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Frenar al bloque reaccionario dentro del Congreso y convocar a una Asamblea Nacional Constituyente en Honduras

Antes de la toma de posesión, este 27 de enero del 2022, la presidenta electa de Honduras, Xiomara Castro, tuvo que enfrentar su primera gran crisis política. En la alianza en los hechos que suscribió con el errático Salvador Nasralla, del Partido Salvador de Honduras (PSH), quien es el primer designado presidencial (en Honduras no existe la vicepresidencia electa popularmente) existía el acuerdo que este haría la propuesta de quien debería ser nombrado presidente del Congreso.

El problema de la elección del presidente provisional del nuevo Congreso se presentó debido a que, si bien Xiomara Castro ganó las elecciones con más del 50% de los votos, el partido Libertad y Refundación (LIBRE) obtuvo solo 50 diputados de un total de 128. En realidad, ningún partido obtuvo mayoría calificada. El Partido Nacional (PN) obtuvo 44 diputados. El Partido Liberal (PL) obtuvo la nada despreciable cantidad de 22 diputados.  El PSH de Nasralla obtuvo 10 diputados. Los minoritarios Partido Anticorrupción (PAC) T Democracia Cristiana (PDC) obtuvieron un diputado cada uno.

Si a los 50 diputados de LIBRE le sumamos los 10 diputados del PSH, hay un total de 60 diputados, y para tener mayoría calificada que permita elegir al presidente del Congreso se requieren 65 diputados. En estas condiciones era obvio que tendría que producir algún tipo de negociación para elegir al presidente del Congreso, pero la sorpresa, que origino la crisis política, fue la división de la bancada del partido LIBRE.

En una sesión tumultuosa, en la que hubo insultos y hasta golpes entre los diputados, 20 diputados de LIBRE, por cierto, extrañamente los más cercanos a Mel Zelaya, rompieron filas y en alianza con las bancadas del Partido Liberal y el Partido Nacional, eligieron a Jorge Calix, como presidente provisional. Conforme la tradición política en Honduras, quien es electo presidente provisional termina siendo ratificado en sesiones posteriores.

La repuesta de Xiomara Castro, al no cumplir los acuerdos con Nasralla, fue acusar de traidores a los 20 diputados, y en una vigilia popular ante el edificio del Congreso, fue juramentada simbólicamente una junta directiva paralela, eligiendo a Luis Redondo, propuesto por Nasralla, como presidente provisional. Esta última elección fue un acto contestario al nombramiento de Jorge Calix.

En medio de la polvareda y el escándalo político creado por la división de la bancada de LIBRE, existe la enorme duda si la decisión de los 20 diputados de LIBRE, de hacer un bloque con liberales y nacionalistas, obedece a negociaciones secretas entre Mel Zelaya, y las cupulas partidarias y empresariales, precisamente con el objetivo de mantener el statu quo, y frenar en los hechos el plan de las 30 propuestas de campaña de Xiomara Castro.

Independientemente de cualquier especulación o conjetura, el gobierno de Xiomara Castro ya está chorreando sangre, porque todo indica que habrá un bloque reaccionario de diputados dentro del Congreso que pueden paralizar o diluir el programa que enarboló Xiomara Castro. Todas las expectativas de cambio pueden ser frenadas en el Congreso. Esa es la principal enseñanza de esta primera crisis política.

Consecuentemente, la única forma de derrotar ese siniestro bloque de diputados dentro del Congreso, es por medio de la movilización popular. Cualquier intento de Xiomara Castro de impulsar su plan de 30 puntos, por medio de una lucha de poder entre las instituciones, está condenado al fracaso. El Partido Nacional dejo montado un represivo aparato institucional para disolver cualquier propuesta de cambio.

El único camino que queda para frenar las fuerzas de la reacción es la lucha popular y la movilización callejera, bajo la consigna central de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), libre, soberana e independiente que haga cumplir los 30 puntos del programa de Xiomara Castro, y que reorganice Honduras en beneficio de las masas populares.