Europa

 

Por Antonio Renard

El gobierno de Macron, aculado por las movilizaciones monstruo a lo largo y ancho del territorio francés anunció este martes la moratoria sobre los impuestos de los carburantes, la electricidad y otras medidas impopulares tomadas por esta administración.

El primer ministro Edouard Philippe por medio de una conferencia de prensa en cadena nacional intentó convencer al conjunto de población que esta moratoria era suficiente para echar abajo el movimiento. Sin embargo, lejos de convencer sembró más inconformidad y bronca. Toda la violencia verbal e institucional del macronismo en contra de los trabajadores y el pueblo ha tenido un efecto detonador en la reacción de los chalecos amarillos.

Cabe recordar las expresiones del presidente cuando cuestionó el monto de los subsidios sociales, el cual estimó como un “platal” casi desperdiciado. Durante la campaña electoral, al ser cuestionado por un grupo de obreros espetó que “había que merecer vestir un traje entero” como los que el viste de 3 mil euros. A un desempleado que le llegó a exponer su situación le dijo que “era solo de atravesar la calle” para conseguir un empleo. Luego de esas salidas peyorativas, el primero de mayo, un personaje oscuro parte de su círculo cercano, Ben Allah participó sin estar autorizado, puesto que no es miembro de la policía, en la represión de manifestantes luego de las protestas del primero de mayo golpeando a diestra y siniestra a jóvenes sin motivo alguno.

Al día de hoy, los bloqueos continúan y no han mermado. El sábado la convocatoria para manifestar en París se mantiene viento en popa.

Los estudiantes de secundaria entran a escena

Como medida de protesta contra la reforma del bachillerato, cerca de 180 colegios en toda Francia están bloqueados. En ciudades como Tolosa, los enfrentamientos entre estudiantes y la policía del régimen causaron varios heridos y la interrupción de todo el transporte urbano.

Esta movilización impulsada por uno de los sindicatos de estudiantes, ha sido también para converger con el movimiento de los chalecos amarillos. Los otros dos sindicatos estudiantiles han llamado a bloquear para este viernes todos los liceos del país y a participar en una importante movilización para el 6 de diciembre.

Los sindicatos universitarios de dos universidades de Paris también han hecho eco de las movilizaciones y llaman para unirse este sábado a la manifestación en Paris.

Otros sectores como los sindicatos de transporte terrestre llaman a una huelga indefinida a partir del domingo a las 10 de la noche. Esto quiere decir que cerca de 700 mil afiliados en todos los sectores del transporte terrestre, mudanzas, carga, remesas de dinero y otros se estarían sumando a este llamado.

En el recuento también entrarían los agricultores que expresan su rechazo a las políticas impulsadas por el gobierno, aun si dicen que no respaldan a los chalecos amarillos.

En varias ciudades se han dado situaciones de confraternización entre delegados sindicales y sectores de trabajadores sindicalizados que se unido a las manifestaciones de los chalecos amarillos.

La huelga general se impone

El gobierno de Macron se ha llevado ya varios golpes contundentes. Sin embargo para derrotarlo y exigir su renuncia se debe convocar a una huelga general, tal y como hace cincuenta años, en el mayo del 68, se provocó la renuncia del general de Gaulle.

Los partidos de izquierda, las centrales sindicales y todos los sectores obreros y populares deben de poner sus recursos para sostener este movimiento sin ambigüedades.

Esta lucha podría ser la decisiva para hacer cambiar el curso de las políticas neo liberales que han aplicado sin miramientos los empresarios, los banqueros y la UE.