sangre derramada, no será en vano: lucharemos y derrocaremos a la dictadura!

Centroamérica, 19 de abril del 2020

Secretariado Ejecutivo Centroamericano (SECA)

Partido Socialista Centroamericano (PSOCA)

Hemeroteca

Archivo