Por Oliverio Mejia

La visita de Nancy Pelosi, presidente de la cámara baja del Congreso de Estados Unidos y tercera en la línea de mando en ese país, quien aterrizó en Taiwán, ha ocasionado las alertas en el mundo por un nuevo posible conflicto mundial, enfrentándose directamente la República Popular de China y Estados Unidos.

Pese a que públicamente el gobierno de Joe Biden desaconsejo a Pelosi que visitara lo que Beijing considera una isla rebelde y que las agencias de inteligencia gringas también lo hicieran, lo cierto es que Pelosi llego a Taipéi (capital de Taiwán) en un avión de la fuerza área estadunidense y fue recibida por la primera ministra de la isla, Su Tseng-Chang, del Partido Democrático Progresista (PDP) abiertamente pro-independentista. Eso hizo reaccionar a la dirigencia china y a la burocracia del Partido Comunista China (PCCH) y al Ejército Popular de Liberación (EPL) realizando una serie de ejercicios militares y cortando los vínculos de cooperación con EU, ante esta clara provocación gringa.

Disputas territoriales

El ascenso político de China como potencia imperialista emergente después del giro capitalista de esta tras las reformas de Deng Xioaping en la década de los setenta, donde la burocracia del PCCH conformada tras la revolución socialista de 1959 y el gobierno de Mao Tse-tung, se convirtiera en una nueva burguesía, sin dejar el monopolio del poder como si paso en la URSS y en los países influenciados por esta, choca contra los intereses geopolíticos de Estados Unidos como potencia hegemónica imperialista y sus intereses en el pacífico.

En los últimos días se habían llevado ejercicios militares entre EU y Indonesia, esto en un contexto en que China despliega una serie de flotas pesqueras ilegales en el mar del Sur de China, ante la falta de una clara demarcación de los límites territoriales con una serie de países en el sur-oeste asiático y la creación de islotes artificiales para reclamar tales aguas, generando discrepancias con sus vecinos de la Asociación de Naciones del Sud-Oeste Asiático (ANSEAN).

Por otro lado, EU trata de mantener vínculos políticos y económicos con estas naciones ex colonias europeas que formaron parte de la órbita gringa en la guerra fría y otras como el mismo Vietnam que busca mantener un equilibrio entre ambas potencias. De esa forma Washington está preocupado,  por el establecimiento de una base militar china en Cambodia, la cual sería su segunda a nivel global comparada con EU que tiene varias en todo el orbe.

Rivalidad geopolítica

El ascenso imperialista chino está marcado,  además de esta política agresiva a sus vecinos, del mantenimiento de relaciones comerciales y políticas, por medio del establecimiento de la llamada Red de la Seda, una forma de expandir sus capitales, así como la inversión en estos países vecinos por medio de acuerdos de libre asociación. Esta emergencia china es para EU una amenaza a sus intereses, reflejada desde el gobierno de Barak Obama con el lanzamiento del pivote del pacifico y con Donald Trump en su guerra comercial con China, lo cual generó en la dirigencia china, el  ascenso de un  nacionalismo chino y que se marca en el control total de Xi Jinping al frente del Estado, gobierno y del PCCH.

EU mantiene dos estrategias para neutralizar el ascenso chino, uno la creación de estados centinelas con los países de la ANSEAN, a lo cual estos buscan mantenerse en equilibrio cada vez más inestable; y dos, revitalizar las alianzas militares de la época de la guerra fría, así  en 2021 junto a Australia y Reino Unido estableció la  denominada AUKUS, en el marco de lo que este país y recientemente la Organización del Tratado del Atlántico Norte refirió sobre China y Rusia,  como  rivales estratégicos; sin duda una forma de detener el ascenso chino y de mantener a estas potencias emergentes en una situación neo-colonial.

A tal alianza se incluyó recientemente Japón con el giro militarista del recién asesinado primer ministro Shinzo Abe y están en pláticas con Corea del Sur con el nuevo gobierno abiertamente derechista. Por otro lado buscan desplegar que India se incluya, la cual tienen una añeja rivalidad con China -aunque buenas relaciones con  Rusia- atenuándose levemente en el espacio de los BRICS, pero cada mayor a partir del espinoso tema de los límites fronterizos en la cordillera de los Himalaya y el apoyo cada vez mayor de China a su principal rival, Pakistán.

Otro ejemplo de la rivalidad interimperialista es el intento estadunidense a que China no desarrolle tecnología relacionado con los sectores de punta del capitalismo, la inteligencia artificial, industria aeroespacial y a la trasmisión de datos, a lo cual esta ha sido pionera en lo que respecta a la 5G y ahora busca conquistar la 6G. Pues, aunque aún China sigue dependiendo de los centros tradicionales tecnológicos occidentales en algunas áreas –por ejemplo en la fabricación de microchips- vitales para este tipo de tecnología y en el desarrollo del denominado know how, la nación asiática cada vez asume la vanguardia.

El conflicto sobre Taiwán

Ahora abordaremos el otro elemento que reaviva las rivalidades entre estas potencias, el tema de la Republica de Taiwán. Denominada anteriormente como Formosa, esta fue colonizada desde 1895 por Japón, existiendo una pequeña población nativa que hoy es cerca del 5 por ciento. Tras las revolución socialista de 1949 el Partido Nacionalista Chino (Kuomintang o KMT) rival del PCCH con el apoyo gringo, estableció una república capitalista en esta isla,  los comunistas aceptaron esto como una forma de reducir la rivalidad con EU.

Por la influencia gringa en el seno de la ONU,  Taiwán tuvo la representación de la nación china hasta 1971,  cuando es reconocida la RPCH  manteniendo un puesto en el Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas, tras los acuerdos entre Mao y Richard Nixon y la rivalidad entre Beijing y Moscú por la guía del campo socialista burocrático mundial. En la actualidad tan solo pequeñas naciones como Guatemala, Honduras y Paraguay en América Latina reconoce a Taipéi.

A partir de los acuerdos entre Mao y Nixon, EU asume una política de ambivalencia, reconociendo a Beijing en consonancia con el establecimiento de las grandes transnacionales gringas en la década de los 80s, ante la conversión de varias ciudades chinas en grandes plazas industriales para el capitalismo global y manteniendo una oficina en Taipéi de menor rango,  pero apoyando militarmente al ejército de esta isla ante cualquier posible invasión china. En esta isla al igual que en Corea de Sur , EU instala una dictadura militar la cual genera  una reforma agraria similar a la de esos países  para generar base social; pero en la década de los ochenta se realizaron  movilizaciones en pro de la democracia liberal, de eso surge el PDP con un programa social-liberal  fuertemente capitalista, a diferencia del antiguo partido gobernante el KMT que refleja la antigua burguesía que huyó de China continental y que paradójicamente es quien restablece los lazos con el PCCH,  el PDP por otro lado refleja una burguesía emergente que asume el discurso de la independencia de la isla.

Esto se explica que tanto China continental, como los territorios ex coloniales de Hong Kong y Macao, así como Taiwán son capitalistas, la diferencia que en la primera existe un capitalismo fuertemente influenciado por el Estado, producto de la revolución socialista de 1949. De tal forma que la dirección del PCCH en el gobierno de Deng Xiaoping, impulsara  el proyecto de una nación y dos sistemas.

Tal situación se ha mantenido aunque inestablemente en los últimos años, donde China completo su retorno al capitalismo como una nueva potencia que se resiste a ser nuevamente colonizada y una ideología que evoca los años de dominación colonial con razón,  como una época negra pero montano un nacionalismo cada vez más reaccionario; donde el interés de la burguesía burocrática continental, ya no está en ser solamente la fábrica de las trasnacionales capitalistas occidentales,  sino el de generar su propia industria y tecnología de cara construir una potencia,  que se enfrenta inevitablemente  a la supremacía occidental. De tal forma que entre Taiwán y China hay una serie de vasos comunicantes de industrias en ambos lados del estrecho y a lo cual el KMT refleja eso.

Un ejemplo de esto,  es el principal monopolio de fabricación de chips Taiwán Semi Conductor Manufactur Company (TSMC), de capital taiwanesa tiene sus principales plantas en el territorio continental, EU que pese a ser en un primer momento pionero en la  fabricación de chips, ese lugar ya hace tiempo que no lo es,  con los efectos respectivos para la industria y sobre todo para la de la defensa que implica. En ese sentido el país del norte ha intentado que TSMC instale una planta en Arizona así como renovar su propia industria, algo que China está logrando también.

Como dijimos Taiwán fue colonia desde finales del siglo XIX, posteriormente un satélite gringo apoyado ambivalentemente desde los acuerdos entre Nixon y Mao. Con la visita de Pelosi,  EU daña esta tradición política pero queda la duda si el establecimiento imperialista gringo quiere romper totalmente con eso. Así de parte de China se muestra una cada vez más  agresiva política exterior de romper con la línea de una nación y dos sistemas, como lo hemos visto con el movimiento democrático en Hong Kong, el cual después de la represión china asumió un tinte separatista y derechista.

Por ultimo esta un tema importante para las izquierdas y el marxismo mundial, el cual desde el establecimiento de la URSS ha sido fundamental,  como es el derecho democrático a la autodeterminación, pero el cual no siempre repercute en la creación un estado independiente,  en ese sentido está el tema de  la nacionalidad taiwanesa. Un paralelo a esto es el de la nacionalidad ucraniana, la cual existe y tuvo mayor despliegue en tiempo de la URSS, a lo cual Putin no reconoce y donde Zelensky como títere de la OTAN la pone en duda.

En Taiwán ¿existe como tal? Lo cierto es que la revolución de 1949 tuvo el logro de plantear la unificación nacional rota por el colonialismo europeo, ahora bien Taiwán existe desde esa fecha, generando un problema mayúsculo a la hora de establecer políticas, situación que sintetizaremos al  ultimo.

Escalada militar en medio de la crisis

La provocativa visita de Pelosi a Taiwán genero la reacción de la dirigencia china, así desde inicios de agosto el EPL movilizo tropas al sur-oeste chino, además inicio una serie de ejercicios militares en el estrecho de Formosa, por medio de buques y aviones de guerra que llegaron a sobrevolar el cielo de la isla, lanzando misiles sobre esta, llegando hasta  aguas territoriales japonesas, con lo cual Tokio hizo un protesta diplomática. Esto obviamente genero temor en la población taiwanesa y en el gobierno de ese país, a su vez el secretario de Estado gringo Antony Blinken y el jefe de la diplomacia europea, Joseph Borrel pidieron a China calma y calificaron las acciones de Beijing como extremas.

El peligro a otra guerra y que involucra a potencias directa o indirectamente genera preocupación en la población mundial, más cuando estas están cargadas de armas nucleares, no sabemos cuáles pueden ser los pasos a seguir por China; si solo fue un amague (en el momento de escribir este artículo los ejercicios siguen),  buscaran un invasión a la isla lo cual tendría las posibilidades de un enfrentamiento directo con EU o utilizarían una operación quirúrgica atacando las defensas militares de la isla, pero los escenarios están abiertos.

Esto en un contexto de crisis economía donde el FMI anuncia un magro crecimiento a nivel global provocado por el fenómeno de la inflación, un enfrentamiento entre China y EU llevaría al desfiladero la globalización, la cual resiente debido al estancamiento en las cadenas de valor mundial, afectados aún más por los cierres masivos en varias ciudades china por el COVID-19 que genero mucho descontento  y a la guerra de Ucrania. Así ambas potencias entrarían en una situación de mayor retroceso económico, en el caso de Estados Unidos ya está en recesión aunque los niveles de desempleo son bajos aun y en el caso de China, pese a que no ha sido aun golpeada con fuerza por el  entorno inflacionario mundial, sufre un sobreendeudamiento de la economía, una abierta burbuja inmobiliaria a lo cual muchos trabajadores chinos han tenido que entregar sus vivienda y recientemente, en la ciudad de Henan hubo  retención de parte de los ahorros de los usuarios bancarios generando fuertes protestas.

China asiste desde los años recientes a una verdadera movilización de los trabajadores de las industrias, así como a protestas de índole ambiental, a su vez EU está sumergido en una serie de huelgas obreras y ha aflorado como nunca antes el sindicalismo. Ambos países enfrentaran en los próximos meses importantes procesos políticos, en EU las elecciones de medio termino donde se renovara el Congreso a lo cual los republicanos pareciera que tomaran el control; y en el gigante asiático se acerca el nuevo congreso del PCCH a lo cual Xi Jinping espera renovar por un tercer mandato la jefatura en las más altas instancias chinas y con ello,  mantener el control sobre la burocracia del partido, a contrapelo de la línea de los sucesores de Mao que impusieron limites, tras los deriva burocrática de este en la revolución cultural en 1968.

Consideramos por nuestra parte que la nacionalidad china es una y nos oponemos a cualquier separación de esta, sin embargo es la clase trabajadora en ambos lados del estrecho quien debe luchar por la implantación de la democracia obrera y conquistar sus  derechos democráticos contra la burguesía burocrática del PCCH y  contra de la oligarquía capitalista taiwanesa.  Porque el ascenso de la clase obrera al poder en estos Estados capitalistas al igual que en todas las potencias mundiales, serian un avance para el socialismo a nivel global.