Medio Oriente


Por Rómulo Sosa

Hace cerca de una semana, las tropas del ejército turco atravesaron la frontera siria para comenzar una de las tantas ofensivas que tropas extranjeras ejecutan el territorio sirio desde el inicio de la guerra civil en el 2011.

Sin embargo, este último ataque contra la región norte de Siria, donde se asienta la minoría kurda en el suelo sirio representa algo más. Es el puntillazo para que el régimen de Bachar El Asad logre colorar el aplastamiento por la fuerza de la revolución siria. Una revolución que no ha dejado de tener serias contradicciones y fenómenos grotescos como la aparición del  autodenominado Estado Islámico (DAESCH su acrónimo).

Estas contradicciones han sido también apuntaladas por las diferentes potencias imperialistas que han intervenido o intervienen en el marco de este conflicto que ha dejado hasta el momento un saldo de cerca de cuatrocientos mil muertos hasta el principio de este año. Cerca de una cuarta parte de las víctimas son civiles, de los cuales hay una quinta parte de menores de edad. Sin embargo, esta cifra podría alcanzar los seis cientos mil muertos y desparecidos de todos los bandos. En los calabozos del dictador genocida sirio cerca de cien mil personas han perecido víctimas de las torturas infligidas por los cuerpos de represión. (Deutsche Welle 15/03/2019)

Las tropas de Daesch, financiadas por las potencias sunitas como Turquía y los países del golfo Pérsico, enemigos del clan Asad pero también de los kurdos, se ensañaron con la población de esta “minoría” .

La retirada de las tropas yanquis de las ciudades controladas por la alianza de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza entre los kurdos y sectores árabes opositores a El Asad fue el banderazo de salida para que las tropas del presidente Recip Tayyik Erdogan atravesaran la frontera. Esto ha implicado toda una serie de ajustes de la política de los países imperialistas que se reparten el control de la estratégica zona. Las viejas y nuevas potencias se han repartido los roles todo en función de no perder su parte del botín que representa la región.

La cuestión kurda

El pueblo kurdo es uno de los que ha sufrido las consecuencias de las diferentes reparticiones que han hecho los imperios en la región.

En la actualidad entre veinticinco y cuarenta y cinco millones de kurdos se encuentran esparcidos en los territorios de varios países. En Turquía, donde representan cerca del 50%, cerca del 25% en Irán, más del 15% en Iraq y solo el 5% en Siria. Las estimaciones de esta población son muy difíciles de efectuar dada la dispersión dentro de estos estados nacionales que a la vez se han encargado de oprimirlos. Las zonas kurdas del sur este de Turquía por ejemplo se encuentran bajo un estado emergencia y son el teatro de enfrentamientos con las tropas del ejército. Algunas de los poblados que se encuentran en esta parte han sido “vaciadas” como método de limpieza étnica practicado por el régimen de Ankara. Pero las medidas del gobierno turco también van más allá. Varias de estas zonas han sido sujetas a un embargo gubernamental. El objetivo es “limpiar” la zona para ocuparla militarmente y posteriormente “colonizarla”.

Esto ha provocado un enorme éxodo interno dentro del territorio turco, pero no solamente. Los países de Europa Central acogen una fuerte comunidad kurda. Alemania que acoge una de las comunidades con nacionalidad turca en esta parte del continente, sobre los 2,5 millones declarados, cerca de un millón son kurdos, un porcentaje que representa la situación interna en el país. (www.7sur7.be 14/10/2019) De hecho en el territorio germano ya se han producido enfrentamientos entre manifestantes kurdos y turcos. Cabe recordar que en las pasadas elecciones presidenciales turcas, el presidente Erdogan realizó una gira por varios países del centro de Europa donde viven asentada una fuerte e influyente comunidad turca. El éxodo de esta población, la población musulmana más importante de la región después de los árabes y los turcos, alcanza también países como Egipto, Líbano e inclusive en el Turquestán chino.

El Kurdistán balcanizado, cuenta por el momento solo con una región que goza de autonomía. Esta se encuentra en Iraq, donde también fueron masacrados por el régimen de Saddam Hussein. En todos estos países sus derechos fundamentales han sido obstruidos. El idioma kurdo fue prohibido tanto en forma escrita como oral, desde el inicio de la república hasta el año 1991. Esto no significa por lo tanto que el idioma sea incluido en los programas educativos o bien utilizados en la programación radial y televisiva. Esto sigue siendo prohibido. (Nezan, Kendal. « Les Kurdes rêvent encore d’un État », Les Cahiers de l'Orient, vol. 96, no. 4, 2009, pp. 131-138. )

La ascensión al poder del partido AKP, nacionalista turco, ha profundizado la represión y la opresión contra los kurdos. 

En Irán, la condición de esta minoría no es nada halagadora. A pesar de contar con algunos diputados originarios de esta etnia, la persecución contra estos por parte del régimen de los ayatolas no es diferente que la que pueden encontrar en Turquía. Su situación como población de origen no persa, sunitas pero de tendencia laica, hace que el régimen de Teherán se ensañe contra ellos prohibiendo la utilización del idioma, encarcelando y ejecutando a los líderes políticos, artistas e intelectuales.

Bajo el régimen de El Asad, antes de la guerra civil, su situación no se diferenciaba de la de los otros países. La interdicción de la lengua kurda y su enseñanza en el sistema escolar fue también de aplicación por parte del clan El Asad. Cerca de 300 000 kurdos Vivian sin tener acceso a la ciudadanía siria, con el objetivo de realizar una depuración étnica en las zonas fronterizas entre Siria, Iraq y Turquía. El régimen sirio movilizó grupos árabes para crear los que denominarían una “cintura árabe”. Esta realidad de presión nacional y de racismo institucionalizado contrasta con el discurso oficial de la pre-guerra donde se presentaba al país como un gobierno progresista, respetuoso y en armonía con las minorías nacionales. (óp. cit)

A finales de la Primera guerra Mundial, en los acuerdos de la conferencia de paz en Paris en el 1919, la delegación kurda propuso una frontera que abarcaban la casi totalidad del territorio actual. Sin embargo, las potencias vencedoras tenían otros planes para la región. El desmembramiento del Imperio Otomano, derrotado en el conflicto, hizo que los antiguos territorios fueran repartidos entre las potencias vencedoras. Los ingleses y franceses se distribuyeron sendos protectorados casi trazados con regla ignorando las aspiraciones nacionales de varios grupos que se encontraron divididos a lo largo de estas fronteras artificiales. En ese entonces, la principal potencia imperialista del globo era el Reino Unido, con un vasto imperio colonial en todos los continentes. La marina de guerra y la marina mercante controlaban prácticamente todas las rutas. El control del canal de Suez les proporcionaba también una ventaja estratégica para la nueva fuente de energía, el petróleo y sus derivados que remplazarían progresivamente al carbón y el vapor.

La revolución bolchevique también jugó un rol importante en la modificación de las relaciones de fuerza. La proclamación de las repúblicas socialistas soviéticas que le dio, en la época de 1917 hasta el golpe thermidoriano de Stalin, una autonomía y libertades sin precedentes a todos los grupos étnicos anteriormente oprimidos por el régimen zarista y posteriormente por el estalinismo.

El caso más grave con respecto a la cuestión kurda por parte del estalinismo, fue la traición efectuada apenas terminada la segunda guerra mundial.  Con la proclamación en 1946 de la Republica de Mahabad en Irán, la cual duró solo diez meses. Sus dirigentes fueron ahorcados y el general Mustafá Barzani, ministro de la defensa del efímero estado, huyó hacia la URSS con algunas de sus tropas. Durante la segunda guerra, soviéticos y británicos ocuparon Irán en virtud del aprovisionamiento de recursos energéticos durante el conflicto.  La ola que siguió luego del aplastamiento del nazismo en Europa también tuvo su eco en la región. El gobierno Popular del  Azerbaiyán del Sur fue proclamado en 1945. La política de status quo del estalinismo, pactada en el marco de la ONU, le negó esta vez la posibilidad a los kurdos de constituir su primer estado nacional. Stalin justificó la represión ejercida por el gobierno iraní al afirmar que “la continuidad de la resistencia armada (de los kurdos y azeríes NDLR) es inoportuna y desventajosa” (Russia Beyond 4/09/2019)

Barzani regresó a Iraq para en el año 1970 retomar la lucha armada contra el gobierno iraquí apoyado por Teherán y Washington, los que cinco años más tarde lo dejarían caer.  Es decir que las experiencias de los kurdos con el “apoyo” a su causa por parte de las potencias imperialista o regionales han siempre terminado en lo mismo.

La sombra del regreso del régimen de Al Asad

El retiro de las tropas yanquis ha favorecido el rol de gendarme y mediador de los rusos.

Putin y Erdogan han cerrado tratados comerciales y militares de gran envergadura. Por otro lado, el rol de aliado militar en el terreno de los rusos, lo hace ser el principal sostén del régimen asesino del El Asad. La intervención rusa, entre otros aspectos, ha servido para inclinar la balanza en la relación de fuerzas hacia el régimen de Damasco.

En este sentido, la táctica del gobierno de Trump ha sido la de favorecer una operación de limpieza por parte de las tropas turcas como la de la ciudad de Afrin, donde ninguna potencia levantó un dedo, mientras que la dirección de YPG negocia con el régimen sirio su regreso y posterior control de este bastión que ha logrado construir una forma autónoma de gobierno. Esto no fue logrado por las buenas, sino más bien fue el fruto de la derrota de Daesch, quienes también buscaban su aniquilación.

La hipocresía de la UE

Los gobiernos de la UE derraman ahora lágrimas de cocodrilo sobre la suerte de los kurdos. Sin embargo, no logran ponerse siquiera de acuerdo para un embargo de armas, que a la postre sería algo menos que simbólico, puesto que en el pasado no se han sonrojado siquiera por la venta de armas al régimen de Ankara. En el contexto de una derechización del discurso de los gobiernos de la Unión en contra de los derechos de los migrantes, la amenaza de Erdogan de abrir las fronteras a los millones de refugiados que se encuentran hacinados hace que reculen y acepten salvo con notas al pie de página la intervención.

Por el derecho a la autodeterminación del pueblo kurdo

Desde el PSOCA llamamos a sostener la lucha del pueblo kurdo por su liberación. Las direcciones de las organizaciones nacionalistas han mostrado un camino equivocado que a la postre costará la sangre de miles de personas. La confianza en las diferentes potencias imperiales no ha dejado nada. La única vía de la autodefensa del Kurdistán será por la independencia política de sus dirigentes con respecto al imperialismo y por la más amplia democracia en las bases.

La movilización y lucha de toda la comunidad kurda y las organizaciones anti imperialistas se impone como una tarea urgente para tratar de revertir la suerte del pueblo kurdo y de la revolución siria.