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¿Qué se esconde tras el conflicto por el rio San Juan?

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El nuevo conflicto fronterizo entre Costa Rica y Nicaragua, iniciado en esta ocasión por el dragado del rio San Juan, lejos de disminuir, ha subido de tono e intensidad. La presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, grita a los cuatro vientos que el Ejército de Nicaragua ha invadido y mancillado suelo costarricense, específicamente isla Calero, y que debe salir inmediatamente. Las autoridades nicaragüenses, por su parte, niegan los hechos y dicen ejercer el derecho soberano a dragar el río San Juan, así como establecer guarniciones militares en su territorio.

Los trabajadores costarricenses y nicaragüenses, y el conjunto de los trabajadores centroamericanos, no deben tomar partido por San José o Managua y más bien debemos rechazar el discurso nacionalista e insensato de ambos gobiernos.

Mientras el conjunto de la izquierda centroamericana guarda silencio y cede a las presiones del nacionalismo más reaccionario. Otros partidos adoptan una posición abiertamente patriotera. El Frente Amplio (FA) de Costa Rica, por ejemplo, una organización que se reclama de izquierda, votó en la Asamblea Legislativa una resolución a favor del gobierno de Chinchilla, y en un reciente comunicado planteó que “en el conflicto con Nicaragua o con cualquier otro país, siempre nos colocaremos en defensa de los legítimos intereses y derechos de nuestra patria, de su soberanía y de su integridad territorial continental y marítima” (10/11/2010).

En sentido contrario, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) ha sentado su posición independiente, revolucionaria, centroamericanista, en una Declaración que reproducimos en las páginas interiores de El Socialista Centroamericano, y que llamamos a leer, criticar y difundir

Mientras Laura Chinchilla se desgañita y pierde la voz denunciado la supuesta invasión nicaragüense,  y exacerba los ánimos  y alimenta la xenofobia contra más de medio millón de trabajadores nicaragüenses en ese país, calla deliberadamente en relación a la reciente autorización de la Asamblea Legislativa, para el ingreso de tropas norteamericanas en territorio costarricense. El pasado mes de julio arribaron a la costa caribe costarricense 46 modernos buques de guerra y 7 mil tropas estadounidenses para realizar supuestas acciones humanitarias y  operativos militares contra el narcotráfico.

Mientras Laura Chinchilla denuncia el “militarismo nicaragüense”, también calla ante el hecho que recientemente firmó un convenio en Cartagena, Colombia, para que el ejército y la policía colombianos entrenen militarmente a la Guardia Civil de Costa Rica. Todo parece indicar que el gobierno de Costa Rica necesita un pretexto para crear formalmente un ejército que será entrenado por el ejército colombiano.

La prensa burguesa sensacionalista se ha olvida de mencionar el conflicto por la concesión minera en Las Crucitas, precisamente en la zona adyacente al rio San Juan. Los ambientalistas costarricenses y centroamericanos vienen librando una dura batalla contra la transnacional canadiense y contra el gobierno de Laura Chinchilla que acaba de ratificar dicha concesión, que si causa un enorme daño al medio ambiente.

De la misma manera que los ambientalistas y los movimientos sociales de Centroamérica han constituido un Tribunal Centroamericano de Justicia Climática, que se he encargado de analizar los efectos de la concesión minera de Las Crucitas en el territorio Centroamericano, el PSOCA, en su reciente Declaración, retomando su ejemplo, ha llamado a las centrales obreras y campesinas, sindicatos, organizaciones indígenas y movimientos sociales a formar una Comisión de Investigación y Seguimiento, que se encargue de analizar realmente lo que pasa en el rio San Juan. Este es el camino de la unidad centroamericana.