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Discusión sobre el futuro de la Plataforma y de la “insurrección popular” en Honduras

Centroamérica vive nuevamente una situación prerrevolucionaria. Casi tres décadas después de finalizados los Acuerdos de Paz (1990-1996), el statu quo del nuevo orden semicolonial en Centroamérica se cae a pedazos, sobre todo en el Triángulo Norte. Primero fue el estallido revolucionario en Nicaragua durante el 2018, que fue silenciado a balazos por la dictadura Ortega-Murillo. Ahora en 2019 le tocó el turno al pueblo de Honduras, que lucha heroicamente contra otra dictadura, igualmente perversa y asesina, la de Juan Orlando Hernández (JOH)

 

En los últimos dos meses, en Honduras hemos presenciado importantes movilizaciones de trabajadores de la salud y educación, quienes, superando las asfixiantes estructuras de las viejas dirigencias sindicales, se agruparon en la Plataforma en Defensa de la Salud y la Educación. Durante el mes de mayo asistimos a un poderoso paro a nivel nacional, a veces parcial e intermitente, jornadas de luchas que fueron apoyada por los sectores populares que se sumaron a la lucha, con plantones, tomas de puentes y carreteras, etc. Este poderoso movimiento de masas, ha superado a las Marchas de las Antorchas del año 2015 y a la semi insurrección contra el fraude electoral de 2017.

Efectivamente, en Honduras se vivió durante los meses de mayo y junio un ambiente insurreccional, lo que obligó al gobierno de JOH a derogar los decretos PCM, tal como lo reclamaron los médicos y maestros. Pero JOH hizo una maniobra a última hora: se negó a entregar el trofeo de la victoria popular a la Plataforma, y se reunió por separado con la corrupta burocracia de algunos colegios magisteriales.

Contradictoriamente, a partir de la derogación de los decretos PCM, se produjo un repentino cambio en la situación. Habiendo obtenido dos victorias parciales, se inició una tendencia a la baja en la movilización general. Se produjeron asambleas informativas en el sector salud, pero se desmovilizó una parte del magisterio. En cierta medida, hubo desconcierto sobre las próximas tareas a realizar. La tendencia general fue hacia el reintegro paulatino de labores, tanto en salud como en educación, aunque los sectores populares se mantenían en pie de lucha, especialmente en la costa norte de Honduras.

Un sector del magisterio abandonó en los hechos la Plataforma, inició un diálogo de sordos con el gobierno de JOH, formando mesas técnicas. La situación de los maestros en Honduras es sumamente critica, al grado que JOH, para sacarlos de la lucha, ha prometido una ley de reestructuración de la deuda que agobia a decenas de miles de maestros, cuyos salarios ya no alcanzan para comer.

Como buenos oportunistas, el Partido Liberal (PL) y el Partido Libertad y Refundación (LIBRE) al inicio fueron indiferentes, pero de repente aparecieron en la escena tratando de sacar provecho de la lucha de los trabajadores de salud y educación. Desde el 14 de mayo, el expresidente Manuel Zelaya, coordinador nacional de LIBRE, llamó a la “insurrección popular” y al “paro legislativo” de sus diputados en el Congreso Nacional, procurando aprovechar el contexto de la lucha de los trabajadores de la salud y la educación, para obligar al gobierno de JOH a negociar nuevas reformas electorales, siendo la más importante la posible instauración de una segunda vuelta electoral.

Para presionar, LIBRE levantó la popular consigna “Fuera JOH!”. Indudablemente, la lucha gremial es en el fondo una lucha política contra el gobierno de turno, pero no basta decir “fuera joh”, se requieren una articulación de consignas reinvindicativas para fortalecer la movilización y desencadenar una verdadera insurrección popular.

Este es un punto muy importante que debe ser debatido. Las verdaderas insurrecciones surgen de las necesidades propias de la movilización de las masas trabajadoras, no pueden ser decretadas desde el Olimpo, so pena de fracasar. La “insurrección popular” de bolsillo promovida por LIBRE simplemente ha pretendido montarse sobre la movilización de masas para aprovechar la crisis y negociar con el gobierno de JOH un paquete de reformas electorales y constitucionales.

Todos aspiramos al derrocamiento revolucionario de la dictadura de JOH, pero la labor de LIBRE en este caso, lejos de ayudar, nos aleja de la meta, porque las ampliar masas rechazan las manipulaciones. La tarea más importante del momento es fortalecer la Plataforma, levantando nuevas reivindicaciones laborales y sociales, incorporar nuevos sectores sociales, como el movimiento estudiantil de la UNAH que actualmente soporta las embestidas criminales de la FUSINA que hiere y violenta la autonomía universitaria. Así preparamos la verdadera insurrección popular que tanto necesitamos para terminar de una vez por todas con la dictadura de JOH.