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Alentadores resultados de las elecciones en México y Perú

Los acontecimientos continúan desarrollándose de manera vertiginosa en América Latina. Los resultados de las elecciones de medio periodo en México, y el resultado de la segunda vuelta presidencial en Perú, confirman un giro hacia la izquierda, un concepto muy desprestigiado pero que expresa con claridad el repudio a los partidos políticos identificados con el neoliberalismo. La profunda crisis económica y social que sacude al subcontinente obliga a las masas populares a buscar una salida diferente.

En el caso de México, el partido Movimiento de Renovación Nacional (MORENA), que lidera el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), no puede considerarse un partido de izquierda, mas bien es una especie de resurrección de las políticas nacionalistas y proteccionistas del viejo PRI de los años 40, 50 y 60 del siglo pasado. En pocas palabras, AMLO representa un resurgimiento bastante tardío del nacionalismo heredado de la gloriosa revolución mexicana.

En su lucha por aplicar la “cuarta transformación” o cuarta reforma del Estado mexicano, se ha topado con la resistencia de los partidos de derecha, y hasta del propio PRI. Esta reforma que impulsa AMLO pretende devolver al Estado Mexicano el rol determinante en la economía, un capitalismo de Estado, tras varias décadas de rampante neoliberalismo. A pesar de la crisis y la pandemia, MORENA y sus aliados lograron mantener el control del Congreso y del Senado y una buena parte de las gobernaturas. Ante la rapacidad del neoliberalismo, las masas mexicanas ven en AMLO y MORENA una opción progresista y por eso mantiene altos niveles de popularidad todavía.

En Perú hay un fenómeno parecido, aunque obviamente jamás será igual a México. Después de varios años de inestabilidad política, de crisis y cambios de gobierno, y grandes movilizaciones callejeras, finalmente el sindicalista Pedro Castillo logró imponerse, por escaso margen de 70,000 votos, sobre la derechista Keiko Fujimori, que representa a la derecha más recalcitrante del Perú.

El hecho que haya un nuevo presidente sindicalista en Perú, aunque se mantenga la enorme polarización política, significa que ese país forma parte del torrente sudamericano hacia la izquierda. No sabemos si Pedro Castillo terminara decepcionando a los votantes, como lo han hecho otros presidentes populistas en Perú, pero es obvio que las masas trabajadoras peruanas luchan por algo diferente el modelo neoliberal.

Este giro a la izquierda hará surgir pronto nuevas corrientes cada vez más anticapitalistas. El resultado de las elecciones en Chile, para elegir Asamblea Nacional Constituyente, confirma esta misma tendencia, que esperamos se desarrolle al máximo y permita construir nuevas direcciones revolucionarias.