Europa

 

Por Nicolás Le Brun

Justo en el momento en que las máscaras de los gobiernos denominados socialistas caen y que el aviso de nuevas y salvajes medidas de austeridad se abaten sobre las espaldas de los trabajadores europeos, una ola de luchas y de indignación recorre el continente, incubando el germen de nuevas acciones y protestas para enfrentar el avance de las burguesías nacionales, organizadas en la Comisión Europea y los diferentes organismos como el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.

Esta es la denominada troika de la austeridad que sacude los cimientos de una sociedad que ha gozado durante casi un siglo de importantes conquistas conseguidas por la lucha de los trabajadores, con muchos avances y retrocesos, derrotas y triunfos.

Una  huelga parcial con muchas respuestas atomizadas

La Confederación  Europea de Sindicatos hizo el llamado a esta jornada de protesta contra la austeridad aprovechando el momento de una de las recurrentes cumbres que ha servido para discutir y aprobar las medidas de ajuste en los diferentes países de la zona euro.

Sin embargo, el llamado fue timorato en la mayor parte de los países, salvo España y Portugal. En estos países hubo respuesta en la totalidad de los servicios, producto de la agobiante situación que han desatado  de las nuevas y rapaces medidas adoptadas por el gobierno de Rajoy, que siguen la línea de las realizadas por el gobierno anterior del PSOE.

Otros países como Italia y Grecia hicieron una jornada de protesta reducida a unas cuantas horas. En el resto de los países se convocó a manifestaciones en las principales ciudades, pero esta vez, a diferencia de la jornada del año 2010, la bronca provocó que muchos sectores de manera espontánea se hayan sumado a la huelga enteramente, a pesar de las directrices de las centrales sindicales de varios países.

Los partidos de izquierda tradicionales como el Frente de Izquierda en Francia, que obtuvo una importante votación en las pasadas elecciones legislativas y presidenciales, se contentó con anunciar la jornada y llamar a participar en las marchas. En ningún momento se diferenció de las centrales sindicales todopoderosas en este país, como la CGT, que no movilizó  ni llamó a la huelga general porque está preparando en conjunto con el gobierno de Hollande una concertación social para hacerle frente a la crisis. Una salida que lejos de producir algún beneficio para los trabajadores, traerá enormes beneficios para los patrones que empiezan a golpear la mesa y exigir más recortes a los programas sociales y menos cargas sociales para ellos con el pretexto de hacerse “más competitivos”.

El movimiento obrero calienta motores agobiado por la recesión y el desempleo

El panorama para el empleo no es nada halagüeño debido a la recesión que golpea la zona. Una recesión que empieza a provocar fisuras en todos los frentes, desde la burguesía hasta la clase trabajadora.

El cierre de varias industrias de peso también hace mella en sectores combativos como las siderurgias y otros menos combativos pero también fuertemente golpeados como la industria automovilística. Ésta ya afronta el cierre de varias de sus plantas en países de la metrópoli y los patrones empiezan a  trasladarlas a los países periféricos de la zona como la Republica Checa, Rumania y otros países de los antiguos estados obreros, donde la mano de obra cuesta un tercio de lo que cuesta en países como Francia, Bélgica y España.

Sin embargo los cierres no se han producido en frío. La respuesta de la clase trabajadora y de las comunidades afectadas no se ha hecho esperar. Todo esto mientras la burocracia sindical negocia con la patronal ridículos planes sociales, con los que la patronal pretende detener las movilizaciones y que reparten unas migajas para los afectados mientras que los patrones empiezan a obtener jugosas ganancias en las nuevas industrias relocalizadas. En la ciudad de Genk, los trabajadores de la fabrica Ford, en conjunto con los pobladores y organizaciones sindicales, partidos políticos dentro de los cuales figuran los partidos de la izquierda radical, organizaron una marcha el 11 de noviembre que agrupó cerca de veinte mil personas, calentando ya el ambiente para la protesta que se desarrollaría tres días después.

De igual manera, los trabajadores franceses del automóvil y del acero se han visto confrontados al cierre de importantes fábricas y centros de producción. La industria PSA, fabricantes de Peugeot y Citröen, acordó el cierre de su planta en la región de Bretaña, además del cierre de Arcelor-Mittal, dejando en la calle a miles de obreros.

En el caso de Bélgica, la respuesta a este movimiento de protesta del 14 noviembre fue seguida por sectores combativos como los ferrocarriles, los choferes de autobuses y los educadores de la región Walona y  de la región de Bruselas. En todos estos casos, las asambleas de base se pronunciaron por seguir el movimiento en forma activa a pesar de la orientación conciliadora de la dirección. No ha sido el caso de la región de Flandria, donde solo hubo algunas marchas de los delegados sindicales. Esto provocó importantes problemas de transporte en todo el país y en países vecinos que movilizan muchos pasajeros y mercaderías por este medio.

España encabeza la resistencia contra los planes de austeridad

Las movilizaciones en los llamados países del Sur de Europa, han sido las mayores. En el caso de España, los movilizados en la última jornada alcanzan más del 80% de los trabajadores de las empresas públicas y privadas. Esto representa un enorme logro a pesar de que en los últimos meses, de marzo a noviembre, la cantidad de españoles que han perdido su empleo se cifra en cerca de  seiscientos mil, una verdadera tragedia, a la que se suman la cantidad de desahucios judiciales a las que se han visto sometidas miles de miles de familias producto de los créditos inmobiliarios de rapiña y que ya han cobrado varias víctimas mortales, suicidios ligados a esta ola de expulsiones.

Hollande ofrece la zanahoria de la concertación

Mientras sirve con cuchara grande a los empresarios, que luego de haber golpeado la mesa han obtenido millonarias reducciones de las cotizaciones sociales, el gobierno que durante la campana electoral sedujo a las masas prometiendo no aumentar los impuestos a los trabajadores, ahora borra de un plumazo todo lo prometido. El aumento de la TVA y el olor a planes de austeridad en el futuro cercano no ofrecen ninguna garantía a los trabajadores franceses de ser exonerados de la crisis.

Mientras todo esto se prepara, las direcciones  de las centrales sindicales francesas se aprestan a entrar en una concertación social para según ellos relanzar la producción francesa. El gobierno ha entrado en una deriva nacionalista ofreciendo un chauvinismo delirante al vender la idea de que produciendo y consumiendo productos franceses, la crisis podrá ser remontada. El conjunto de la izquierda reformista, dentro de la cual figura el Frente de Izquierda de Jean Luc Melenchon, no alienta la huelga general, y en un lenguaje desteñido aboga por la “coordinación eficaz de las políticas económicas, incluyendo las dimensiones de solidaridad social y medidas concretas para con los pueblos con más dificultad. Negociación de un ´Contrato Social´ Europeo  para poner fin al dumping social entre estados. Plan de estímulo europeo para favorecer el crecimiento  sostenible y promover el empleo”.

Palabras más, palabras menos, el plan del Frente no se apunta al fin del pago de la deuda de los países más endeudados ni a la lucha contra los grandes especuladores financieros, ni aumentar los impuestos para los grandes empresarios. Todo esto se produce porque entran también dentro de la gran concertación que prepara el gobierno “socialista” del cual fue miembro en décadas pasadas.

Por un plan de lucha contra la austeridad

El tiempo de las declaraciones ha pasado desde hace mucho. Las familias que se ven confrontadas a la pobreza son más numerosas y el fantasma del desempleo deja de ser un cuento para convertirse en una realidad. Mientras todo esto pasa, las ganancias de los grandes patrones y de la banca no dejan de crecer y las inversiones en los paraísos fiscales para evadir los impuestos y otras maniobras financieras-especulativas no cesan. A la par de esto los grupos de la derecha no cesan en su campaña para hacer creer que la inmigración es la causante de todos los males y se aprestan a golpear. Además no dejan de crecer bajo el ala cómplice de los gobiernos y de los organismos de seguridad del estado.

Ante todo esto es necesario seguir preparando una verdadera huelga general europea que exija los siguientes puntos:

•        Moratoria indefinida del pago de la deuda pública. Alto a la especulación financiera. Juicio y castigo para los buitres especulativos.

•        Nacionalización sin indemnizaciones para los empresarios que cierren las empresas. Que las empresas abran sus libros para controlar sus cuentas en todos los países. Alto a los paraísos fiscales.

•        Aumento del salario mínimo conforme a la devaluación y pérdida del poder adquisitivo causada por el euro.

•        No al cierre y precarización de los servicios públicos. No al recorte de las subvenciones del Estado a la educación, la salud y a los desempleados.

•        No a la concertación social. Por un plan de movilizaciones que relance una gran huelga general en toda Europa. Por la unidad de todos los luchadores.