Historia


Por Melchor Benavente

Durante el primer cuarto del Siglo XIX, América se convirtió en el epicentro de la lucha democrática en el mundo. La independencia y creación de Estados Unidos en 1776, y la independencia de Haití ese mismo año, fueron acontecimientos internacionales que influyeron en el espíritu independentista en las colonias españolas en América Latina.

Los procesos revolucionarios de independencia en América Latina, a comienzos del siglo XIX, fueron revoluciones burguesas por las tareas a realizar (unificación e independencia nacional) pero no existía una burguesía industrial, ni un proletariado, sino que eran revueltas de las masas populares dirigidos por sectores liberales de la oligarquía, que no eran consecuentes con la revolución democrática que propugnaban.

Mientras Europa vivía bajo el oscurantismo absolutista, gobernando por monarquías, América vivía una época de esplendor democrático, con la proliferación de repúblicas endebles, que rompían con la concepción monárquica del poder, al menos desde el punto de vista formal. Esta oligarquía liberal negaba a las masas populares e indígenas, base social de los ejércitos independentistas, los más elementales derechos democráticos.

El supremo sueño de Bolívar

Simón Bolívar sintió en carne propia la traición y la inconsistencia democrática de estas oligarquías, que siempre conspiraban en su contra. Bolívar era la personificación de la revolución democrática, y fue su principal líder mientras este proceso se mantuvo en auge.

En el apogeo de la revolución democrática, Simón Bolívar convocó por medio de una circular, firmada en Lima, el 7 de diciembre de 1824, a las autoridades de los nuevos Estados de México, Centroamérica, Chile, Brasil y las provincias unidas de Buenos Aires (Argentina) a un Congreso de delegados plenipotenciarios, para reunirse en Panamá, en el año 1826, con el objetivo de concretizar la unidad hispanoamericana.

Esta convocatoria se realizó a escasos dos días de la decisiva batalla de Ayacucho, que fue la última gran batalla contra el colonialismo español. Dos años después, América Latina era libre, soberana e independiente, con excepción de las islas de Puerto Rico y Cuba que permanecían bajo el yugo español.

Bolívar propugnaba por la creación de una gran nación que agrupara a todos los territorios de las antiguas colonias de España. Por ello convocó al Congreso Anfictiónico en Panamá, en el centro de América, para que fuese la capital del nuevo Estado confederado, retomando el ejemplo exitoso de la federación norteamericana

Bolívar era consciente que, de continuar fragmentados los nuevos Estados, exista una alta probabilidad de que España recuperara las colonias, o que cayesen bajo el control de otras grandes potencias.

Pactos de “Unión, Liga y Confederación Perpetua”

Mientras Bolívar trabajaba intensamente por lograr la realización del Congreso Anfictiónico en Panamá, paralelamente impulsaba la suscripción de tratados bilaterales de “unión, liga y confederación” entre la gran Colombia y Perú, México y Chile en 1822 y 1823, respectivamente. Posteriormente, el 17 de julio de 1826, en el marco de la realización del Congreso Anfictiónico, suscribió un tratado de similares características con la República de Centro América.

Cuando se inició el Congreso Anfictiónico en Panamá, una buena parte de los países ya estaban ligados formalmente por los pactos de “Unión, Liga y Confederación perpetua” que era, más que todo, una alianza contra una posible pretensión de España de retomar el control de sus antiguas colonias. Esa era el verdadero punto de unión de las oligarquías.

Instalación del Congreso Anfictiónico

El Congreso Anfictiónico de Panamá se instaló el 22 de junio de 1826 en la Sala Capitular del antiguo convento de San Francisco de la ciudad de Panamá. Estuvieron presentes delegados de la Gran Colombia, República de Centro América, México y Perú. Bolivia, que había sido creada en 1826 con la Constitución aprobada por el Congreso de Chuquisaca, envió delegados, pero estos no llegaron a tiempo.

Gran Bretaña y Holanda mandaron una delegación de observadores. Estados Unidos fue invitado por Santander, en ese momento presidente interino de la Gran Colombia. El Congreso inició sesiones el 22 de junio y finalizó el 15 de julio de 1826.

Preeminencia de los Estados nacionales

En ese momento, prevalecía el sentimiento de unidad para defenderse contra ataques de enemigos exteriores, pero también afloraban los intereses particulares de las oligarquías que se habían quedado con el control del Estado, al desaparecer la opresión colonial. Los intereses eran variados y contradictorios, por ello para mantener la unidad a cualquier costo, el Congreso Anfictiónico discutió el principio de la uti possidetis juris para resolver los conflictos, pero al final no fue aprobado, prevaleciendo el criterio que los territorios en disputa se mantendrían bajo el control de las autoridades que sustituyeron a las autoridades coloniales, hasta lograr un acuerdo de las partes en disputa.

Prevaleció la defensa de las fronteras de los nuevos Estados Nacionales, no la union de territorios bajo control de la federación o confederación. Una vez que desapareció la opresión colonial, las oligarquías estaban más interesadas en la delimitación de los territorios y riquezas bajo su control, que en crear o desarrollar un Estado Federal, o mínimamente confederado, como soñaba Bolívar.

Se mantuvieron las aduanas nacionales

Mucho se ha escrito sobre las reuniones de casi dos meses del Congreso Anfictiónico. Se conservan las actas y la memoria de los debates. En las reuniones, las propuestas de Bolívar, reflejadas en las propuestas de la delegación de la Gran Colombia, no siempre fueron aprobadas. El libre comercio de los Estados de la confederación no fue aprobado, se mantuvieron las aduanas de los Estados nacionales, por los frutos que estas producían con los impuestos.

El boicot solapado de Estados Unidos

Estados Unidos no boicoteó abiertamente el Congreso de Panamá, pero lo atacó sutilmente desde adentro, contribuyendo activamente a su fracaso. El delegado norteamericano, bajo las instrucciones de su gobierno, mantuvo la posición de rechazar toda idea de “actividad colectiva”, y no firmar ningún tratado que rompiese el principio de “neutralidad” que Estados Unidos mantenía en ese momento. Estados Unido no apoyó las revoluciones de independencia, sino que mantuvo una oportunista política de neutralidad en relación a España. Esta posición contrasta con el apoyo militar francés a la independencia de Estados Unidos

Uno de los temas que se discutió en el Congreso Anfictiónico de Panamá, fue el de la esclavitud. Desde el año 1816 Bolívar había proclamado la abolición de la esclavitud en Venezuela y Nueva Granada. El Congreso de Angostura dio marcha atrás, pero en la Constitución de Bolivia quedo consagrada la abolición de la esclavitud. Este era un tema controversial, debido a que Estados Unidos había proclamado su independencia y su forma republicana de gobierno, manteniendo la esclavitud hasta la guerra de secesión.

El Congreso no reclamó la liberación de Cuba y Puerto Rico, colonias españolas que Estados Unidos ansiaba poseer por su estratégica posición en el mar caribe.

El principal tratado aprobado

El Congreso Anfictiónico fracasó en sus objetivos centrales de lograr la confederación de los Estados nacionales que surgieron del proceso de independencia contra el colonialismo español.

El tratado más importante fue el “Tratado de Unión, Liga y Confederación Perpetua” que terminó siendo aprobado únicamente por la Gran Colombia (Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela de hoy) por lo que nunca entró en vigencia. El principal objeto de este pacto perpetuo, era sostener en común, defensiva y ofensivamente si fuera necesario, la soberanía e independencia de todas y cada una de las potencias confederadas de América contra toda dominación extranjera. Era una alianza militar en el papel, una declaración de intenciones, de difícil concreción en la medida que prevalecían las fronteras y los Estados nacionales. Este tratado fue un retroceso en relación a los tratados bilaterales aprobados en 1822 y 1823.

En cierta medida este tratado creó los cimientos de una ciudadanía latinoamericana al establecer que “los ciudadanos de cada una de las Partes contratantes gozarán de los derechos y prerrogativas de ciudadanos de la República en que residan, desde que, manifestando su deseo de adquirir esta calidad, ante las autoridades competentes, conforme a la ley de cada una de las potencias aliadas, presten juramento de fidelidad a la Constitución del país que adoptan, y como tales ciudadanos podrán obtener todos los empleos y distinciones a que tienen derecho los demás ciudadanos, exceptuando siempre aquellos que las leyes fundamentales reserven a los naturales, y sujetándose para la opción de los demás, al tiempo de la residencia y requisitos que exijan las leyes particulares de cada potencia (…) gozarán, igualmente, en cualquier territorio de las Partes contratantes en que residan, de todos los derechos y prerrogativas de naturales del país, en cuanto se refiere a la administración de justicia y a la protección correspondiente en sus personas, bienes y propiedades; y, por consiguiente, no le será prohibido, bajo pretexto alguno, el ejercicio de su profesión y ocupación, ni el de disponer, entre vivos o por última voluntad, de sus bienes muebles e inmuebles, como mejor les parezca, sujetándose, en todos casos, a las cargas y leyes a que lo estuvieren los naturales del territorio en que se hallaren”.

Como se puede observar, estas disposiciones relativas a la ciudadanía reflejaban los intereses de los propietarios, y no los derechos de las amplias masas populares e indígenas, a quienes las Constituciones no les reconocía los derechos más elementales ni el status de ciudadanos con derechos políticos.

¿Por qué fracaso el Congreso de Panamá?

La imagen y el pensamiento democrático de Simón Bolívar ha sido transformados en iconos oficiales, por la burguesía en América Latina. Pero su pensamiento y su proyecto de unidad latinoamericana sufrió un duro revés en el Congreso Anfictiónico de Panamá, el cual fracaso en sus objetivos centrales.

Bolívar se apoyó siempre en la Gran Colombia, pero esta desapareció casi simultáneamente con la muerte del Libertador en 1830, a escasos cuatro años del Congreso Anfictiónico-.

Las oligarquías terminaron derrotando a Bolívar y enterraron su proyecto de Estado confederado, fortaleciendo las fronteras de los nuevos Estados nacionales. La revolución democrática de la independencia no culminó en un triunfo sino en una derrota. La tarea de unificar a la nacionalidad latinoamericana sigue pendiente, solo la clase trabajadora, que no tiene fronteras que defender, es la única que puede realizar el supremo sueño de Simón Bolívar.