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Por Victoriano Sanchez

El proyecto del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) surgió  a raíz de la primera cumbre de presidentes centroamericanos realizada en Esquipulas, Guatemala, en el año 1986. Fue una sagaz repuesta política del imperialismo norteamericano y europeo, de las burguesías del área centroamericana, con el objetivo de evitar la consolidación de la revolución nicaragüense, y contener el auge de la guerrilla en El Salvador y Guatemala.

Una imposición del imperialismo

Iniciado el proceso de negociación multilateral, la guerra civil comenzó a desaparecer. La guerra de baja intensidad contra Nicaragua comenzó a menguar. Las burguesías del área  comenzaron a negociar directamente con las direcciones guerrilleras (FMLN y URNG). Para consolidar este proceso, se necesitaban crear mecanismos institucionales tendentes a resolver las diferencias de manera pacífica. Esta fue la esencia reaccionaria del PARLACEN, ya que su creación no fue una genuina expresión de la necesidad de reunificar la nación Centroamericana sobre nuevas bases, sino que fue una imposición del imperialismo norteamericano y europeo, que tomaron como modelo el Parlamento Europeo, dando con ello una repuesta distorsionada al candente problema de la unidad de la nación centroamericana

Ingreso y retiro de Panamá

El “Tratado Constitutivo del Parlamento Centroamericano y otras Instancias Políticas” entró en vigencia finalmente el 1 de mayo de 1990, con la reticencia de Costa Rica que siempre se ha negado a participar en el mismo, y también ha desconocido la jurisdicción de la Corte Centroamericana de Justicia (CCJ).

Aunque históricamente Panamá no ha sido parte de Centroamérica, sino que perteneció a Colombia, hasta el año 1903 cuando los Estados Unidos promovieron su independencia con el objetivo de construir el Canal de Panamá, a partir de mayo de 1994 Panamá ratificó el tratado constitutivo del PARLACEN y formó parte del mismo.

Con el ingreso de Panamá quedaba más claro que el PARLACEN era un organismo de conciliación política regional, y que no representaba ningún proyecto de creación de un nuevo Estado Centroamericano. No obstante, en mayo del 2009, el presidente panameño, Ricardo Martinelli, anunció su decisión de retirar a su país del PARLACEN: “En Panamá, el Parlacen no tiene ningún valor agregado. Todos los diputados panameños tienen exoneraciones de carros y se la pasan vendiéndolos a terceras personas. Cada vez que hay un escándalo, es una persona ligada al Parlacen. Ha sido una cueva de inmunidades, de personas que se refugian ahí para protegerse”. (La Nación, 23/05/2009)

La realidad es que la burguesía panameña, igual que la costarricense, no encuentra ninguna ventaja económica en su permanencia al PARLACEN, un proyecto político creado en momentos en que Centroamérica era devorada por la guerra civil.

La reforma al tratado constitutivo

El 7 de septiembre del 2010 entro en vigencia la reforma al tratado constitutivo del PARLACEN, que le otorga nuevas funciones vinculantes para los Estados que la suscribieron: Proponer legislación en materia de integración regional, conocer de los nombramientos de los altos cargos de los organismos e instituciones del SICA, participar en las reuniones de los presidentes centroamericanos y demás organismos de integración, emitir “opinión ilustrativa previa” sobre cualquier convenio o tratado a suscribirse por los Estados miembros, cuando se relacione directamente con la integración, etc

El diputado sandinista, Jacinto Suarez, actual presidente del PARLACEN, reafirmaba que “vamos con nuevas funciones en materia de legislación regional sobre asuntos de integración” (El Nuevo Diario 31/08/2010) La diputada salvadoreña Nidia Diaz del FMLN no ocultaba su regocijo: “El Parlamento Centroamericano asume nuevas responsabilidades de mayor vinculación e incidencia al proceso de integración”(Prensa Gráfica 08/09/2010).

Todo sigue igual

A pesar del entusiasmo de los diputados del FMLN y del FSLN, en realidad el PARLACEN continúa  siendo un impotente organismo de conciliación política entre las burguesías del área centroamericana. Lo que no dicen es que ahora el PARLACEN puede hacer propuestas, pero quienes deciden son los órganos legislativos de cada uno de los Estados que resultaron de la desmembración de la nación Centroamericana. La división política de Centroamérica se mantiene, aunque económicamente estamos más ligados que nunca, no por la voluntad estrecha y cavernaria de las burguesías del área, sino por la lacerante acción de los diversos tratados de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea

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