Por Abril Yánez

La represión contra el magisterio se devela asiduamente y sin tapujos. El ministro de Educación Marlon Escoto sigue tomando decisiones nefastas contra sus enemigos, declarados por su persona desde meses atrás al mencionar en los medios de comunicación que él se entendía con sus perros y sus caballos pero no con los cerdos (refiriéndose a la dirigencia magisterial). Este odio enfermizo se manifiesta cada día con todos sus decretos, sanciones, prohibiciones, etc., que arbitrariamente designa contra el gremio, pero lo ocurrido el día jueves 10 de octubre quedó como la cereza en el pastel de todas sus acciones.

El Instituto Central Vicente Cáceres (ICEVEC) de Tegucigalpa es considerado el centro educativo más representativo del país: con sus 135 años de formar ciudadanos y profesionales líderes, con más de 6000 alumnos en educación presencial, 1600 alumnos en educación a distancia y 320 docentes, ha sido uno de los pilares en las luchas magisteriales y estudiantiles y el referente tanto en propuestas educativas como gremiales. Pero se conforma ahora como el centro del tiro al blanco del señor Escoto que se ha empeñado en atacarlo por todos sus frentes.

Hostigamiento particular con mira general

En noviembre de 2012, suspendió de su trabajo a más de mil docentes, entre ellos, 282 docentes del ICEVEC; muchos de ellos aún se encuentran sin salario desde el 2011. Por Decreto se instruyó trabajar hasta el 21 de diciembre e iniciar labores administrativas a partir del 15 de enero, matricular a través de internet y comenzar las clases el 1° de febrero. Aquí se presentó el primer impase pues, siendo el ICEVEC un instituto con tanta población estudiantil fue imposible que todos los padres de familia lograran matricular vía on-line o presencial en los días estipulados y fue preciso extender una semana más para la matrícula. Por esta razón Escoto no tardó en lanzar el siguiente misil contra la dirección del Instituto: se anunció por todos los medios la destitución del Director, Lic. Roberto Ordoñez, por 31 días, a la que nunca se le dio el debido proceso.

Acercándose las celebraciones de las fiestas patrias burguesas (15 de septiembre) recargó su artillería y ordenó al Lic. Ordoñez que la banda del ICEVEC se presentara en los desfiles oficiales, debido a que en los últimos años se realizan en el país los desfiles alternos del FNRP. A través de los años este instituto de educación media ha presentado un espectáculo de primera en los desfiles, pero este año, al no recibir el mantenimiento oportuno, los instrumentos literalmente no sirven, al contar con el financiamiento de la matrícula gratis los fondos habidos fueron invertidos en otras necesidades.

Al recibir la negativa de parte de la dirección amparada por el personal docente, el señor Escoto despide al Lic. Ordoñez por “incitación a la anarquía” y ordena al subdirector tomar posesión del cargo como director interino pero, cuando el Lic. MacCarthy, no acepta su encomienda, también se le suspende de su cargo por “rebeldía”. Ninguna de estas misivas han llevado el debido proceso legal: son totalmente arbitrarias e ilegales.

Recién el 10 de octubre el ICEVEC amaneció militarizado, lo cual se convierte en una amenaza a la tranquilidad de alumnos y docentes del instituto.

Alerta ante la reducción de las garantías laborales

Si no se comprende principio el maquiavélico de atacar a la cabeza para vencer al cuerpo, si no se ha entendido la moraleja implícita en el relato de Bertolt Brecht “cuando vinieron por mí…”, si ante esta represión el magisterio no levanta cabeza y alza su voz de protesta, solidaridad y presencia en la lucha que debe iniciarse, la situación del sistema educativo y de los maestros llegará al desastre.

Ya basta de soportar, los ataques son cada vez más directos, se destituye a dirigentes magisteriales, a directores de centros educativos, a docentes de los institutos más grandes del país, las estocadas del ministro y del gobierno de Lobo van gradualmente en descenso hasta llegar a cada centro educativo y a cada docente sin distinción de partidos o religión. La militarización de la población llegó al centro educativo más grande del país, mientras la ola de violencia abate a la población. Se debe llamar a la lucha urgente y sin claudicar.

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